Ella es una chica que vive su vida segura de que no nació para amar, mientras que él es un hombre que ya amó una vez pero que no supo hacerlo bien.
Una noche se encuentran en una situación extraña sin saber que el destino ya lo tenía todo planeado.
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Dieciséis
Buenos días señorita.
Lisett levantó la vista y delante de ella tenía a Danara con una sonrisa macabra en el rostro y la única respuesta que recibió la Parisi de la secretaria fue una mueca sin gracia que puso más que feliz a la pelirroja.
La chica había estado cuatro días más en Italia después de la fiesta y aunque siguió recibiendo los mensajes de Renato no respondió ni uno, ella iba hacerse desear y él se merecía un castigo.
- Vine a ver al señor Patel. - le dijo mordiendo su labio, no quería esconder la satisfacción de demostrar que ella tenía ciertos privilegios.
- ¿Tiene cita?- le preguntó la rubia sintiéndose equivocadamente poderosa, creyéndose la que elegía quien entraba o no a aquel despacho aunque su jefe ya le hubiera advertido que aquella chiquilla era una socia importante y que no tenía que esperar.
- No- contestó y le sonrió, sabía bien lo que intentaba la otra mujer y cuando recibiera su merecido ella tendría un sabor a gloria en la boca.
- Pues quizás no pueda atenderla, Renato lleva unos días muy ocupado, no se imagina lo tarde que nos vamos cada noche de aquí, creo que hasta algunos comienzan a pensar que tenemos algo.
Que lo llamara por su nombre no pasó desapercibido para la pelirroja y el intento de ponerla celosa tampoco y eso la hizo extender más su sonrisa.
- Entonces creo que me iré. - la chica sacudió su melena para dejar el perfume que usaba regado por el lugar- Seguramente esta noche cuando él termine de trabajar, sea la hora que sea, pasará por mi casa, yo lo espero.
Danara fue a dar un giro para marcharse cuando escuchó la puerta del despacho abrirse y se detuvo.
- Sofía- la voz siempre bien recibida por el cuerpo de la pelirroja se escuchó y ella lo vio parado allí con su portafolios en las manos presto para irse.
- Hola, veo que te vas, regresaré en otro momento.- le dijo con coquetería pero a la vez intentando parecer despreocupada, que creyera que no era imprescindible verlo.
- No, entra ahora, lo que iba a hacer no era importante.- contestó medio nervioso, lo último que esperó ver al abrir su puerta fue a la mujer que tortura sus noches y no quería que se fuera así sin hablar con él.
- No te preocupes, no quiero molestar, tu secretaria estaba diciéndome en este instante que no podías atenderme porque estabas muy ocupado.
El hombre miró a la rubia sentada detrás del escritorio con cara de querer destriparla y apretó la manilla de su portafolios.
- No estoy tan ocupado y no vas a molestarme en nada, entra por favor.
Él se hizo a un lado y antes de pasar Danara le dedicó una sonrisa vencedora a la secretaria, poco a poco iría entendiendo que lo mejor para ella era abandonar su estúpida ambición, ese rubio mandón era suyo y no iba a dejarlo ir muy fácilmente.
- ¿Ya no estás enfadada?- le preguntó nada más que puso el seguro de la puerta del despacho, no quería interrupciones
- Últimamente esa pregunta está siempre entre nosotros.- le reclamó.
- Lo siento pero yo intento que tú comprendas y eso termina enfadándote y de verdad no quiero problemas entre nosotros.
- Estás equivocado Renato, no es así.- le dijo sentándose en el sofá de el lujoso despacho y cruzando una pierna sobre otra haciendo notar sus curvas aunque estaban bien resguardadas por un suave pantalón de lino de color beige claro.
- ¿Entonces, si no estabas enfadada porqué estuviste tantos días sin aparecer y sin contestarme?- la miró intentando mantener la vista en su cara y no en sus curvas mientras también se sentaba, verla así lo hacía recordar cuanto esfuerzo estaba haciendo para mantenerse alejado.
- Sencillo, no estaba en Estados Unidos, tuve que atender algunos negocios en Italia de donde llegué ayer en la mañana y no te contesté porque además de los negocios aproveché para divertirme un poco, a fin de cuentas eso es lo que hacen las niñas ¿no? Y así consumí todo mi tiempo, trabajo y diversión.
Ella lo vio tensarse, en realidad no había tenido nada de diversión pero estaba segura de que si buscaba en algunos sitios de Internet se encontraría fotografías de ella robadas por los paparazzis en varias discotecas y restaurantes, lugares a los que había ido a cerrar algunos negocios de la mafia y que visitarlos le brindaban una coartada de joven normal, además de las fotografías de la famosa fiesta y lo mejor, todas acompañadas de Matteo, el tonto que estaba haciendo llorar a su prima al menos iba a servir para algo.
- Eso que estás haciendo es infantil. - ella levantó una ceja como si no comprendiera de que le hablaba- Estás intentando ponerme celoso y no lo vas a conseguir.
- Me habría gustado que fuera eso pero no, solamente te estaba dando una explicación que dada tus conclusiones dejas claro que no merecías, así que me gustaría que olvidaras todo lo que acabo de decir, de toda la historia lo único que necesitas saber es que no estoy enfadada y no entiendo porqué piensas que pude estarlo.
- Eres difícil Sofía. - le dijo suspirando, se estaba dejando envolver en un juego de sentimientos y eso no era bueno- La noche de la cena te fuiste muy rápido, prácticamente ni te despediste y después desapareciste, por eso pensé que estabas enfadada.
- Pues no, ni lo estuve aquella noche ni lo estoy ahora, simplemente viajé, pasé unos buenos días en Italia y regresé cuando creí pertinente.- ella metió la mano por debajo de su pelo justo en la nuca, lo batió como si estuviera desperezando su cuerpo y vio al hombre aspirar profundamente- Y ahora si no te importa vamos a lo que vine, revisemos como han ido los negocios en estos días.
muchas gracias autora por todo tu trabajo y esfuerzo 💕