Sexto libro de la saga colores.
Tras seis años encerrada en un convento, Lady Tiffany Mercier encuentra la forma de escapar y en su gran encrucijada por conseguir la libertad, se topa con Chester Clark, un terrateniente que a jurado, por motivos personales no involucrarse con nadie de la nobleza.
NovelToon tiene autorización de thailyng nazaret bernal rangel para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
21. Rienda suelta al deseo
...TIFFANY:...
Mi tía Celia me contó todo sobre su situación y como es que llegó a tener un amante. La compadecí de inmediato al enterarme que mi tío Lorenzo era una rata como el obispo, jamás pensé que las apariencias engañaran tanto, era fácil confiar en que las personas no cometían cosas aberrantes y más los nobles, esos eran los que mas vivían de apariencia, casi tan falsos como ese convento que escondía un auténtico infierno.
Pero, ya no quería recordar más y me acerqué a los corrales mientras Chester preparaba el almuerzo junto a su padre.
La hija de Sebastian corría de un lado a otro junto a los perros. Él también se marchó hacia la casa cuando el bebé se quedó dormido en sus brazos.
Eran muy pocos los nobles quienes asumían la crianza completa, normalmente lo cuidaban las sirvientas. Sebastian se veía que era un padre cariñoso y atento.
— Mi tío Dorian tiene muchos animales — Dijo la niña cuando se detuvo cerca de mí — Los tiene en un refugio, los cuida y protege. ¿El tío Chester por qué tiene animales? ¿También los cuida?
Escuché una vez que la hermana mayor de Lady Emiliana se había casado con el duque más temido del reino.
—Son para la comida.
Se espantó — ¿Se los come?
— No... Bueno... — Había metido la pata con la niña, parecía aterrada — No se los come, solo bebe la leche de las vacas y elige los huevos de los pollitos que no nacen para comer.
Suspiró aliviada — Se hubiera ganado a mi tío Dorian de enemigo por ser así... ¿Y tú vas a tener hijos con mi tío?
Me tensé — No lo sé...
— Pero, para eso se casan los adultos.
— Cierto.
— ¿Te gustan los niños?
— Si me gustan.
— Entonces tendrás un hijo con Chester.
Mi tía Celia también me contó que Lorenzo casi le hace daño a la pequeña cuando era apenas una bebé, ni siquiera podía imaginar tal maldad y ni hablar de lo que pasó con Leandro, ya comprendía porque ahora vivía tan alejado de la costa.
Había asesinado a su padre en el jardín de la mansión de Sebastian.
Lady Emiliana se aproximó.
— Gingerline, deja las preguntas, aún no se casan — Dijo, tomando a la niña de la mano.
— Pero... Mami, es que papá y tú se casaron para tener hijos ¿Verdad?
La marquesa lucía apenada.
Ahora Sebastian tenía un título bastante elevado.
— Bueno, es cierto, en el futuro, ellos también tendrán hijos.
Me entristecía un poco.
— Si, más primos, aunque con los trillizos ya tengo suficiente — Se quejó la pequeña, cruzando sus brazos y su madre se rió.
— Los trillizos de mi hermana son algo tremendos — Contó la marquesa, observandome de forma amigable — Gingerline no soporta mucho sus travesuras.
— Parecen salvajes — La niña chasqueó la lengua.
— Tiffany, en su momento no pude presentarme bien — Dijo la marquesa — Lady Emiliana Mercier, un gusto conocerte.
— El gusto es mío, mi lady — Dije, inclinando la cabeza.
Recordaba la última vez que estuve en la mansión de mi primo y como ella nos halló muy cerca, noté su furia y la forma en que se marchó sin esperar una explicación.
En ese momento yo era sumamente atrevida con mi primo y estaba un tanto celosa de que se hubiese casado con ella, por eso había actuado de esa forma.
Esperaba no haber causado un problema mayor.
Aunque se veían muy felices juntos.
— Eres una mujer muy linda, espero que Chester y tú sean felices, ya verás que sus problemas se resolverán.
— Gracias, lady Emiliana.
— No hay de que, deberías llamarme solo Emiliana.
Asentí con la cabeza.
— ¿Cuándo será la boda? — Preguntó Gingerline y nos reímos.
— Al parecer Gingerline tiene más prisa por verlos casados que ustedes mismos — Comentó Emiliana.
— Tenemos prisa, pero no es algo que pueda hacerse de un día para otro.
Al menos yo tenía más prisa por casarme.
— Cierto, aunque mi boda solo tardó tres días en organizarse.
— Eso es poco tiempo, mami — Dijo la niña, observándola — Pero, supongo que se conocieron mucho antes de la boda y se quisieron.
— Si cariño, así fue.
No me quería topar con mi familia y estar tan desprotegida, conociendo a mi madre, ella me acusaría de entregarme sin casarme y de ser una libertina, mi padre y mi hermano le creerían como siempre.
— Oh, esos perros se ven amistosos — Dijo lady Celia, observando a los cuatro perros que sacudían sus colas cerca de mi falda.
— Lo son, con las buenas personas, debería verlos cuando se ponen furiosos.
— Mejor que estén felices — La niña tocó uno en la cabeza.
...*******************...
Todo el mundo se sentó en la mesa a comer.
Había muchas charlas sobre todos los acontecimientos en mi ausencia. Elogiaron la comida de Chester, aunque él estaba un tanto serio frente a mí, comiendo y hablando pocas veces.
Era un amargado.
¿Le molestaba que su familia viniera a visitarlo? ¿O es por qué yo estaba muy conversadora con Sebastian y mi tía?
— Leandro me contó que Alber no se a casado — Dije mientras pinchaba la ensalada con un tenedor.
— Es mejor así — Comentó Sebastian después de masticar, estaba sentado entre su madre y su esposa y Chester, yo estaba al lado de Gingerline y William — No creo que una esposa pueda tolerar tantos errores, en un día puede cometer todo tipo de irresponsabilidades.
— ¿Ya superó su marca? — Bromeé y él rió a carcajadas.
— Creo que rompió un nuevo récord.
— Alber ya no es un muchacho — Sopesó lady Emiliana — Pero sigue actuando como tal.
— Mi hermano siempre fue un desastre de pequeño.
Chester me evaluó y volvió a su comida.
— Siento que necesita un escarmiento para recomponerse — Comentó mi tía.
— Mmm, no lo creo — Sebastian frunció el ceño — A tenido consecuencias y no las asume, tampoco aprende.
— Debe estarle sonando el oido en estos momentos — Tomé el salero para rociar mi comida.
— Chester me comentó que le ayudó con su problema de lectura y escritura — Dijo el señor William y lo observé, me sentí sonrojada cuando todos me observaron.
— De hecho sí, estuve ayudándole.
— Padre, no te lo dije para que lo mencionaras ante todos — Se quejó Chester entre dientes.
— No es ninguna vergüenza, al contrario, me hace sentir orgulloso que al fin hayas aprendido a leer.
— Aún me falta un poco, no es nada — Cortó él.
— Ya sabe leer párrafos completos sin equivocarse — Dije, sonriendo y se avergonzó — Además, ya escribe correctamente.
— Vaya, eso me alegra — Sebastian sonrió — Ya podremos mandarnos cartas entre si.
— Aún no termino mis lecciones — Chester tomó una postura erguida — Mi caligrafía no es muy delicada.
— Eso es lo de menos, en la práctica podrá pulir su escritura — Insistí y me observó — De hecho, trabajo como ayudante en la escuela que abrieron los duques para los niños que viven en los arriendos, ahí estudia Chester.
Todos se alegraron.
— Gracias a Tiffany he avanzado bastante.
— ¿Entonces ya puedes escribirme un cuento? — Preguntó Gingerline, sosteniendo la cuchara sobre el plato.
— Tendré que aprender a redactar y ser un poco más creativo.
— Lo lograrás — La niña levantó su pulgar.
Chester elevó una comisura.
— De hecho, mañana tendremos que asistir para otra lección — Informé.
— ¿O sea qué no estarán? — La niña hizo un gesto.
— Solo será medio día, volveremos en la tarde — Le tranquilizó Chester.
— No te preocupes, yo me quedaré con ustedes para seguir mostrandole a esta princesa los animales y las siembras — Dijo William con sonrisa encantadora y la pequeña celebró con un aplauso.
— Me sorprende que los duques quisieran abrir una escuela — Sebastian alzó las cejas.
— Fue más una idea de la duquesa Daila — Chester estaba muy serio.
— Recuerdo que el hermano del fallecido duque era un poco libertino y mujeriego.
— Lo era en su soltería, pero ahora se comporta diferente.
— Eso es un alivio.
— La amiga de Roguina y Marta es una mujer hermosa y bastante segura de si misma, no es de extrañar que el duque cambiara para merecer su amor — Dijo Emiliana, mientras le daba un poco de papilla al bebé.
— Sería de muy mal gusto si siguiera persiguiendo mujeres estando casado — Gruñó Sebastian y ella le dió una mirada impaciente.
— Deberían aprovechar la salida para averiguar lo del casamiento — Propuso William, después de unos minutos.
— Tenía pensado preguntar en el pueblo cercano, hay una pequeña capilla allí — Dijo Chester y me sentí nerviosa — He oído que se llevan a cabo casamientos.
— Entonces cásense allí.
¿Y los anillos? ¿Y los testigos?
— Con gusto seremos sus testigos y que mejor que dos marqueses — Se ofreció Emiliana — No les pondrán peros de esa forma.
— Gracias por el ofrecimiento — Dijimos a unísono.
...***************...
Llegó la hora de dormir y me coloqué mi camisón después de bañarme.
Chester entró a mi habitación.
— Ya todos se fueron a dormir — Dijo, llevaba una toalla y tenía el cabello mojado, se la quitó y empezó a rebuscar en uno de los baúles que había trasladado hasta allí desde su habitación.
Por suerte cambió las sábanas de su cama antes de que los marqueses la usaran.
Su trasero abundante quedó al aire cuando sacó una camisa y unos calzones del baúl.
— ¿Estás seguro de que estarás cómodo? — Pregunté, observando la pequeña cama cuando se vistió rápidamente, cubriéndose de mi vista pecaminosa.
— Ojalá no se rompa a la mitad.
Eso me hizo darle otro sentido y me sonrojé.
Evaluó mi rostro — ¿Qué se te pasó por la mente?
— Nada, nada, durmamos — Me acomodé en mi lado.
La cama se sacudió un poco con su peso cuando se acomodó del otro lado.
Tuve que acostarme de costado para que él pudiese acomodarse mejor, quedamos muy pegados debido al poco espacio.
Todo mi lado trasero se pegó a su cuerpo.
— Esta era mi habitación cuando era pequeño — Confesó detrás de mí — Recuerdo que de niño no me gustaba dormir solo así que mi madre me acompañaba hasta que me durmiera... Después despertaba y si estaba de noche me orinaba en los pantalones, afortunadamente se me pasó cuando crecí, pero mi madre murió... Así que usamos esta habitación para guardar sus pertenencias — Soltó un suspiro — Tomé la habitación de invitados para mí y mi padre la de él.
— ¿La querías mucho?
— Sí... Era tan dulce y cariñosa.
Nunca supe lo que era tener una madre así.
Me abrazó y besó mi cuello.
— Pero, ahora tengo a una compañera que me da calor en las noches — Susurró contra mi oído, metió su mano dentro del camisón y tomó uno de mis senos.
Me estremecí.
— No me hagas moverme tanto, estoy casi al borde de la cama — Le advertí.
— Me has estado provocando todo el día y pretendes que mis manos permanezcan quietas — Gruñó con voz gutural, sentía la dureza contra mi trasero.
Su enorme cuerpo era como un muro cálido detrás de mí.
Tomó mi pezón y lo rozó.
Me estremecí, queriendo más.
La respiración se me atoró.
— ¿Provocando? No tengo idea de que hablas.
— Sabes perfectamente a lo que me refiero... Me provocas hasta con respirar y odio que me hagas sentir tantos celos, debería tomarte duro para que no puedas callar los gemidos y que tu primo escuche que eres mía...
— Mi primo no siente nada por mí, estás exagerando... Además, es tu hermano...
Alejó su mano, pero acarició mi trasero y alcanzó mi centro desde atrás.
— No me contradigas — Demandó, rozando mi botón con sus dedos. Me sobresalté, sintiendo una ola pesada de placer — Saber que te gustó me vuelve loco, con solo ver como le sonríes me siento como un lobo receloso. Esto es mío, eres toda mía — Metió sus dedos y quise frotarme.
Ahogué un gemido mientras seguía torturando.
Hizo un movimiento y sentí su miembro rozarme desde atrás.
Me tomó de la cadera y empujó las suyas.
Me arqueé al sentirlo entrar en mí de forma lenta y dolorosa.
Era grande y estar en esa posición se sentía más profundo.
Gemí en alto y colocó sus dedos dentro de mi boca.
— Ya, mejor sin ruidos, hay niños en casa.
Empezó a moverse y los probé.
Mi interior se estremeció con cada embestida profunda.
Sacudí mis caderas, desesperada.
Los espasmos no querían terminarse, mi colapso sería largo al parecer.
Terminé boca abajo con un movimiento.
Sentí su peso, pero se mantuvo suspendido arriba de mí para que no cargara con todos sus kilos.
Me tomó así y me cubrí con la almohada el rostro, arriesgándose a darme duro.
Todo mi ser se estremeció y se abrió a ese empuje demandante, la cama se quejó un poco.
Mi cuerpo colapsó de forma intensa y enterré las manos en las mantas debajo de mí.
Chester siguió tomándome sin descanso el resto de la noche.
Bueno...sobre Wiliam y Celia no sé que decir /Slight/ sea lo que sea, estoy del lado de Chester /Kiss/ Pero no quita que puedan hacer su vida. Solo me duele pensar que fue tan diferente con Chester y su mamá que como lo es con Celia y sebas ahora /Whimper/