Simoné es una chica de 25 años que lucha por obtener siempre lo que le gusta. Nada la detendrá por lograr sus objetivos, aunque tenga que luchar con su propia... ¡madre!
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No soporto que Iván y mi madre estén juntos todo el tiempo
Varios días después, Simoné llevó a Macario a su casa para que lo conocieran.
Mamá, él es Macario, mi novio.
Mi mamá y su "prometido", dijo Simoné arrastrando las palabras.
Macario se dio cuenta de eso pero no dijo nada.
Mucho gusto, Simoné me ha hablado mucho de usted, pero se quedó corta al decirme lo de su belleza es usted mucho más hermosa de lo que me contó ella.
¡OH!, ¿le has hablado de mí, hija?
Por supuesto madre, siempre estás en mi pensamiento.
Bueno, no me avisaron que venían a comer, entonces me van a permitir un rato en lo que preparo la comida, se quedan bien atendidos con Iván.
Claro que sí, señora, no se preocupe.
Llámame Teresa, no creo estar tan vieja.
Como digas, Teresa.
A Simoné le molestó mucho esa actitud de su madre. Solo apretó los puños con disimulo, pero de volada se rehizo.
Teresa se fue a la cocina.
Y, ¿a qué te dedicas, Macario?, preguntó Iván para romper el hielo.
En cuanto Iván hizo esa pregunta, Simoné volteó a ver a Macario como dándole a entender que no dijera dónde trabajaba.
Macario entendió la indirecta y contestó: Soy contador público, trabajo en una empresa muy importante de importación y exportación de telas.
Ándale, pues qué bien. Y, ¿cuáles son tus intenciones con Simoné?
Yo la amo y espero algún día ella me corresponda para poder casarnos.
¿Cómo, no lo amas, Simoné?
Por supuesto que lo amo, Simoné le lanzó una mirada a Macario, lo que pasa es que él se quiere casar y yo le digo que esperemos un tiempo, no me siento preparada para el matrimonio.
Nadie está preparado para el matrimonio, Simoné, pero por eso los dos van a luchar para que ese matrimonio perdure.
Está bien, pero tranquilo, Iván, no eres mi padre para darme consejos.
Perdón, Simoné, yo solamente quería ayudarte un poquito a que te decidas a casarte. Debes sentar cabeza.
¿Y por qué debe sentar cabeza, Iván?, preguntó Macario que no comprendió sus palabras.
Aunque Macario sabía perfectamente bien a lo que se refería porque él la conoció en una cantina.
Bueno, es una manera de hablar, no lo tomes tan en serio.
Rato después...
¡La comida está lista, pasen al comedor!, gritó Teresa desde la cocina.
Iván los guio al comedor...
Iván, ¿se te olvida que esta es mi casa y conozco bien el camino?
Perdón, nuevamente, no sé por qué te molestas tanto.
Deliberadamente, Simoné se sentó al lado de Iván, frente a ellos se sentaron Teresa y Macario.
Ni Teresa ni Macario hicieron alusión a eso.
Cosa que molestó sobremanera a Simoné.
"¿De qué estás hecha, madre? ¿Acaso no te molesta que me siente al lado de tu novio?", pensó.
Y tú, Macario, ¿no dices amarme tanto? Entonces, ¿por qué no protestas?
Simoné se levantó de la mesa. Discúlpenme, pero ya no tengo hambre, que tengan buen provecho, adiós.
Macario hizo el intento de levantarse de la mesa e ir tras ella. Pero Teresa lo detuvo.
Déjala, es solamente un berrinche de niña chiflada, pero nosotros comamos, no se va a morir de hambre, tenlo por seguro.
Es que no sé qué le pasó, está tan rara.
Ya tendrás más tiempo para conocerla, por ahora olvidemos el incidente y comamos.
Iván asintió en señal de aprobación.
Al poco rato los tres comían y platicaban sin acordarse de Simoné.
Entonces, ¿eres contador público en una fábrica de telas?
Macario tragó saliva; sí, solo que no me gusta mucho hablar de esas cosas. Soy un hombre totalmente independiente, y tengo lo suficiente como para mantener a Simoné como a una reina.
Iván y Teresa lo miraron de una manera muy complaciente. Creyeron que por fin Simoné había encontrado la horma de sus zapatos.
Después de la comida siguieron con el postre.
La plática se intensificó, hasta que Macario decidió que era hora de marcharse.
Teresa le habló a Simoné para que se despidiera de su novio.
Mañana lo veré. Deja de molestar, fue la respuesta de Simoné.
Teresa solo se encogió de hombros y se marchó.
Mi hija está un poco indispuesta, dice que mañana te verá.
Bueno, me voy, mucho gusto en conocerlos.
Lo mismo decimos nosotros, dijo Teresa.
En cuanto se fue...
Mi amor, ¿qué te pasa? Yo creo que te emocionaste más tú que ni Simoné, ¿te gustó el hombre?
Pero, ¿qué dices?, por supuesto que me gustó, pero no de la forma que insinúas. Es el novio de mi hija, es atento y caballeroso. Es un buen partido para ella. ¿Acaso estás celoso?
No, cómo crees. Es que te vi tan emocionada que pensé que te gustaba.
Mi amor, yo te amo, jamás veré a otro hombre.
Teresa se arrojó a los brazos de Iván.
No pudieron evitar besarse apasionadamente.
Simoné salió del cuarto solo para ver la escena.
Mamá, ¿no te da vergüenza que a tus años sigas dando estos espectáculos?
Teresa se sintió muy apenada; ¿qué tiene de malo?, Iván y yo nos vamos a casar. Además, tú me dijiste que estabas de acuerdo.
Ay mamá, pero, ¿qué más te da?, de todos modos ni me haces caso.
Simoné, no le faltes al respeto a tu madre, intervino Iván.
Tú no te metas, no eres mi papá para regañarme.
¡Simoné!, ¿por qué tienes esa actitud?
¿Cuál actitud, madre?, simplemente que me molesta mucho verte haciendo el ridículo con Iván.
Teresa le dio una cachetada a Simoné.
Te odio, madre...
Simoné salió corriendo de la casa.
Se subió a su coche y arrancó a toda velocidad.
Y ahora, ¿qué le pasa a esta niña?, preguntó Iván.
Claro que no es ninguna niña, ya tiene 26 años, dijo Teresa, defendiendo a su hija.
Pues actúa como una niña malcriada. No cabe duda que le ha hecho falta la mano dura de un padre.
Entiéndela, mi amor, ella está celosa porque no tolera que quieras ocupar el lugar de Martín, pero tarde o temprano tendrá que aceptar no le queda de otra. Además, Martín ya está muerto y aunque yo me quede soltera toda la vida él ya no va a regresar nunca.
Iván la abrazó. No te preocupes, mi amor, te prometo que me la ganaré.
Ese es el problema, Iván, no creo que te la ganes ella es muy voluntariosa y está acostumbrada a hacer su voluntad.
Bueno, esperemos a que regrese con bien porque se salió muy enojada.
Iván, debemos ir a buscarla, tengo miedo de que le pase algo malo.
Claro que sí, mi amor, no te pongas así, vamos.
Ambos se subieron al coche y se fueron a buscar a Simoné.
Lo que no sabían era que ella se había ido a la casa de Charly.
Pero, ¿qué haces aquí?
Ella se abrazó a él, llorando.
Charly, ayúdame, por favor, te lo pido.
Tranquilízate, Simoné, pasa.
Charly le dio un vaso con agua. ¿Ya estás tranquila.
Ella asintió con la cabeza. Pero no dejaba de llorar.
¿Quieres contarme?
Estoy enamorada de Iván. No soporto que mi madre y él se estén besando a cada rato.
Simoné, tienes que aceptar la realidad, por favor, deja que tu madre sea feliz.
No puedo, lo amo tanto, no soporto que él y mi madre estén juntos incluso hasta Iván vive con nosotros y siempre está con ella, todo eso me duele bastante.
Charly no dejaba de observarla, la veía tan desvalida que sintió deseos inmensos de consolarla.
que el Charly no sea idiota y la vaya a querer ayudar 😂