Romina una mujer que se enfrenta a un cambio en su vida después de un accidente que la deja postrada en una sillas de ruedas busca venganza del culpable que le arrebató todo llegando a los límites para recuperar lo que un día le perteneció sin medir consecuencias.
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Un nombre fantasma.
Me quedé tranquila esperando que esa rubia le diera las indicaciones a Simón, me resultaba gracioso ver como la tipa parecía un pulpo sobre mi pobre amigo y él con su cara de disgusto, quien no lo conociera diría que es gay hasta yo he tenido mis dudas a lo largo de los años.
Pero todo quedó aclarado aquella noche cuando le entregue mi virginidad. Básicamente lo amenacé de que si no era él iba a ser cualquier otro hombre que estuviera dispuesto hacerme el favor a cambio de buen dinero porque sé que ningún hombre en su sano juicio querría pasar una noche conmigo.
No estaba dispuesta a darle algo tan preciado a Lautaro eso solo lo hubiera dejado el mejor posición sobre mí y no lo iba a permitir. Simón entendió que yo solo me movía por mi odio aún así fue muy tierno y considerado.
Me trató como una dama entre sus brazos cálidos y me enseñó a conocer los placeres de esta vida, eso más profundos y profanos que solo se sienten al compartir dos cuerpos.
Lo que más confianza me da en él es que nunca me trato diferente a su lado me siento igual que al resto y eso me gusta demasiado, pero ahora con la actitud de Lautaro me siento confundida.
Él tampoco me a tratado mal al contrario siempre toma la iniciativa sin restringir mis movilidades haciendome sentir tan mujer incluso olvido que estoy atada a esta silla.
Esto no está nada bien, se suponía que las cosas serían muy diferentes a lo que está pasando. Pero no puedo olvidarme de mis padres y de mi dolor.
- Romina ya vámonos.
La voz suplicante de Simón me recuerda lo que estaba sufriendo el pobre.
- ¿Ya te enseño todo lo que necesitas?
- Incluso más de lo que yo deseaba saber. Vámonos ahora mismo antes de que esa mujer abuse de este cuerpo.
- Ja Ja Ja Simón tu siempre me haces reír con tus locuras.
- Eso es porque me encanta ver esa sonrisa tan hermosa.
Este hombre frente a mi ante cualquier otra persona siempre muestra una expresión fría que incluso da miedo, pero cuando está solo conmigo es como ver a otro Simón uno que yo sólo conozco.
- Vámonos que el cielo anuncia tormentas nuevamente.
- ¿Otra vez? Porque tuvimos que venir a este lugar, todo el tiempo llueve.
- El clima es así y que tú me siguieras fue tú propia elección.
- Nunca te dejaría sola Romina incluso si me tengo que mudar a una cuidad en la que jamás deje de llover.
No puedo evitar sonreír ampliamente ante su dulce declaración.
Perdimos varios días por las fuertes tormentas, aunque mi tía me ayudaba a entrar en calor poniendo mis piernas en movimiento todos los días sin falta.
Lautaro incluso se veía más amigable y me seguía como un cachorro cuando estaba en casa. Lo único malo era cuando nombraba a Lucía.
- Porque siempre dices ese nombre. Lucía esto Lucía lo otro. Ya estoy arta de escucharte hablar de ella Lautaro si tanto te preocupa solo toma tus cosas y ve a cuidarla.
- Romina solo quiero que entiendas que ella es una buena mujer tal vez podrían ser amigas.
Ruedo mis ojos en forma de protesta.-¿Acaso tengo cara de necesitar una amiga?
- Por favor esposa.
Salgo de la habitación sin responderle. Creo que estoy siendo demasiado blanda últimamente, tanto así que este idiota se le olvida que él y yo no somos iguales.
Como se atreve a pedir por alguien más cuando debería estar más que agradecido por permitirle quedarse con mi empresa e incluso vivir en mi casa.
- ¿Romina estas bien?
- No tía creo que mi perro se está creyendo humano con derechos que no le corresponden, voy a tener que apretarle la correa para que no olvide cual es su lugar.
- Yo no me meteré en sus discusiones, pero Román te acaba de mandar un correo.
- ¿La rata ya callo en la trampa?
- Ven y leelo por tú cuenta.
Después de leer tres veces la información Romina no puede creerlo.
- ¿Como es esto posible? Reemplazamos a todos los que trabajaban e incluso ahora nuestra gente trabaja en el lugar.
- Es un fantasma muy habilidoso diría yo. Deberías de sacarle información a tú esposo y ver a quien mantiene cerca.
- ¿Pero este nombre aquí?
- No existe. Nada de ese nombre está relacionado con una persona real.
- Quien diablos es y porque está haciendo esto..¿Acaso Lautaro tenía otro enemigo a demás de mi?
- Podría ser. Los padres de Lautaro estafaron a muchas personas, pero bueno ya sabes fue Facundo quien se dio cuenta de lo que estaban asiendo y por eso...
- Por eso los mataron e intentaron matarme a mí también. No querían que nadie supiera su sucio secreto. Igual esto no tiene mucho sentido tía, esa persona ya debe de saber que la empresa ahora es mía y aun así sigue robando.
- Puede ser que quiera que tú creas que es Lautaro quien está desviando los fondos.
- Maldición acabamos de discutir y no quiero volver a hablar con él.
- Ahora mismo lo llamo.
Ja Ja Ja la edad le está pasando factura a mi tía le dije que no deseaba hablar con ese mal perro.
Poco después Lautaro entra y se arrodilla enfrente de ella comenzando a acariciar sus piernas.
- Que diablos estas asiendo.. (Grita furiosa)
- ¿No me llamaste para que te sirva?
- Tú sí que sabes hacerme enojar Lautaro.
- También sé cómo hacerte feliz.
Lautaro deja suaves besos por sus piernas provocando más a Romina quien lo sujeta del cabello con fuerza empujándolo hacia atrás.
- No olvides tú lugar maldito perro.