Ciel Levallois es solo una extra en una historia de romance de fantasía, en la cual ella y su familia pierden la vida cuando su hermana tontamente cae en las mentiras del villano.
Pero ahora, una nueva alma ha renacido en Ciel y ella no esta dispuesta a morir por culpa de su hermana, así que para cambiar ese destino, ella decide tomar el lugar de su hermana y casarse con el gran general del reino, el duque Aleksander Ronchembert, conocido como "la bestia", por ser un guerrero despiadado contra sus enemigos. ¿Podrá Ciel escapar de su destino?
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Capítulo 16.
Después de tanto pensar, decidieron tomar una ruta diferente, aunque esta les llevará más tiempo, ya que consiste en rodear un área montañosa que los llevará al camino principal hacia el sur. El camino que tomaron era un territorio al que esas criaturas no suelen acercarse, debido a que crece una especie de árboles cuyas flores detestan, o más bien, detestan el olor de dicha flor.
Ciel estaba interesada en aquella información y necesita informarse más sobre dichas criaturas, hasta ahora, sabe que le temen al fuego hecho con mana y el olor de una flor. ¿Que más necesita saber de esas cosas? Cuando lleguen al sur buscará libros con más información y tal vez si el olor de esa flor no es horrible para los humanos, incluso podría hacer fragancias que pueden usar los viajeros para aullentar a los insectos.
Ciel mira por la ventanilla, ya que el carruaje iba un poco sacudido y es que pese a que había un camino por esa ruta, pero tenía una que otra piedra pese a que era una ruta muy usada por los comerciantes. Al menos, el paisaje era lindo y tranquilo, sin temer a que aparezca uno de esos bichos mutantes.
— ¿saldremos de este lugar antes del anochecer?— pregunta con curiosidad.
— no, tendremos que acampar, la ruta es larga.— responde Aleksander, pues este iba con ella en el carruaje.
Y así, el viaje continuo con normalidad, durante el día descansaban una vez y seguían hasta que caía la noche. Pasaron cerca de cuatro días y noches, pero finalmente, tras un largo camino por las montañas, habían llegado al Ducado Ronchembert, el enorme territorio del gran duque, el cual incluso podría parecer un reino.
La brisa fría no se hizo esperar, el invierno ya estaba presente y las primeras nevadas habían empezado a caer. Conforme avanzan por el camino, se ven algunas granjas, las cuales son parte del Ducado y finalmente llegan al pueblo principal donde en medio de este se alza un antiguo castillo, la residencia del gran duque.
Ciel observa por la ventanilla todo el trayecto, la gente del pueblo se ve emocionada al ver llegar a las tropas. Aleksander le cuenta a Ciel, que algunas familias del pueblo son refugiados del reino enemigo, aquel que perdió la guerra. Esa gente busco refugio en el Ducado, porque el reino se fue a la ruina y los nobles comenzaron a aprovecharse de los plebeyos. Por supuesto, con aprobación del rey, el padre de Dylan, esas familias han podido iniciar una nueva vida en el Ducado.
— ¿como pueden llamar bestia a un hombre de buen corazón?— se pregunta así misma en un susurro.
Aleksander escucha sus palabras, pero no dice nada. Al llegar a las rejas del palacio, estas se abren y en la puerta principal, ya los sirvientes y doncellas esperan a su lord. Aleksander baja del carruaje sujetando la mano de Ciel para ayudarla a bajar, por supuesto, la presencia de la joven sorprende de los sirvientes. Aleksander sin soltar su mano se acerca al mayordomo.
— Burak, ella es Ciel Levallois de Ronchembert, mi esposa, la señora de este y todo el Ducado.— anuncia Aleksander.
Ante esto, todos quedan impactados ante tal noticia. Las doncellas murmuran entre sí, jamás imaginaron que su amo volvería ya con una esposa, además la joven era hermosa y bien vestida, quizás era una noble arrogante, lo cual esperaban que no sea así, ya que su señor nunca lo ha sido.
— felicidades por su matrimonio su excelencia, mi señora, soy Burak, el mayordomo del castillo y jefe de todos los sirvientes. Sea bienvenida a este humilde castillo.— Burak, hace una reverencia.
— gracias señor Burak, como la Duquesa, espero aprender mucho de usted.— Ciel hace una reverencia ante el mayordomo.
Esto por supuesto impresiona a todos, ¿una noble mostrando respeto a un sirviente?, no es algo que se vea mucho. Burak sonríe ante la acción de la joven y les pide a Aleksander y Ciel seguirlo, mientras los otros sirvientes se encargan de bajar las maletas.
Por otro lado, Dylan quien aun estaba en su caballo, se cruza de brazos haciendo un puchero, el desgraciado de su primo se olvido de él y solo le presto atención a su esposa.
— bien dicen que una mujer separa amistades.— se queja.
Los caballeros que le escuchan solo se miran entre si con una leve sonrisa, ya saben que el príncipe suele actuar de esa forma. Dylan se apresura a dentro del castillo, estirando los brazos hacía arriba mientras pide le den una habitación y le preparen un baño, porque el viaje ha sido cansado y quiere relajarse.
Por ahora, Aleksander y Ciel también han subido a su habitación para descansar, Burak le informa al Duque que su habitación estaba lista, pero como no sabían que volvería ya estando casado, la habitación destinada a la Duquesa no estaba preparada, pero por ahora, pueden darle una de huéspedes y mañana los sirvientes tendrán la habitación lista para que ella lo ocupe.
—¿que?, ¿dormiremos separados? Como matrimonio a punto de divorciarse.— mira a Aleksander.
Burak no esperaba escuchar esa queja y su rostro de sorpresa lo dice todo, al igual que los sirvientes que les seguían de con sus equipajes. Aleksander dejo escapar un suspiro.
— el equipaje de la Duquesa, que lo dejen en mi habitación.— ordena Aleksander.
— bien, así me gusta.— responde Ciel.
Los sirvientes siguen a Burak quien abre las puertas de la habitación del duque, para que dejen los equipajes en un sitio donde no estorbe, ya mañana, las doncellas se encargarán de organizar todo. Ciel espera que los sirvientes salgan y Burak se despide deseándoles un buen descanso. Ciel entra a la habitación, era espaciosa, con su propia sala, un pequeño comedor cerca de la ventana, una gran cama con dosel y un balcón. Era la habitación soñada para cualquier pareja casada.
— la destinada a la Duquesa también es amplia como esta.— comenta Aleksander.
— no entiendo porque debe ser una habitación separada, si estamos casados.— Ciel se quita los zapatos y se deja caer en la cama con los brazos extendidos. Finalmente dormirá en una cama cómoda.
Incluso ha visto que sus padres también tienen su propia habitación y durante el tiempo que estuvo en esa casa cuando reencarno, solo dos veces al mes compartían la habitación, siendo esto lo acordado para cumplir sus deberes maritales, lo cual le parecía extraño ya que sus padres parecen quererse de verdad. La vida de un noble es complicada, quizás debió casarse con un granjero, sería divertido trabajar en el campo, en especial en un mundo donde la naturaleza es más prospera.
Sin darse cuenta, se había quedado dormida en esa posición y como Aleksander se había metido al baño. Al salir la encontró dormida profundamente, así que apoya las rodillas sobre la cama quedando encima de la joven y se inclina para observarla más de cerca. Pasa su mano sobre la mejilla de la joven, quien solo hace un pequeño gesto y ladea la cabeza. Aleksander sonríe levemente por aquella reacción y aprovechando que ella ha dejado expuesto su cuello se acerca besando esa zona siendo solo un leve roce de sus labios.
— descansa, porque las próximas noches no te dejaré descansar tan fácilmente...— susurra suavemente.
Dejo escapar un suspiro, el aroma de la joven era irresistible, desde que se casaron, ha venido aguantando el no tocarla, pero, ahora que han llegado al castillo, esa mujer será suya finalmente.
Ciel abrió los ojos repentinamente y se sentó, notando que aun llevaba el vestido puesto y la habitación estaba apenas iluminado por la luz de la luna, era bueno tener ventanas tan grandes. Miro a su lado y Aleksander estaba dormido, así que se acomodó nuevamente, para tratar de dormir de nuevo.
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Por otro en Khalix, Avery estaba desesperada, desde la boda de Ciel, no ha visto al segundo príncipe y éste no se ha comunicado con ella. Ha ido a todos los eventos sociales, pero no se ha podido acercar a él. No comprendía porque de un momento a otro, Darrell había dejado de hablar con ella, antes en cada fiesta o reunión siempre estaba cerca de ella.
Esa noche, había ido a una fiesta en el palacio, esta era una fiesta de cumpleaños para la princesa Amarissa, por supuesto los Levallois habían sido invitados. Avery puede ver a Darrell acompañado de la reina y aunque quiso acercarse los guardias lo impidieron.
"Solo mirara, tan desesperada."
"Seguramente el segundo príncipe ya obtuvo de ella lo que quería."
"Ella se creía tan especial y solo es una más de las zorras del príncipe Darrell."
"Que vergüenza para los Levallois que la hija mayor se preste a esas cosas."
"Esta desesperada por casarse, ya que incluso su hermana menor se caso antes que ella."
"Y la muy ingenua creyó que el segundo príncipe se casaría con ella, que tonta."
"Que tonta, ahora, solo es una más en la cama del segundo príncipe."
Las chicas seguían hablando mientras se reían de Avery, ella quien estaba tras las cortinas del balcón, pudo escuchar todo y sus ojos ya amenazaban con derramar lágrimas. Pero no, el segundo príncipe no sería tan cruel, él debe de tener sus razones sus razones para no hablarle, tal vez la reina lo obliga a alejarse de ella, pero ya verán esas arpías, se quedarán sin habla cuando la vean siendo la esposa del segundo príncipe.
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