Daniela es una joven madre soltera que vive con su madre. Una mañana llega a su puerta un hombre joven buscando a su madre. Su nombre es Enrique, un joven militar que ha venido a cumplir la promesa que le hizo a su mentor. En este breve encuentro, Daniela y Enrique sintieron una conexión con tan solo mirarse. ¿Acaso todo lo sucedido ha sido un capricho del destino para que ellos se conocieran y juntos poder sanar sus heridas del pasado?
NovelToon tiene autorización de Elizabhet Santos. para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo XVII ¿Que sucedió?
Daniela.
He pasado una gran vergüenza, cuando llegó Enrique cargando con el desayuno y jugo. Al preguntar si habíamos desayunado, por supuesto mi hijo, saltó y respondió que no. Sabía que iba a decir algo, pero solo me miró fijamente y mi madre intervino diciendo:
-Teniente, coloque eso aquí en la mesa.
Él asintió y coloco las bolsas donde mi madre indicaba.
-Bueno ya que está aquí desayunemos entonces, dice mi madre. Daniela había pensado ir primero a la escuela y luego desayunar, sin embargo, creo que es bueno hacerlo de una vez.
Daniela pon la mesa por favor mientras le sirvo un café al teniente, él, responde: -únicamente un café, yo si desayuné. Y volvió a mirarme la cara con una sonrisa burlona en el rostro.
Bueno, eso no me puede afligir así que tomé una bandeja grande, cuatro platos pequeños, cuatro vasos, saque las servilletas y me senté al lado de Joshua quien estaba vestido con un pantalón deportivo una franela y la chaqueta a juego con el pantalón, le coloque una servilleta en el cuello para que no se manche, ya que sé como le gustan las salsas.
Ya todos sentados, mi mamá me pregunta si quiero café a lo que respondí que sí. Abro las bolsas y voy sacando las empanadas que tienen escrito el relleno que contienen, y voy leyendo, pollo, carne, pescado, y jamón con queso, mi hijo pide de pollo, y acerco su plato y le sirvo dos, me levanto voy a la nevera y saco en una jarra cubitos de hielo y busco 4 cucharitas para servir la salsa, regreso a la mesa sirvo el hielo en los vasos y los lleno con el jugo, mi madre me da las gracias y me dice una de carne y una de pescado, tomo la pinza con cuidado y le sirvo, me sirvo dos de pescado.
Le digo: - usted teniente ¿de que sabor quiere? O va a despreciar desayunar con nosotros cuando usted sirvió la mesa.
Y le sostuve la mirada en forma retadora.
Sonrió y dijo:
- tienes razón déjame probar una de pescado a ver que tal.
Yo con mucha delicadeza tomé la pinza serví una de pescado en un extremo del plato y en el otro extremo coloqué una de pollo.
sonreí y comencé a comer, atendiendo prudentemente al niño, quien punto a favor del teniente, no le gustaba comer mucho, pero si tenía algún tipo de salsa se chupaba hasta el plato.
Mi madre comía divinamente sin darse cuenta de la pequeña guerra de miradas que sosteníamos entre Enrique y yo, toma la pinza y se sirve otra de carne y dice las de carne están muy buenas a lo que él asiente diciendo yo desayune de carne tienes razón.
Joshua y yo seguíamos comiendo, al ver que terminó la empanada de pescado, volteo y le digo ¿desea otra?. No, es suficiente, contesta.
A lo que replico es mala educación teniente dejar la comida servida, aún tiene una en el plato, y continuó retándolo con la mirada, vi como entre dientes respondió tiene razón.
Y siguió comiendo.
Al finalizar mis dos empanadas y el niño también le preguntó ¿quieres otra? Hijo responde si mami, de jamón con queso, la destapas y colocas mucha salsa, a lo que respondí con cuidado de no ensuciar tu ropa, si mami, pero me ayudas, me dice
- mi madre dijo estoy satisfecha y termino su jugo.
Aún quedaban muchas empanadas en la bandeja, opino que se excedió y lo manifesté, él respondió pensé que estaba el Señor Gilberto aquí y mi madre respondió se marchó muy temprano.
Hay que buscar una solución porque hoy nos vamos hasta el miércoles Dios mediante y no podemos dejar esto aquí.
Al escuchar esto Joshua dice tener una idea: y si las llevamos para mis alumnitos en la escuela.
Enrique levantó la mirada y me miró como pidiendo explicación, mi madre intervino, desde pequeño le dice así a sus compañeros porque Daniela los llama así, él sonrió y dijo que es buena idea y chocan las manos, solo que no son suficientes dijo
- creo que son 12 y si alcanzan para mi salón grita emocionado después de terminar de contar el niño, ahora si vámonos y se levanta corriendo de la mesa.
- aún no, debes lavarte los dientes. Le digo .y corre hacia la habitación.
Coloco todo en una taza con tapa y saco un refresco grande de la nevera y digo Madre en una hora estamos aquí, revisa todo, lleva en una lonchera los panes que preparaste para el desayuno, harán falta por el camino, el viaje es largo; ella dice:
- teniente en esa puerta hay un baño si necesita- indicándole también con el dedo.
ok bien, gracias.
camina hacia el sitio, yo tomé la taza y el refresco y camino hacia la sala entró a mi habitación ya Joshua está listo, entro al baño, lavo mis dientes y me coloco un poco de perfume.
Cuando salgo ya el niño va caminando hacia la calle con Enrique y llevan la taza con el refresco y el morral de Joshua, abre la reja lo deja salir, quita el seguro del auto y abre la puerta del copiloto y lo ayuda a subir, yo camino despacio detrás.
Abro la puerta en la parte de atrás y subo, cierro y él me observa por el espejo retrovisor, inclinó la cabeza y comienzo a revisar algo imaginario en mi bolso; enciende el auto y vamos rumbo a la escuela, va conversando con el niño, escucho cuando pregunta que te gusta hacer, el niño responde me gusta jugar con mi tablet, ver mis comiquitas, juego con mis amigos y me gusta andar en bicicleta, pero mi mamá no me deja salir, y no te gustan los animales pregunta.
-¿cómo mascotas? Dice el niño,
-si algo así como los caballos por ejemplo,
no he visto uno en persona.
- lo que saca una sonrisa y al levantar la mirada me encuentro con sus ojos por el espejo retrovisor.
Así continúa hablando que al sitio donde vamos hay muchos lugares que él conoce que le van a encantar y si desea aprender a montar caballos él lo puede enseñar.
Al llegar a la escuela, estaciona y al quitar el seguro yo abro y bajo rápidamente, abro la puerta del niño y lo ayudo a bajar agarró la taza y el refresco y le pasó el morral, cuando vamos a cerrar la puerta Joshua voltea y le dice:
-acompáñame para que conozcas a mis alumnos ellos son tus amigos también.
pues no esperó dos pedidos, en el acto abrió la puerta y salió detrás de nosotros, yo caminé más rápido quería adelantarme a ellos, el portero abrió la puerta y me saludó con los buenos días, respondí amablemente y con una sonrisa como siempre, mire de reojo y el niño venía de la mano con Enrique, entré en el primer salón y allí estaba la maestra de Joshua le entregué la taza con las empanadas y el refresco y le dije ya te explicó, debo hablar con el director, ya estaba saliendo cuando ellos entraban, camino hasta la oficina del director al llegar el amable me saluda, me siento y explicó todo, aunque ya está al tanto, mi madre conversó anoche con él; ya la suplente estaba ahí, le hice entrega de la planificación y me despedí dando las gracias hasta el jueves.
Me dirijo hasta el salón de Joshua y me encuentro con una escena impresionante, Enrique escribía en el cuaderno del niño las indicaciones de la maestra con el niño parado a su lado, entro y pregunto lo que sucede y la maestra se levanta más embobada que nunca, maestra, me dice, solo ahorrábamos tiempo, como van a viajar. La interrumpo y digo: - allí están los compromisos del niño. Tomo el cuaderno y leo, ¿esto es todo? Preguntó. Levantando mi cara y la veo a los ojos, esta roja y me dice que sí.
Contesto:
- perfecto, en la taza vienen 12 empanadas con un refresco para los niños, puedes guardar el envase en la cocina cuando regrese lo busco.
Me despido al igual que Joshua y veo como Enrique le sonríe y se despide le da un beso en la mejilla y le dice:
-Te repico para que guardes mi número.
¿What? Me digo mentalmente que pasó aquí.