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El Loto Negro —el Renacer De Un Jade—

El Loto Negro —el Renacer De Un Jade—

Status: En proceso
Genre:La Vida Después del Adiós / Reencuentro / Apoyo mutuo / Amor eterno / Demonios / Reencarnación
Popularitas:801
Nilai: 5
nombre de autor: Xueniao

Tras haber ganado la guerra entre los tres reinos y revivido al loto blanco, Liú Huó, rey del inframundo , se verá envuelto en una nueva travesía lleno de obstáculos en sus camino.

Nuevos enanemigos amenazara la paz de la corona en busca de venganza y poder. Pero esta ves será la prueba del Loto Blanco, quien tendrá que tomar el poder que por sangre siempre le correspondió y, poner fin a las calamidades de atormentan la tranquilidad y el equilibrio entre los imperios.

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Una nueva alianza

Imperio Hēiyù.

La noche cayó con rapidez, tal vez porque desde hace un año ya sentía que el tiempo avanzaba diferente para mí. Al volver al palacio, el entorno se había tornado demasiado tenso con la visita inesperada que había recibido el día anterior. Y para complicar más las cosas, al abrir las puertas del gran salón, tanto los jóvenes dioses como mis hombres estaban prácticamente asesinándose con la mirada unos a otros. Lu Xiao, al verme entrar, caminó lentamente inclinándose y se acercó a mi oído para informar la situación. —Llegaron hace una hora más o menos; el primero en llegar fue Tae Min con Xiang Xi. A los minutos después, llegó Ming Jiang con su hijo mayor, el cual terminó acompañando a Xiang Xi para alistar su medicina; pero cuando estos iban saliendo, el canciller celestial entraba al gran salón preguntando por usted. Ming Jiang se alteró mucho al verle e incitó a luchar, claro que este lo ignoró, provocando que todo se tornara más caótico. Ante el ruido y el desastre que provocaron, Su Alteza, Li Song y Yang Měi vinieron a ver qué ocurría. Su Alteza logró calmar las cosas, aunque la tensión sigue.

Lu Xiao se paró rectamente a mi lado no sin antes dedicarle una sonrisa de alivio a Chou Tài. Miró seriamente hacia delante mientras caminé lentamente hacia el trono. Mi mirada viajó por el salón con lentitud, todos se levantaron en cuanto me vieron, pero nadie había dicho ni una sola palabra. Al verme sentar en el trono, todos se inclinaron de mala gana. Respiré profundamente y masajeé mi sien mientras cerraba los ojos; sabía que sería un largo día. —Su Alteza, ¿dónde está?

Abrí los ojos seriamente sin un objetivo real, simplemente mostrando a quién deberían temer realmente, porque aún en mi condición, todos allí sabían que no eran ni serán oponentes para mí. El silencio abundó unos segundos más antes de que Lu Xiao respondiera con suavidad. —Su Alteza fue llevado a sus aposentos por la dama Yang. Si usted quiere, puedo mandar a alguien a buscarlo.

Asentí levemente; odiaba entrometerlo en este tipo de situaciones, pero no podía ignorar su conocimiento y mucho menos cuando todo dependía realmente de él. Por más que quisiera atarlo a mi lado para siempre, aún no estaba seguro de cuánto podría vivir y tampoco está el derecho de decidir por él. Me quedé totalmente perdido en mis pensamientos hasta que Ming Jiang carraspeó fuertemente la garganta, volviéndome a la realidad. Lo miré seriamente apoyando mi codo en el borde del trono y mi cabeza sobre mis dedos. —Si quieres decir algo, solo dilo, Ming Jiang.

El hombre frente a mí dio dos pasos al frente y se inclinó, plasmando una sonrisa demasiado socarrona en sus labios. —Su majestad infernal, vine a informarle sobre asuntos del sur de DíYú, pero ante... la inesperada visita que veo tiene, no creo conveniente tratarlos aún.

Lo miré en silencio por unos segundos hasta que Chou Tài rompió el silencio con su estrepitosa risa. —Si ese es el caso, ¿por qué el rey del sur sigue aquí? Será que la curiosidad de su amada esposa es contagiosa; me enteré de que ha estado muy curiosa ante la estancia de su Alteza el Loto Blanco.

No pude evitar que una sonrisa burlona apareciera en mis labios. La angustia de nuestra charla y la historia de su pasado habían dejado un sabor amargo en mi boca, pero al oírlo hablar de tal manera, por fin pude calmar un poco la intranquilidad en mi corazón. —¡Uju, Uju! «carraspeo» Chou Tai gongzu, no sé de dónde escucha esos rumores, pero creo que no debería creer en cosas tan absurdas.

Ming Jiang miró furiosamente a Chou Tài mientras este sonreía triunfalmente. —Pero por favor, Ming gongzu, no lo tome tan seriamente; poner esa cara le consumirá mucha energía...

Chou Tài caminó lentamente parándose a solo centímetros de él y abrió su abanico tapando su cara desde la nariz. —Es solo una pequeña broma; claro que el gran rey del sur no osaría codiciar lo que es de nuestro gran rey infernal...

No podía verle más que los ojos, pero sabía muy bien que portaba una sonrisa socarrona. Negué suavemente mirando con seriedad a Ming Jiang, este solo bajó la mirada y se inclinó. —Jamás osaría su majestad infernal.

Alcé la mano sacudiéndola en el aire en señal de que tomaran asiento todos. Suspiré profundamente y los miré con seriedad. —No me importa por qué estás aquí, pero ya que estás, me ahorras tiempo de mandar a buscarte. Como ya te has dado cuenta, el canciller celestial nos ha hecho una visita con una propuesta muy importante la cual necesito discutir con todo el centro real.

Tae Min habló luego de haber permanecido en silencio desde que llegó; se levantó lentamente y se inclinó en señal de respeto. —Su majestad infernal, antes de ello, quería pedir un minuto de su tiempo; es referente a usted y Xiang Xi...

Le miré fijamente por unos segundos y negué. Claramente todos allí intentaban ocultar mi estado, pero para su sorpresa, tal como lo fue para mí, Hùe Lían ya estaba al tanto de las esporas y sobre muchas cosas más que ni siquiera yo tenía conocimiento. —Está bien Tae Min, puedes hablar con libertad; el canciller Hua ya está al tanto de mi condición.

La cara de todos se volvió un lienzo en blanco y de un segundo a otro se tornaron oscuras; la ira en ellas era palpable, pero la confusión aún más. —Su majestad, no entiendo ni busco refutar en quien usted deposita su confianza, pero por si lo ha olvidado, él era la mano derecha del emperador jade a quien usted mató personalmente.

Vi cómo Ming Jiang apretó fuertemente los puños hasta que no pudo sostener su compostura. —Majestad, usted es el gran soberano, pero no olvide que ante todo es el emperador de DíYú y puede poner en riesgo el reino completo por esto.

Miré a Chou Tai que se mantuvo en silencio con la mirada en Hùe Lían; me miró por unos segundos y negó aun sin hablar. Lo que jamás esperamos es que, por primera vez, la voz del joven dios se hiciera partícipe de la conversación, aun cuando Hùe Lían se mantenía totalmente en silencio, incluso con los ojos cerrados en espera del momento indicado para hablar. —Siento negar sus palabras, rey Ming, pero a pesar de que solo llevo aquí unos años y como invitado del rey Liu, puedo afirmar que jamás ha tomado una decisión que pueda perjudicar a su gente, incluso en la gran guerra contra los cielos.

Ming Jiang le miró fijamente y rio con sarcasmo. —Siento no poder tomar en serio sus palabras, Dios Li, pero evadiendo que es un oficial celestial, usted es un desertor y simplemente no puedo tomar en cuenta la palabra de quien traiciona a su propia especie.

Li Song se levantó golpeando fuertemente las palmas en la mesa, pero antes de hablar y para mi sorpresa, Lu Xiao caminó lentamente hacia Ming Jiang parándose frente a él y sonrió macabramente. — Ming gongzu, espero que solo esté bromeando con sus palabras; si no, me temo que ha cometido una grave ofensa ante nuestro rey infernal. Primero que nada, los jóvenes dioses son invitados especiales en Hēiyù; segundo, es gracias a ellos, en gran parte, que la guerra fuese victoriosa, incluso que esta misma se llevara a cabo y, por último, Li Song gongzu es mi prometido; volver a hablarle de tal manera y me aseguraré de que tenga una muerte muy dolorosa.

Lu Xiao retiró ágilmente la cuchilla que tenía en su cuello y se inclinó volviendo a su lugar a mi lado; todo quedó en total silencio luego de ello. Bueno, por lo menos durante unos segundos, dado que Chou Tài no pudo aguantar su risa y explotó en la cara de Ming Jiang que, aun con los minutos, no podía salir de la estupefacción. —Bien, si ya pararon de jugar una vez por todas, podrían comportarse de verdad y hablar de lo que es realmente importante.

Todos guardaron silencio en el salón y, una fuga sonrisa se formó en los labios de Li Song que miraba para nada disimulado a Lu Xiao. Negué levemente suspirando en derrota y volví a llevar mis manos a mi cabeza masajeándola. Realmente estos seres hacían que todo diera vuelta; no lograba entender si dirigía un imperio o un grupo de infantes, y creer que estos eran líderes y portadores de grandes poderes. Bufe por lo bajo intentando aclarar las ideas, mientras la ansiedad que me provocaba la demora de Xuě Tiān estaba acabando con mi paciencia; realmente él era mi único calmante para no mandar a todo al demonio. —Bien, ya que por fin guardaron silencio, en cuanto llegue su Alteza podemos dar paso a esta reunión...

Los miré con la cara más ensombrecida que pude dedicar. —Espero que cada uno de los presentes sepa comportarse a la altura de su presencia, porque no me importa qué rango o cuánto poder tenga; solo una ofensa o un intento de ella y no me contendré para asesinarlo de la forma más desagradable posible. Recuerden bien con quién están tratando antes de hablar.

Nadie dijo absolutamente nada, pero todos asintieron, inclinándose en forma de comprensión ante mis palabras. Fueron veinte minutos los que tardó su Alteza en llegar al salón, pero fueron los veinte minutos más largos y tensos de mi vida. Las puertas se abrieron lentamente, Yang Měi entró sonriente y tras ella, una cabellera blanca y una piel de porcelana se hicieron notar; se paró rectamente una vez que las puertas se cerraron, sonrió con calma e hizo una leve inclinación ante la expectante mirada de todos en el salón. —Alteza, lo esperábamos...

—Ciento la demora, aun no puedo ocupar bien la llave para teletransportarme dentro del palacio e hice caminar hasta aquí a Yan Měi lo siento...

—No tiene nada que disculparse alteza, ven...

Xuě Tiān me miró avergonzado, tendí mi mano sonriendo de la forma más apacible que pude y él caminó lentamente intentando no encontrar su mirada con nadie, tomó mi mano y lo jaleó sentándolo en mis piernas. Él simplemente se removió por unos segundos hasta darse cuenta de que no podría zafarse; todos los demás quedaron en silencio, estupefactos ante la situación. Mis manos se apretaron firmemente en su cintura y él solo bajó la mirada. —A-Huó... nos están mirando.

—Mn, es por eso por lo que lo hago; no muestres pudor ni miedo ante ellos; eres superior, eres su eminencia Alteza; nada tiene que avergonzarte...

Susurré suavemente en su oído, pero al sobrellevar la situación, bajó más su mirada mordiendo su labio inferior; sonreí ante ello, notando cómo lentamente todo el estrés y el dolor de cabeza que tenía segundos antes iba desapareciendo sin dejar rastro. Miré a todos en la sala y sonreí socarronamente ante la mirada contrariada de Hùe Lían y el resto de los presentes. —Bien, ahora que su Alteza ha llegado, podremos discutir tranquilamente los sucesos de la nueva guerra.

Todos exclamaron en sorpresa, Ming Jiang se levantó, pero Li Song fue aún más rápido en preguntar. —¿De qué estás hablando? ¿Qué nueva guerra? Acabamos de ganar una. ¿Quién es tan estúpido de enfrentarte en este momento?

Xuě Tiān me miró aún más alarmado que los demás. Sonreí, calmando sus nervios y negué con suavidad. —Alguien que conoce de antemano mi condición y que aún no se da por vencido.

—Déwēi...

Susurró Tae Min frunciendo su entrecejo y provocando que todos lo mirasen. — ¡Pero él es un mestizo sin poder! ¿No se suponía que estaba muerto?

Levanté mis hombros en forma de desinterés y apoyé mi cabeza en el hombro de Xuě Tiān mientras los miraba fijamente. —Al parecer, está vivo y no solo eso, está formando un ejército con seres que todos creíamos muertos, incluso extintos...

—¿Qué quieres decir?

La pregunta de Ming Jiang fue más que nada un intento de disipar lo que su mente y su instinto ya le anticipaban, pero Hùe Lían terminó por confirmar sus sospechas hablando por primera vez desde que llegué. —Exactamente lo que estás pensando... según mis informes, recientemente se ha abierto más de cinco veces el portal dimensional y solo un ser de mundo astral puede manipular los portales...

—Estaremos totalmente jodidos si es realmente cierto. ¿Liu Huó, qué piensas hacer?

—Acabar con ellos tal como lo hice con el emperador jade, solo que esta vez no esperaré a que se forme una guerra; atacaremos ya, antes de que siquiera tengan la oportunidad de prepararse...

—¿Y por qué llamaste a su Alteza?

Li Song preguntó molesto ante la situación. No lo juzgo ante sus ojos, que Xuě Tiān supiera de la situación era solo una preocupación innecesaria, por lo que sonreí y besé el hombro de la persona entre mis brazos. —Porque su Alteza tiene que decidir algo muy importante.

Xuě Tiān se ladeó rápidamente, mirándome con confusión. —Alteza, necesitamos que tome el lugar como el nuevo emperador jade. Necesito tu ayuda, Xuě Tiān...

Xuě Tiān no dijo nada, miró a los demás, pero siquiera antes de formular una palabra, Hùe Lían se levantó, parándose al frente de ambos, se arrodilló e hizo una inminente inclinación. —Su Alteza Xuě Tiān, sé por el rey Liu que usted ya sabe la verdad de su origen y aunque no sepa del todo los hechos, solo quiero decirle que es un honor hoy volverle a ver. Yo fui quien entregó a su Alteza a los reyes mortales aquella vez, fui el protector de su madre biológica, quien lo amó y protegió hasta con su último aliento...

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