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Oro

Oro

Status: En proceso
Genre:Intrigante / Malentendidos / Pareja destinada / Secretos de la alta sociedad / Viaje a un mundo de fantasía / Edad media
Popularitas:52.7k
Nilai: 5
nombre de autor: thailyng nazaret bernal rangel

Sexto libro de la saga colores.

Tras seis años encerrada en un convento, Lady Tiffany Mercier encuentra la forma de escapar y en su gran encrucijada por conseguir la libertad, se topa con Chester Clark, un terrateniente que a jurado, por motivos personales no involucrarse con nadie de la nobleza.

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24..La víbora tras la puerta

...CHESTER:...

Estaba en los sembradíos recogiendo las cebollas que ya estaban en su punto junto a William y Leandro, aunque él le costaba un poco más sacarlas de la tierra, ya no era tan torpe en el trabajo. Por supuesto que tuvo que cambiarse sus ropas finas por otras, el muy desgraciado había tomado una de mis ropas sin permiso. La camisa le quedaba un poco holgada y ni hablar de los pantalones. Podía comprobar que su musculatura estaba creciendo más.

— Las cebollas crecieron muy bien este año — Dijo William, colocándolas en las cestas después de sacudir la tierra y quitarles el tallo— Hiciste un buen trabajo, Chester. Trabajaste muy bien.

— No lo hice solo, contraté a tres obreros jóvenes que me ayudan en ocasiones, necesitaba una mano para realizar todas las obligaciones — Gruñí, haciendo el mismo procedimiento que él, al menos los sembradíos eran inclinados y felicitaban un poco el no tener que agacharse demasiado para arrancar las cebollas.

— Entiendo, hijo, no creas que te dejé solo con el trabajo, sabía que podías lidiar con ello y encontrar soluciones, al fin y al cabo yo te enseñé muchas cosas...

Estaba un poco molesto con mi padre, siempre subestimando, creyendo que yo lucía igual de fuerte por dentro que por fuera. Sí, agradecía que me hubiese enseñado a trabajar, así me ganaba el sustento y no tenía que depender de ser un obrero.

Seguí con mi labor, sin decir nada al respecto.

— Las cebollas hacen llorar, pero son deliciosas — Dijo Leandro, para cortar el silencio, había aprendido incluso a no tenerle asco a la tierra.

— Los guisos no tuvieran sabor sin esto — Comentó mi padre, yo iba por la otra fila, los estaba dejando atrás.

— Cierto.

Ambos observaron hacia atrás para volver a verme.

— Chester parece un molino de trigo, hace todo el trabajo tan rápido — Dijo Leandro y lo fulminé con la mirada.

Tenía afán de terminar porque no quería dejar a Tiffany sola demasiado tiempo, aunque estuviese acompañada si yo no la veía no me sentía tranquilo.

Su familia podría irrumpir en cualquier momento y yo no estaba cerca para defenderla.

— Es un hombre trabajador.

— ¿Y yo Señor William? ¿He aprendido algo?

— Por supuesto — Dijo él, sonriéndole — Has progresado, podría decirse que eres el primer noble en aprender un oficio importante.

— Eso me hace sentir orgulloso, me voy a sonrojar — Se rió Leandro.

Elevé una ceja — No lo creo, Tiffany aprendió a cocinar y hacer las labores de la casa. ¿Sabes hacer eso?

Leandro me observó de reojo — Se cortar leña.

— Aún te faltan cosas que aprender, no sientas felicidad por solo saber un par de cosas — Gruñí, sin poder evitarlo.

— Pensé que te volverías más tolerante cuando tuvieras a una mujer.

— No eres Tiffany para tratarte lindo.

Leandro resopló.

Al menos dejaron de hablar por unos minutos.

— Chester, envié una carta al abogado que redactó el título para que ponga las tierras a tu nombre — Comentó William y asentí con la cabeza.

— Gracias, padre.

— Es mi deber como padre.

— Es verdad — Dije, llenando una cesta con cebollas.

— ¿Estás molesto? — Me preguntó ante mis pocas palabras y mi falta de emoción ante la idea.

Me detuve, limpiando la tierra de mis manos, Leandro puso atención de forma cautelosa.

— Padre, me parece bien que quieras darte una oportunidad con alguien y que dejes la vida del campo, siempre llega el momento en que se debe parar y tener una persona al lado para los últimos momentos de la vida — Dije, tratando de no sonar grosero — Pero, me parece un poco descarado de tu parte venir aquí con tu primer amor, con la tumba de mi madre a solo metros — William me observó detenidamente, bastante desconcertado por mi comentario, Leandro fingió seguir en su labor — Se que no le debes luto eterno, pero siento que si un poco de respeto a su memoria.

— Por supuesto que la tengo, Chester, no me trates como si no la hubiese amado.

— No estoy diciendo eso, agradezco que mi madre fuera feliz y que tu la amaras — Dije, necesitaba decirlo — La amaste, de una forma diferente, pero te costó demasiado superar a tu primer amor y tus heridas del corazón y ella fue quien estuvo contigo siempre, te ayudó a sanar, con paciencia y esperanza... Siempre conoció sobre tu primer amor, se que eso le pesaba porque por ella estuviste a punto de morir, y no hablo de la golpiza, sino de que estuviste por mucho tiempo con los pensamientos en tu pasado.

— Es cierto que al principio me costó volver a a amar, pero siempre traté de hacer feliz a tu madre.

— Y no es lo que te reprocho, pero no me parece respetuoso de tu parte traer a la mujer que fue la causante de que no pudieras cederle un espacio en tu corazón por mucho tiempo... Actúas como si no hubiese existido, desde que llegaste y trajiste a Lady Celia — Observé a Leandro — Disculpa si es muy grosero de mi parte hablar así de tu madre...

— No, descuida, Chester — Dijo, muy avergonzado — Este asunto no es de mi incumbencia.

— Eso no es cierto, Chester, no he olvidado a tu madre.

— No pareciera, actúas tan... Ajeno... Mi madre sigue aquí, por si no lo notas... Está en cada cosa, cada gramo de tierra, en la siembra y en cada espacio de la casa, también en tu habitación y en la cama que ahora compartes con Lady Celia — Gruñí, demasiado dolido — Es tu vida y no me interesa como la vivas, pero no pretendas que finja ser feliz por tus decisiones y más cuando no tomas en cuenta la memoria de mi madre y todo lo que representa.

Tomé las cestas llenas y caminé por el sendero.

...****************...

Saqué la cabeza del pozo después de lavarme las manos.

— Chester, volviste.

Tiffany estaba cerca del gallinero, con una vasija llena de huevos.

— ¿Qué haces aquí?

— Quería hacer una tarta, Gingerline quiere ayudarme — Se aproximó y observó mi rostro mojado con el agua — ¿Te vas a bañar en el pozo? — Bromeó.

— Estaba sudado y sucio — Pasé una mano por mi cabello mojado.

— Deberías tomar un baño, estás empapando tu ropa del trabajo — Dijo, observando mi camisa — La tierra se le pegará más — Sacó un pañuelo y secó mi cuello, también mi rostro — Después me costará lavarla mucho, tendré que estrujarla tanto que puede romperse.

Tomé su muñeca, alejando el pañuelo.

Cubrí su mano con la mía.

— No quiero que te salgan ampollas.

— Mis manos ya están acostumbradas al trabajo — Resopló, sonriendo — No tienes que preocuparte por mí, no soy una delicada.

— Eso no quita que me preocupe.

— Seré tu esposa y esto es lo que hacen las esposas.

— Espero probar esa tarta hecha por estás manos hermosas — Besé su mano — No te excedas por favor.

— Un pastel no es tanto trabajo, le guardaré un buen trozo a mi comelón, haré suficiente para todos.

— Deberías guardarme una tarta entera, tengo mucha hambre — Me quejé y se rió — Es más, te ayudaré con las tartas.

— No hace falta, debes estar agotado por el trabajo — Tocó mis hombros.

— No es nada, no me agoto tanto, solo fueron como díez cestas con cebollas — La observé con despreocupación y me evaluó.

— Eso me parece demasiado.

Mi padre y Leandro volvieron con otras cestas. Él me observó detenidamente.

— Chester, hablemos...

— Ahora no, solo quiero tomar un baño.

— Debemos hacerlo.

Asentí con la cabeza.

Pasaron hacia la bodega.

— ¿Qué sucede con tu padre y contigo? — Tiffany me evaluó con curiosidad.

— No es nada, es solo que le dije algunas cosas con las que no me siento cómodo.

— ¿En serio? ¿Qué sucede? Recuerda que no solo eres mi hombro para desahogarme, también puedo serlo para ti, seremos esposos.

— Lo sé, luego te cuento — Toqué sus mejillas — Ahora, tomaré un baño y disfrutaré de una rica tarta de...

— De moras — Dijo, elevando su barbilla — Espero que te guste mucho.

— Me gustará, la cocinera me fascina y sabe exquisito, sus tartas deben ser igual.

Se sonrojó — Eres un pícaro.

Le guiñé un ojo y me dió una palmada en el pecho.

— Ahora no, Chester.

— Sabía que te encantaba eso.

— Ahora no me dejarás tranquila — Se quejó y me reí.

— Volveré a guiñarte un ojo a cada instante.

Se rió — Vas a terminar con un tic en el ojo.

— No, mi guapura me impide tener tic.

— Eso no te libra de ser un mal bufón.

Me reí — Solo intento hacerte feliz, no menosprecies mis esfuerzos.

— No lo hago, me haces muy feliz todo el tiempo y sin necesidad de bromear — Dijo y le robé un beso corto — También me encantan tus besos, son reparadores.

— Ah, entonces no te molestará que te de más — Dijo y negó con la cabeza.

Le dí varios besos cortos y luego la besé lentamente, succionando sus labios.

— Guacala — Dijo una voz chillona y nos separamos, girando nuestra vista hacia la puerta trasera.

Gingerline nos observaba asqueados.

— Gingerline ¿Estabas viendo? — Fruncí el ceño.

— Vine a buscar los huevos y los encuentro dándose besos, eso es asqueroso.

— ¿Por qué dices que es asqueroso? — Arqueé las cejas.

— Porque lo hacen como mis papás, en la boca, eso es cochino, tienen saliva y restos de comida — Dijo, frunciendo el ceño — ¿Por qué lo hacen?

— Aún estás demasiado pequeña para la saber la razón, pero las personas que se aman lo hacen, así demuestran su amor — Dije, elevando una ceja.

Tiffany soltó un jadeo.

— No me gusta ver eso — Se tapó los ojos con las manos y me reí.

— Deja el juego, vamos adentro.

— No vuelvan a besarse ante mí.

— No nos besamos ante ti, fuiste tu quien vino de curiosa — Me aproximé a ella y la guié a adentro.

Tiffany me siguió.

Llegamos a la cocina y ella colocó la vasija sobre la mesa.

— ¿Vas a ayudarme con el pastel, Gingerline? — Dijo ella y la niña asintió.

— Si quiero ayudar.

Lady Celia estaba allí, escogiendo las moras de la cesta.

— Oh ¿Ya terminaron con el trabajo? — Me preguntó.

Si supiera que había discutido con mi padre por su causa.

No estaba de acuerdo en que William volviera a darse una oportunidad con la noble, no veía que tuviese algún futuro con ella.

— Si, mi lady.

— Son personas muy trabajadoras, me alegra que Leandro este aprendiendo de ustedes.

— Iré a tomar un baño, volveré en un momento — Dije, saliendo la cocina.

Después de asearme me dirigí a mi habitación. El niño estaba llorando y al parecer todos estaban en la cocina charlando, se escuchaban las voces.

Entré en la habitación y el bebé estaba sobre la cama sollozando en voz baja.

— ¿Qué sucede? ¿Por qué lloras? ¿Tienes hambre o ensuciaste el pañal?

El bebé tenía las mejillas rojas y lágrimas en los párpados, hasta un poco de baba saliendo de su boca abierta.

— ¡Sebastian! — Grité desde el umbral.

Mi hermano apareció después de unos segundos.

— ¿Qué rayos sucede?

Observó mi falta de ropa, tenía solo una toalla cubriendo mi cintura.

— Tu hijo está llorando.

Entró y se acercó a la cama, lo cargó.

El pequeño se fue calmando un poco.

— No está acostumbrado a dormir solo.

— ¿O sea qué duermes con él? — Arqueé las cejas.

— Emiliana y yo dormimos con el bebé.

— ¿Por qué lloraba? — Preguntó lady Emiliana, asomándose en la puerta.

— Se sintió solo — Dijo mi hermano.

Ella entró, mimando al pequeño mientras lo tomaba de los brazos de su padre.

— Dale suficiente comida.

— Mami está aquí — Susurró ella, me observó y se tensó.

— ¡Chester por favor, cubrete! — Gruñó Sebastian, muy enojado al ver su esposa dándome una mirada.

— Lo siento, estoy acostumbrado a andar así en mi casa.

— ¡Maldición, ve a vestirte!

— Está bien, me voy, pero deja los celos — Dijo y soltó un gruñido.

La puerta sonó así que me detuve antes de entrar a mi habitación.

Caminé hacia allá y la abrí.

La madre de Tiffany estaba del otro lado y abrió sus ojos como platos al verme sin camisa.

Sus mejillas estaban muy rojas al elevar su rostro hacia el mío.

— ¿Qué rayos quiere?

Me extraño no verla con el esposo, ni el hijo, tampoco con esa monja del mal gusto.

— Vengo por mi hija, ya se que la esconde, asquerosa sabandija.

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Melisuga
¿Qué tiene esa bruja en contra de la felicidad de Tiffany? ¿Será que es una bastarda de su marido que tuvo que criar a la fuerza? ¿Y por qué se empeñan en querer la desdicha de los que la rodean? ¿Tan infeliz es?
Melisuga
*pretenciones
Melisuga
*ha llevado
Melisuga
Chester tiene mucho dolor guardado. Creo que su relación con Tiffany lo está ayudando a liberar una parte de esa tristeza, aunque sea de manera tan cortante y brusca.
Mariannys Benítez 🇻🇪
esa mamá de Tiffany es tonta o se hace? sra por favor resccione
Emiux Emiux
😂😂😂😂😂 sip, son buenos para acelerar esos trabajitos
Letizia Mar
que poca está mujer de madre no tiene nada que coraje 🤬😡😡😡
Emiux Emiux
Será que no es hija de ella, será hija solo del señor y una amante ???
Por eso el odio hacia ella
Emiux Emiux
Ahora sabes lo que los otros sienten contigo Chester 🤭🤭🤭🤭
Emiux Emiux
😂😂😂😂😂 demonios señorito
Liliana Diaz
esa vieja provoca agarrarla por el cuello y torsercelo como a una gallina
Emiux Emiux
Qué bonito capítulo, ella necesitaba encontrar al hombre indicado, que la amara y curara sus heridas
Sixta Tulia Blanco Gomez
maldita vieja que la arroye una carreta
Paola Martiz
ambos son lindos 😍
Emiux Emiux
😭😭😭😭😭 pobrecita
Orozco Beatriz
autora, espero y mejores con el favor de Dios. Bendiciones!!
Eliana Cardona
Pero cual es el problema con esta bruja de 💩💩, por que no quiere a tifanny 😡😡será que es NO es su hija 🤔🤔
Emiux Emiux
Pero que tonta 🙈🙈🙈 como puede importarle más el orgullo ??
Janeth García
¡Que bruja!

Ya le ha hecho bastante daño a su hija y al parecer no se cansa.

¿Que más necesita para dejarla en paz de una vez?

Uy, me da rabia esa mujer 😡👊🏻
Guadalupe Vargas Casarrubia
Que triste la vida de Cira se dedicó a un hombre que nunca pudo llegar al corazón de ese hombre porque estaba ocupado con otra mujer que nunca olvido ella tuvo una vida infeliz en ese matrimonio. William no fue amororo y cariñoso con Cira y Chester
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