Ecos De Eos

El aire todavía vibraba con la energía que Axel había liberado. Las ruinas de la ciudad vieja parecían contener la respiración, como si incluso los edificios en su estado de colapso reconocieran el poder desatado. Sus amigos seguían inmóviles, con las miradas fijas en Axel. Kai fue el primero en reaccionar, deslizándose rápidamente hacia él con su ultra velocidad.

"¿Qué fue eso?" preguntó Kai, sus ojos cargados de asombro y una pizca de preocupación. "Axel, ¿qué acabas de hacer?"

Axel, respirando profundamente para calmarse, sintió un cosquilleo persistente en sus venas, como si la energía aún corriera por su cuerpo. Sabía que lo que acababa de experimentar no era algo normal, ni siquiera dentro del caos sobrenatural que el cometa había traído. Pero había algo más, algo ancestral y peligroso que lo envolvía.

"Lo que sea que haya sido," dijo Camila, aún mirando los restos congelados de la criatura, "nos salvó la vida." Su tono era firme, pero sus ojos reflejaban una mezcla de admiración y recelo.

Lucas, siempre el más tranquilo y reflexivo del grupo, observaba a Axel en silencio. Finalmente, dio un paso adelante. "Esto es nuevo, ¿no? No has usado estos poderes antes."

Axel asintió lentamente. "Es... más que eso. Durante unos segundos, sentí como si tuviera el control de todo a mi alrededor. No solo los elementos que ya manejo, sino algo más... algo mucho más grande."

Kai se cruzó de brazos, su mirada viajando entre Axel y el campo de batalla ahora en silencio. "Bueno, lo que sea, funcionó. Pero no podemos quedarnos aquí. Esa cosa—" señaló a la criatura congelada "—no es lo único que nos acecha. Zarkoc no tarda en enviar refuerzos cuando algo sale mal."

Axel asintió, recuperando su compostura. Aunque todavía sentía la poderosa conexión con la Chispa Karioli, también podía notar que el costo que la figura en su subconsciente había mencionado ya comenzaba a manifestarse. Su cuerpo estaba agotado, y cada fibra de su ser dolía. Aun así, sabía que no podían detenerse.

"Tenemos que seguir hacia la biblioteca," dijo Axel con voz firme. "Necesitamos respuestas sobre cómo detener a Zarkoc y a los Apátridas. Esto solo es el principio."

Lucas frunció el ceño. "¿Crees que habrá algo allí que pueda ayudarnos?"

"Si los rumores son ciertos," respondió Axel, "la biblioteca antigua tiene registros de las primeras civilizaciones de Solis. Incluso antes del impacto del cometa, los habitantes ya hablaban de un poder ancestral sellado en estas tierras. Si vamos a encontrar una forma de usar este poder contra los Apátridas, será allí."

Sin más palabras, el grupo retomó su marcha. A pesar de la devastación que los rodeaba, había una inquietud ominosa en el aire. Era como si el ambiente mismo esperara la próxima tormenta.

Kai, siempre el más impaciente, desapareció en un abrir y cerrar de ojos para explorar más adelante. En cuestión de segundos, volvió, frenando de golpe a pocos metros de los demás.

"El camino hacia la biblioteca está despejado, pero hay señales de que algo o alguien ha estado allí recientemente," informó. "Debemos movernos rápido."

Axel asintió. Cada paso hacia la biblioteca sentía como si el aire mismo se volviera más denso, cargado de una energía antigua que lo observaba desde todos los rincones. Esa sensación persistente de ser vigilado no lo abandonaba, y sabía que no era solo paranoia. Algo, o alguien, estaba esperando su llegada.

Finalmente, llegaron a las imponentes puertas de la biblioteca. A pesar de los siglos de abandono, el lugar conservaba una extraña majestuosidad. Grandes estatuas de figuras olvidadas flanqueaban la entrada, sus miradas de piedra apuntando hacia el horizonte como si vigilaran eternamente.

"Es aquí," murmuró Camila, observando la entrada con algo de inquietud. "Lo puedo sentir."

Lucas se adelantó, examinando los alrededores. "Es extraño que Zarkoc no haya enviado más de sus secuaces aquí. Este lugar parece importante."

"Lo sabe," dijo Axel con una confianza recién descubierta. "Zarkoc sabe lo que esconde esta biblioteca. Quizás piensa que aún no podemos usar lo que encontremos aquí... pero está equivocado."

Con un crujido pesado, las puertas de la biblioteca se abrieron lentamente. Un aire viciado y denso salió a su encuentro, lleno de polvo y el eco de voces perdidas en el tiempo. El interior era oscuro, pero a medida que entraban, Camila encendió una pequeña llama en la palma de su mano, iluminando el vasto salón de entrada.

Las paredes estaban cubiertas de inscripciones antiguas, en lenguas que ninguno de ellos reconocía. Grandes estantes de piedra se alzaban en la penumbra, repletos de libros que, a pesar de su antigüedad, parecían extrañamente bien conservados.

Lucas se acercó a uno de los estantes y sacó un libro grueso, con una cubierta de cuero desgastado. "Mira esto," dijo mientras lo hojeaba. "Está lleno de símbolos. Ninguno de nosotros puede leerlo, pero... parece importante."

Axel sintió que algo en el aire cambiaba, como si las paredes mismas comenzaran a susurrar. Su mirada se posó en el centro de la sala, donde una gran mesa de piedra yacía cubierta de polvo. En su superficie, un mapa antiguo estaba grabado, pero lo que llamó su atención fue una serie de marcas que parecían resaltar ciertos puntos.

"Este es un mapa de Solis," dijo Axel mientras se acercaba a la mesa. "Pero... no es como el Solis que conocemos. Estas marcas... podrían ser ubicaciones de algo."

"¿De qué?" preguntó Camila, acercándose también.

Axel pasó la mano sobre una de las marcas, una pequeña estrella grabada cerca del borde del mapa. "No lo sé, pero si Zarkoc sabe de esto, tal vez estas sean las claves para desbloquear el poder que él busca."

"Tenemos que ir a esos lugares," dijo Lucas, mirando a Axel. "No hay otra opción."

"Pero no sabemos qué encontraremos allí," intervino Kai, siempre el más precavido. "Y no sabemos cuánto tiempo nos queda antes de que Zarkoc se dé cuenta de lo que estamos haciendo."

Axel apretó los puños, sintiendo nuevamente la energía de la Chispa Karioli fluir por su cuerpo. Sabía que estaban caminando sobre un terreno peligroso, y que cada decisión que tomaran los acercaba más a una confrontación inevitable.

"Entonces no podemos perder tiempo," dijo Axel finalmente. "Debemos averiguar lo que los Apátridas planean."

Miró a sus compañeros, todos con miradas resueltas, pero también llenas de la incertidumbre que los rodeaba. Sabían que estaban jugando con fuerzas que ninguno de ellos comprendía del todo.

"Vamos," dijo Axel, su voz firme. "Tenemos un largo camino por delante."

Con eso, se dirigieron hacia la salida de la biblioteca, sabiendo que lo que había comenzado como una búsqueda de respuestas los estaba llevando directamente al corazón del conflicto con Zarkoc y los Apátridas. Y mientras Axel sentía el poder de la Chispa Karioli arremolinarse en su interior, también entendía que este viaje no solo definiría el destino de Solis, sino también el suyo.