Adriano Mancini, un mafioso de Sicilia, dueño de varios casinos, frío y despiadado, le hará una propuesta a Alice, una bella joven que acaba de entrar en uno de sus casinos para ayudar a su hermano que ha contraído una elevada deuda de juego.
Alice tendrá que elegir, o firma el contrato de matrimonio, o su único hermano muere.
El sueño de Adriano es ser padre, pero quiere una mujer pura, que dé a luz a su hijo, con un pasado que no le gusta recordar, se niega a volver a amar a una mujer, pero será imposible luchar contra el amor que sentirá por Alice, su esposa por contrato.
Una historia de amor de un gángster con un corazón tan frío como el hielo, que acabará derritiéndose por su mujer que para él, sólo era un contrato.
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Quiero...
Adriano se pone unos pantalones y un chándal y sale al balcón, sentándose al lado de Alice.
-¿Qué soy para ti, Adriano? Si era para quitarme la virginidad, ya lo has hecho, entonces puedes dejarme ir -dijo ella mirándole con lágrimas en la cara.
-Ese no era mi plan, Alice, sólo quería que tuvieras un bebé, quiero ser padre.
Adriano se acercó a Alice tocándole la cara y ella se levantó diciendo:
-Así que pensaste que sería un vientre de alquiler, pensaste que después de tener el bebé me desecharías como a cualquier otro, ¿qué tienes en el lugar de tu corazón? ¿Qué clase de monstruo quieres ser, Adriano?
-No quiero perderte, Alice, quiero cambiar, pero soy débil, no me gusta el hombre en el que me he convertido.
-Oh Dios mío, no era suficiente con estar borracho, ahora estás llorando- dijo en voz baja.
Alice sintió una opresión en el pecho, le daba pena Adriano, él sólo quería ser amado y eso la confundía, no quería sentir nada por él, pero estaba allí indefenso, llorando, y eso la angustiaba, así que dijo:
-Adriano, tienes un padre, una madre, tu hermano y tu abuela, te quieren.
-Y tú, Alice, te quiero, quiero que me ames, si quieres un príncipe en un caballo blanco, yo seré ese hombre, sólo no me dejes, Alice, no me traiciones, sólo ámame -le dijo, suplicándole.
Ver a un hombre tan viril, fuerte y mafioso, fragmentándose frente a ella, le hizo darse cuenta de que los príncipes azules son sólo una ficción, los hombres de verdad que muestran lo que quieren y luchan por el amor, esos sí valen la pena.
-No quiero que cambies lo que eres para complacerme, Adriano, sólo sé tú, quiero amar a un hombre que es él mismo, por muy diferente que sea de un príncipe, estoy aquí contigo, ¿no?
Adriano, que la sujetaba por la cintura, la besa y luego los dos se van a la cama y él dice:
-Me gusta...
-¿Qué te gusta? -preguntó.
Adriano soltó, estaba bastante borracho, Alice sonríe y se dice a sí misma:
-Espero que mañana te acuerdes de lo que has hecho hoy, o tal vez deba hacerte beber más.
Alice se preguntaba qué quería, Adriano quería un hijo, pero ella no se sentía preparada para ser madre, tenía mucho miedo, había un secreto que ocultaba a todo el mundo y esto podía cambiarlo todo, incluso el interés de Adriano por ella.
Lo miró fijamente durante unos minutos y luego acabó durmiendo.
A la mañana siguiente Adriano se despierta con un fuerte dolor de cabeza, mira hacia el lado de la cama y Alice no estaba allí, se ducha, se prepara y baja, sus padres, su abuela y su hermano estaban en la mesa, desayunando con Alice, todos lo miran.
-¡Buenos días! -exclamó Adriano.
-¿Cómo te sientes hijo? -preguntó Anna.
-Tengo dolor de cabeza, pero estaré bien- besó a su madre en la frente.
Adriano besó la frente de su abuela y luego besó a Alice y le dijo:
-Buenos días mi amor, gracias por lo de ayer.
Alice se sonroja y todos se sorprenden.
-Creo que te han dado una bebida muy fuerte, te has despertado de forma diferente, dijo Adriano-Lorenzo, sonriendo.
-Habla suavemente Lorenzo -habló Adriano tocando su cabeza.
Alice se levantó y buscó una medicina para Adriano, entregándosela con un vaso de agua.
-Sabes, Adriano, espero que no pierdas a Alice, es una mujer maravillosa, fue la que nos preparó el desayuno, me gusta mucho, así que no te metas en líos, si no, no te defenderé, ya tengo un bando que tomar y no será el tuyo -intervino Bernadette.
-Mawma, soy tu nieto, pero no te preocupes que no voy a hacer nada, Alice se merece todo mi respeto y cariño, por eso quiero decirles algo a todos-dijo.
-No hace falta, intervino Adriano-Alice.
-Sí, lo haces Alice, no quiero empezar una nueva vida contigo, escondiéndome de mi familia nada.
-Sí, puedes decir toda la verdad, sabes muy bien que no nos gustan las mentiras -intervino Bernadette.
-Me casé con Alice por contrato, sólo se casó conmigo para que no matara a su hermano, que debía una alta cantidad en uno de mis casinos -intervino Adriano.
Alice bajó la cabeza, avergonzada, y todos la miraron con incredulidad.
Adriano va a la oficina y coge el contrato y empieza a romperlo delante de su familia y de Alice y dice:
-Eres una mujer libre Alice, no voy a matar a tu hermano, él pagará su deuda trabajando en el casino y todo lo que le di, incluyendo las acciones de la empresa donde trabaja, son tuyas, hoy te doy dos opciones, puedes salir por esa puerta o seguir siendo mi esposa, ¿qué decides?
Sigue...
