EN OTRA VIDA

LUCIA SMITH

— Hija aquí estás— mi mamá me asustó — pensé que habías salido sin avisarme.

— Me asustaste mamá. Estaba apreciando lo hermoso que es el jardín. Además, pensaba un poco sobre nosotras.

—¿Nosotras? Mmm. Dime.

— ¿No te gustaría tener otro empleo? — la miré esperando una respuesta.

— Si me gustaría, Pero sabes cuántas veces fui a una entrevista de trabajo antes de trabajar aquí, varias. Y este fue el único lugar que me abrieron las puertas. Te traía en brazos y eso dificulta que te den un empleo. Creo que a estas alturas de la vida, me iría de esta casa solo si me echarán. Estoy muy agradecida con esta familia.

— Entiendo mamá— me sentí un poco triste— Voy a hacer la tarea.

Dejé a mi mamá en el jardín y fui a mi cuarto. El almuerzo estaba intacto. Pensar que me ilusioné un poco con Dylan. Sentía que cargaba sobre mis espaldas una mochila que no era mía.

Me acosté. Cerré mis ojos. El tanto pensar me dejó un poco cansada. Así que me quedé dormida.

DYLAN SALVATORE

Después de besar a Lucía sentí como una carga de energía, no solo de manera romántica, también sexual. Era un sentimiento inexplicable.

Muy decidido a terminar todo con Estela, la llamé.

Ella contestó al primer llamado.

— Estela quiero verte. Te veo a las 5: 00 pm en el café contiguo a la escuela.

— Perfecto. Ahí estaré— colgué la llamada.

Me cambié de ropa y bajé a la cocina. Doña Elba estaba lavando los platos. Lucía no estaba ahí.

— ¿Necesita algo joven Dylan?

— No realmente. Voy a salir.

— ¿Se siente mejor joven?

— Si. Eh.. Lucia me llevó agua al cuarto y dejó el pichel en mi cuarto, puedes decirle que lo retire.

— Ella está estudiando. Ya voy joven— doña Elba salió de la cocina y se subió a mi cuarto.

¿Ella estará en el cuarto? Hice el intento de ir a su cuarto, pero la empleada de la limpieza estaba cerca, así que solo salí al jardín.

Según yo, iba a terminar con Estela, hablar con mi padre, ya que él es hombre debería de entenderme mejor, mi madre no tendría más alternativa y terminaría aceptando a Lucia como mi novia. Además, ella la ha visto crecer y sabe que es buena chica. En mi mente todo era así de sencillo.

Llegó la hora y fui a verme con Estela.

Ella ya estaba ahí. Me acerqué.

— Mi amor estoy feliz. Es la primera vez que tenemos una cita.

— No es una cita. Así que contrólate.

Ella se puso de pie e intentó besarme.

— No hagas esas cosas. No vengo en son de amor. Quiero cancelar el compromiso contigo. Me gusta alguien más.

Ella subió ambas cejas y puso una cara sería. Se sentó y me dio una mirada fulminante. En sus labios se dibujó una sonrisa que me dio escalofríos.

— Tú crees que puedes dejarme así por así. No puedes mi amor. Tu familia no puede cancelar este compromiso.

— ¿Por qué no puede? Ya estoy terminado contigo. No te amo. Seguramente tú tampoco me amas.

— Yo si te amo y mucho— se levantó de la mesa— como ya terminamos de hablar, me retiro— tomó su cartera— ¿Quién es la tipa que te gusta?

— Alguien que a ti no te importa.

— Cuando confirme quién es, porque tengo mis sospechas, no sabes lo que le va a pasar. Chaíto amor — Estela salió del café.

Imaginé que iba a ser facil pero no es así.

Regresé a mi casa, con la esperanza que mi padre entendería.

Mis padres estaban en la sala. Mi mamá se levantó del sofá y me dio una cachetada.

— ¿Qué tienes en la cabeza?— me gritó.

Miré que Lucia observaba desde el piso de arriba.

— No me quiero casar con Estela. Me pegas por eso, ¿no es así? No me voy a casar con ella. Terminé con ella.

— La boda continúa. Tu compromiso sigue en pie. Hazle caso a tu mamá. No vamos a perder la amistad de toda la vida por tu ineptitud.

— Yo no estoy cancelando tu amistad con ellos. Yo veo innecesario ese compromiso. No entiendo porque estoy comprometido.

— Tú te casas por qué si. Ve a tu cuarto y no salgas sin mi permiso. No sé quién sea esa muchachita que te gusta, pero te aseguro de que te casas con Estela.

— No quiero a Estela. No me voy a casar con ella ni con nadie más— le grité enojado a mi mamá. Y ella sin asco me dió otra cachetada, está vez con mucha fuerza que hizo que mi labio inferior saliera sangre.

Subí a mi cuarto muy molesto. Lucía quien estaba observando desde el segundo piso, ya no estaba.

Fui a mi closet saqué una maleta y empecé a empacar mi ropa.

Buscaré mi independencia, si es porque estoy bajo su cobertura, entonces renuncio a todo.

Escuché como si ponían llave a la puerta.

intenté abrir, golpeé la puerta.

— Abran la maldita puerta. ¿Qué diablos están haciendo? Pronto seré mayor de edad. Esto es un atentado contra mis derechos humanos.

— Cuando te calmes, hablamos— era la voz de mi madre.

Me asomé a la ventana. Mire a dos guardaespaldas, como custodiando que no me escapara.

Fui a la puerta e intenté abrirla.

Estela me llamó.

— Maldita loca— le dije con voz de reproche.

— Te dije que no puedes cancelar nuestro compromiso. Tus padres son los perros falderos de mis padres. Mi papi truena los dedos y ellos solo cumplen. No quieres saber porque.

— No voy a casarme contigo, primero muerto— le colgué.

Estuve toda la noche en la ventana, esperando un descuido para escapar. Pero ese descuido nunca se dió.

¿Qué le deben mis padres a sus padres? Que tonto fui, debí preguntarle.

Me acosté. Me venció el sueño.

A la mañana siguiente cuando abrí los ojos, mi mamá estaba sentada frente a mi cama.

— Pídele una disculpa a Estela.

— ¿Quién es tu hijo? Parece que fuera Estela. No tengo nada que hablar con ella.

— Nuestra empresa depende de ese casamiento.

— No entiendo.

— No tienes por qué entender. Si te casas con Estela, tú serás el CEO de todo. ¿No ambicionas a todo?

— No. ¿Qué le deben a esa familia?

— Ellos son los accionistas mayoritarios de nuestra empresa, solo casándote con Estela esas acciones regresan a nuestras manos.

— No se supone que son amigos.

—La amistad y los negocios se deben tratar como asuntos separados.

— No me interesa el dinero. Yo solo quiero casarme con la mujer que quiera elegir y Estela no es esa mujer.

Mi madre se levantó. Entonces no me queda de otra que dejarte encerrado hasta que pienses con la cabeza.

Intenté salir del cuarto y dos de sus guardaespaldas estaban en la puerta.

— Que no salga— mi mamá le dio órdenes.

Me tomaron de los brazos, hice mi lucha Pero caí al suelo y terminé cediendo cuando me torcieron el brazo con una llave.

Nuevamente estaba encerrado.

— Buenos días, traje el desayuno del joven— era la voz de Lucía.

— No dilate. Por favor.

La puerta se abrió y Lucia entró. Los guardias cerraron la puerta.

Ella entreabrió grande sus ojos y meneó suavemente su cabeza como diciéndome que no.

Tras cerrar la puerta. La abracé.

— Suéltame— me dijo en voz baja— Yo sabía que esto iba a ocurrir.

— Te amo — le susurré al oido.

Le di un beso. Ella soltó una lágrima.

— Buscaré una forma de salir de aquí.

— No hagas nada. Solo hazle caso a tus padres. Tengo miedo— le limpié las lágrimas — me voy, pueden sospechar.

Le di un abrazo y un beso. Ella salió.