Ella lo ama a pesar del a gran diferencia de edad.
Él solo la ve como su hermanita menor.
¿Podrá triunfar el amor?
Para quienes han leído Rosas Amarillas esta es la historia de Cameron y Lizet desde que la llama creció en el corazón de una pequeña adolescente.
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Utopia
Lizet gozo de ver a las niñas dormir, luego bajo y ceno. Aunque se había negado, para no molestar al personal Pierre insistió e hizo preparar sus alimentos favoritos.
Conversaron con la feliz pareja, mientras Cameron no dejaba de verla con devoción, en algunos temas el aporto sus opiniones, pero Lizet solo le regalaba una sonrisa de cortesía y seguía hablando con Lion o Alma.
Definitivamente para Cameron fue una situación incómoda y difícil, pero sabía que se lo merecía.
-Sera un largo día para ti- Alma abrazo a su esposo y observo como delicadamente su cuñada cruzaba las piernas ante los ojos hambrientos de su amigo. Aunque llevaba pantalón, era tan ajustado que sus piernas largas se veían naturalmente sensuales.
-No importa valió la pena el viaje. Lizet sonrió mientras su mano izquierda jugo con su largo cabello hasta acomodarlo.
-¿Es muy importante la campaña?- Cameron trato de que sus ojos dejaran de recorrer el cuerpo sexi que estaba cómodamente ubicado a unos paso de él, y se enfocó en ese par de esmeraldas que se dirigieron a él por unos pocos segundos.
-Sí, lo es- fue lo único que salieron de sus labios, sus ojos se clavaron en los ojos de Cameron fríamente.
Lion noto la tensión de estos dos, pero si mal no recordaba, Cameron no había ido al aeropuerto y Lulú tendía a ser terca y caprichosa, por lo que no quiso meterse, estos dos siempre arreglaban sus diferencias.
-Te quedaras a dormir, ya le pedí a Pierre que prepare el cuarto- Aseguro el hermano mayor, entusiasmado.
- No\, no\, no iré al hotel\, en pocas horas debo tomar el vuelo a Milán; preferiría quedarme allí.
-Cielo tus padres querrán verte- afirmo Alma.
-Lizet sonrió- ellos viajarán en unos días, acorde con ellos, no te preocupes-
-Vamos hermanita, quédate un día mas- Lion rogo haciendo puchero.
Cameron imploraba porque su amigo lograra convencerla.
- No puedo\, pero prometo en cuanto pueda desocuparme volveré. Ok-
Lizet se puso de pie y como un resorte lo hizo Cameron.
-Te llevare- hablo desesperado y Alma miro el suelo apretando sus labios para no reír.
-No hace falta, llamare al chofer de la agencia, en minutos estará aquí. Su voz salió firme, sin rastros del caos que sufría por dentro.
Tomo el celular, pero las grandes manos de Cameron la detuvieron.
-Dije que te llevare- sus ojos se encontraron, Lizet sintió como su corazón se agitaba y su garganta se secaba, detesto ser tan débil.
Cameron estaba igual, no quería soltarla, no esta vez, la extraño demasiado.
Ella retiro sus manos apresuradamente y acepto la oferta, Cameron no pudo contenerse más y una gran sonrisa se dibujó en sus labios.
Luego de despedirse y rogar a Lion que la soltara, tomo coraje y subió al deportivo azul de Cameron.
El viaje fue silencioso, Lizet observo a través del cristal casi todo el trayecto. Trato de controlar su respiración, sentir la colonia de aquel hombre que movilizaba cada una de sus células, hacia difícil mantener la distancia.
- ¿Te gusta vivir en Italia? Preguntó con el afán de romper el incómodo silencio.
-Si- las manos frías apretaron más fuerte la correa del pequeño bolso- Su plan no había funcionado, todo salió al revés, la idea era llegar por la noche a ver a las niñas, por esto solicito el avión privado de la Señora Müller, así evitaría verlo. Pero al parecer el destino se empeñaba en ponerlo frente a ella. No solo lo vio, ahora debía compartir tiempo a solas.
Agradecía en su corazón que estaba acercándose al hotel, no sabía cuánto más podría aguantar sin gritarle lo molesta y dolida que estaba con él.
Aun así se juró que lo dejaría todo atrás, haría lo que una vez Alma le dijo, tener el valor de amarse por sobre aquel hombre.
-Lizet. Cameron la llamo cuando el coche se detuvo frente al lujoso hotel.
Ella volvió su rostro para encontrarse con el de él.
-Lamento mucho como me comporté, no debí decirte aquellas palabras, no debí… Lizet lo interrumpió,
-Tenías razón- dejo salir con frialdad, aunque su cuerpo agonizaba por abrazarlo. - Cameron abrió sus ojos negros incrédulo.
-Hiciste bien en alejarte, era una adolescente caprichosa- aquellas últimas palabras fueron dagas en el pecho de Cameron, pues él solo las dijo aquella vez, para marcar la distancia
-Estos meses me sirvieron para darme cuenta que debía enfocarme en mi carrera y dejar de perseguir utopías. - Lizet tomo la puerta para huir de allí, pero Cameron no la dejo.
-Pequeña, por favor, sé que está enojada conmigo, el inmaduro fui yo, debía…Pero Lulú no lo dejo continuar
- Debías ser un hermano ejemplar. Sonrió arrogante negando\, estaba tan enojada\, que no podía continuar allí.
Cameron trato de descifrar esa mirada, ya no era la misma, esa bella mujer dejo de verlo con devoción y eso lo desesperó.
-No te preocupes Cameron, dejaste claro tus sentimientos hacia mí y lo entendí, ahora debo irme, estoy cansada y me esperan muchas horas de vuelo. Rápidamente se acercó y dejo un ligero beso sobre la comisura de los labios del empresario que se tenso al contacto, para luego salir del auto.
Lizet se detuvo como si hubiera recordado algo y Cameron sintió entrar aire a sus pulmones otra vez. cuando esa mujer volvió a él.
-Lo olvide, felicidades por tu compromiso, aquella vez olvide saludarte- sonrió altiva, cerró la puerta y camino a paso firme sin voltear, ya no rogaría por amor, incluso cuando su cuerpo rogaba por los brazos de Cameron, si alguien quería su amor debía luchar, ya no era la misma niña tonta.
Cameron quiso negarlo, quería gritarle que en ese año no existió mujer alguna en su vida, pero simplemente vio como ella se alejaba, esta vez fue el quien sintió su pecho estrujarse, esta vez quien se alejaba era Lizet.
Golpeo el volante, impotente, quería seguirla, quería abrazarla y no soltarla más, pero no podía, simplemente no debía.
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Lizet ingreso a la suite, y allí la estaban esperándola.
- ¿Cómo te sientes\, cariño? - pregunto Donato-
-Agotada, necesito que prepares el vuelo, quiero volver inmediatamente, por favor- aún no se recuperaba de aquel encuentro, cada parte de su cuerpo parecías colapsar, pero se mantuvo firme, así debía ser.
-Claro, la Señora Müller dejo claras indicaciones que cuando tu desees volver solo debías pedirlo- Sonrió el joven unos años mayor.
-Gracias Donato, entonces deseo que sea cuanto antes- Sonrió con tristeza-
-Perfecto Lizet hago las llamadas y tan pronto el avión esté listo salimos al aeropuerto.
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Cameron arrojo el saco en una silla, su mente era un caos, que decir de sus emociones, estaba plenamente feliz por verla y triste por perderla, camino hasta su despacho, pero antes se detuvo por la botella de Whisky, su amiga fiel estos últimos meses, se sentó en aquella silla en donde más de una vez amaneció y luego tomo las revistas que descansaban a un costado
Las diferentes fotos en las que aparecía Lizet estaban remarcadas, sonrió cuando tomo conciencia de lo inmaduro al molestarse por los modelos masculinos que la abrazaban, pero lo cierto es que los envidiaba.
Recostó su cabeza en el respaldo y cerro sus ojos pensando en estos meses sin ella.
-Es lo mejor respondió- cada vez que lo repetía su pecho dolía más.
-Es lo mejor- las lágrimas comenzaban a caer.
- ¿podrás vivir sin ella? - susurro mirando las fotos\, y una gota empaño la imagen de Lizet riendo en la nieve.
Apretó sus puños y de repente todo se aclaró, podría vivir sin ella, pero no quería vivir sin ella.
-Lo lamento Lion – susurro para luego correr tomar las llaves y hacer lo que tanto anhelaba.
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El auto se detuvo, bajo corriendo e ingreso al hotel de lujo, rápidamente se dirigió a la mesa de entrada
La joven mujer al ver entrar semejante monumento suspiro y arreglo su ropa apresurada
-Buenas noches señor, tiene reservación- sonrió coqueta.
Cameron estaba agitado, pero feliz nunca estuvo más seguro en su vida,
-Busco a la señorita Collins, Lizet Collins- repito
-¿Usted es?- pregunto la mujer.
Cameron mostro su mejor sonrisa, sus pulmones se llenaron de aire, y disfruto cada silaba al pronunciarlas- Su novio, soy su novio.