Una novela romántica, que relata los infortunios de Sofia, quien reencarnara como Maribel, en una novela romántica que odia. Ella sólo quiere vivir pacíficamente,¿lo logrará?
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Capítulo 6
Capítulo 6
Miro detrás de mi padre a ambos invitados
-Disculpen la conmoción, todavía estamos haciendo algunos cambios en la mansión del Barón, espero que nos dejen pasar este pequeño desliz-
El hombre mayor es quien habla
-No te preocupes por nosotros, son cosas que pasan, no nos presentamos con anterioridad-
-Disculpe señor, estaba muy entusiasmada con que mi padre nos acompañe a almorzar-
Hago una reverencia
-Un gusto, mi nombre es Maribel Posadas, primera señorita de la mansión del Barón Posadas y ella es mi hermanita Melisa Posadas, segunda señorita de la mansión del Barón Posadas-
Ambos invitados hacen una reverencia y el mayor es quien habla
-Un gusto señoritas Posadas, soy el Duque Ignacio Borní y este es mi hijo Eduardo Borní único heredero del Ducado Borní-
Me quedé un segundo recalculando lo que escuché, por qué diablos acabo de invitar a comer no solo al maldito loco que está detrás de la protagonista, sino también a su padre. Maldita novela, no van a lograr matarme antes de tiempo. Me traté de recomponer rápido
-Un gusto conocerlos-
El más joven me toma la mano y deposita un beso en el dorso de ella
-El gusto es mío-
Me rio de forma incomoda, no podía disimular mi cara de desagrado, le saco sutilmente mi mano de su agarre y sin que me vieran los hombres mayores me limpio con mi vestido.
Luego de ese momento incomodo, nos sentamos todos a comer, el primer plato fue una sopa, sinceramente la comida de aquí es muy rica, no sé quién cocina, pero debo darle un premio por estos manjares. Mientras degustaba mi plato, veo de reojo que a mi hermana se le cae un poco de su sopa en su vestido, tomé inconscientemente mi servilleta y la limpié, acción que no pasaba desapercibida para ese muchacho que me miraba de forma penetrante desde que se sentó. Pero como es mi costumbre, ignoré.
Mi hermana me sonrió tímidamente, le palmeé la cabeza y le hice señas para que siga comiendo.
A la hora de la carne, veo que mi hermana no se movía
-¿Qué pasa hermanita?-
-No me enseñaron a cortar mi comida, lo hacía siempre Erika mi niñera, decía que era orden de la Baronesa que debían de servirme-
-Oh, bueno no te preocupes ya aprenderás-
Tch que indignante, no enseñarle a cortar porque alguien lo hará por tí...
Tomé su plato y corté todo en trozos para que pueda comer, estaba acostumbrada a hacer estas cosas, en el hogar que viví toda mi adolescencia, solía ayudar a los más pequeños…
Luego de un rato de charlas triviales, el hombre me mira y me dice
-Señorita Posadas, dígame ¿qué opina de tener un prometido?-
Me ahogo con lo que estaba comiendo, una vez que me recupero, lo miro seria
-Disculpe mi descortesía, pero me parece una idiotez, obligar a jóvenes que no se conocen a comprometerse, obligándolos a asumir un matrimonio, que sus padres creen correcto, solo por pura ambición, solo trae desdicha e infelicidad para sus hijos-
-Si le propongo a tu padre un compromiso con alguna de ustedes dos ¿Qué dirías?-
Se ve que el muchacho me echa una mirada asesina
-Soy consciente de la posición del joven, próximo Duque, único heredero, buena fortuna. Sería un billete ganador para cualquier mujer. Sin embargo, soy una niña al igual que mi hermana y como sé que mi padre y mi madre se casaron por amor, deseo el mismo destino para mi hermana y para mí-
-¿Si esa decisión lleva a que se queden solas?-
-Moriré felizmente sola, quiere decir que no encontré el amor en toda mi vida-
Mi hermana interviene
-No morirás sola yo me quedaré contigo, papi tampoco me quiero casar-
Ambos hombre ríen entretenidos
-Muy bien mis muchachas han hablado, solo aceptaré la propuesta que ellas me digan-
El Duque lo mira
-Eres un buen padre, espero que el día de mañana la vida nos haga parientes-
Sin pensarlo se me escapa
-Lo dudo, pero agradezco-
El chico estaba sentado sin decir ni una palabra, pero podía sentir su mirada como dagas que se clavaban sobre mí, en cambio, los hombres mayores, solamente ríen de mi respuesta.
La cena siguió en calma, luego del postre, los tres hombres se retiraron a la reunión que tenía, mientras yo miraba a mi hermanita
-Bien ¿qué haré contigo?-
-Por favor no me vendas, me comportaré-
-¿Vender? ¿Quién dijo que te vendería?-
-Mi madre me decía que si me acercaba a ti, tú me venderías para quedar como única hija de la casa Posadas-
-Tranquila, no lo haré, solamente me preguntaba cómo debería escogerte una niñera…. Ya se Ester por el momento me mudaré a una habitación cerca de mi hermana, tú cuidarás de ambas hasta que consiga un remplazo que me parezca adecuado-
Ester me mira sorprendida
-No hace falta que se mude señorita, puedo atenderlas a ambas sin que se muevan de sus respectivas habitaciones-
-Muy bien, será así, tu prioridad es mi hermanita, hasta que consiga a alguien-
-Como diga mi señorita-