En un reino gobernado por una familia real que ha reinado durante siglos, Lilith, una joven de extraordinaria belleza y poderes mágicos, nace destinada a ser la villana del cuento. Desde niña, Lilith ha sido marginada y temida por los habitantes del reino, quienes creen que su sola existencia traerá la ruina a todo lo que ama.Cuando el rey y la reina mueren en extrañas circunstancias, Lilith se ve obligada a huir del palacio y a esconderse en las sombras, mientras que su hermano Azrael asciende al trono, convirtiéndose en un gobernante tiránico y despiadado.Decidida a reclamar su derecho al trono y a demostrar que no es el monstruo que todos creen, Lilith se embarca en una peligrosa aventura, enfrentándose a criaturas mitológicas, aliados inesperados y a su propio destino. A lo largo de su viaje, Lilith deberá aprender a abrazar su naturaleza oscura y a utilizarla para liberar a su reino de las garras de su hermano.¿Logrará Lilith superar los prejuicios y convertirse en la heroína de su propia historia? Descúbrelo en esta épica novela de fantasía, llena de magia, intriga y un giro inesperado que te dejará sin aliento.
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Capitulo 16
Capítulo 16 - Un Nuevo Amanecer
Los días que siguieron a la derrota de la criatura demoníaca fueron intensos y agitados. Después de la tensa batalla, todo el reino se abocó a la tarea de reconstruir y sanar las heridas de la guerra.
Junto a mis fieles aliados, me entregué de lleno a la labor de restaurar la prosperidad y la armonía en nuestras tierras. Sabíamos que este sería un proceso lento y arduo, pero estábamos determinados a honrar el sacrificio de Endymion y a crear el futuro que él había soñado para nuestro pueblo.
Selene, Damien, Esmeralda y Theron se convirtieron en pilares fundamentales de este esfuerzo. Cada uno aportó sus habilidades y conocimientos para guiar a la gente en la reconstrucción de casas, caminos, puentes y otras infraestructuras dañadas.
Zahra y sus sacerdotes, por su parte, se encargaron de brindar asistencia médica y espiritual a quienes habían sufrido las consecuencias de la batalla. Con su magia curativa, aliviaron el dolor y la angustia de los afectados, devolviéndoles la esperanza.
Mientras supervisaba las tareas, no podía dejar de pensar en Endymion y en el vacío que había dejado su partida. Su ausencia se sentía más que nunca, y a veces me invadía una profunda tristeza al recordar su sonrisa, su determinación y su amor incondicional.
En uno de esos momentos de reflexión, Selene se acercó a mí y puso una mano reconfortante sobre mi hombro.
—Sé que es difícil, Lilith —dijo, con voz suave—. Pero Endymion hubiera querido que continuáramos adelante, que honráramos su sacrificio construyendo el mundo que él soñaba.
Asentí lentamente, secando una lágrima que resbalaba por mi mejilla.
—Tienes razón —respondí—. Debo ser fuerte y enfrentar este desafío con la misma determinación que él demostró. Por él, por nuestro pueblo y por el futuro de este reino.
Selene me obsequió una cálida sonrisa, y juntas nos sumergimos de lleno en la labor de reconstrucción. Día tras día, observábamos cómo el reino resurgía de sus cenizas, convirtiéndose en un lugar más próspero y unido que antes.
La gente, que había sufrido tanto bajo la tiranía de mi padre y las amenazas de la criatura demoníaca, recuperaba poco a poco la fe y la alegría. Veía en sus rostros la gratitud y el orgullo por formar parte de esta nueva era de esperanza y progreso.
Sin embargo, a pesar de estos avances, una sombra de inquietud se cernía sobre mí. Sabía que, aunque habíamos logrado derrotar a la bestia, aún quedaban muchos interrogantes sin respuesta. ¿De dónde había surgido esa criatura? ¿Quién o qué la había liberado en primer lugar?
Sentía que había algo más, algo que aún se mantenía oculto en las sombras, acechando a la espera de su oportunidad. Y eso me llenaba de una aprensión que no podía ignorar.
Una noche, mientras meditaba sobre estos asuntos, tuve una visión que me heló la sangre. Vi a una figura encapuchada, rodeada de un aura maligna, que parecía vigilar nuestros movimientos desde las tinieblas.
Sobresaltada, acudí de inmediato a compartir mi inquietud con Selene y los demás. Juntos, analizamos la situación y concluimos que debíamos investigar a fondo esta nueva amenaza que se cernía sobre nosotros.
—No podemos confiarnos —dijo Damien, con semblante grave—. Debemos estar preparados para lo que sea que se avecine. Reforzaremos la seguridad y enviaremos a nuestros espías a indagar sobre esta misteriosa figura.
Asentí, sabiendo que era la decisión correcta. Mientras ellos se encargaban de esos preparativos, me retiré a mis aposentos, necesitando un momento a solas para procesar todo lo que estaba ocurriendo.
Fue entonces cuando Endymion apareció en mis pensamientos, recordándome que no debía perder la esperanza ni la determinación que él tanto admiraba en mí.
"Lilith —escuché su voz en mi mente—, sé que este camino no será fácil, pero tienes la fuerza y el coraje necesarios para superarlo. Confío en ti y en tus aliados para hacer de este reino un lugar próspero y justo."
Sus palabras me reconfortaron y llenaron de renovada determinación. Me levanté con la firme resolución de enfrentar cualquier desafío que se interpusiera en nuestro camino.
En los días siguientes, Damien y sus espías comenzaron a recopilar valiosa información. Poco a poco, fuimos desentrañando los hilos de una trama mucho más compleja de lo que habíamos imaginado.
Resultó que la figura encapuchada que yo había visto en mi visión era en realidad un poderoso hechicero, un antiguo servidor de las fuerzas oscuras que había permanecido oculto durante mucho tiempo.
Este misterioso individuo, cuyo nombre era Arcanus, había sido el responsable de liberar a la criatura demoníaca en primer lugar. Al parecer, su objetivo era sumergir todo el reino en una oscuridad aún más profunda, para luego apoderarse de él y convertirlo en su dominio personal.
Compartimos esta información con todo el reino, y juntos nos preparamos para enfrentar esta nueva y formidable amenaza. Sabíamos que Arcanus no se detendría ante nada para lograr sus siniestros planes, así que debíamos estar listos para la batalla que se avecinaba.
Durante semanas, nos sumergimos en un intenso entrenamiento, mejorando nuestras habilidades mágicas y estratégicas. Selene, Zahra y yo trabajamos incansablemente en la creación de poderosos hechizos y rituales de protección, mientras que Damien, Esmeralda y Theron lideraban a nuestras tropas en ejercicios y simulaciones de combate.
Finalmente, el día de la confrontación llegó. Arcanus, a la cabeza de un ejército de criaturas oscuras, se presentó frente a nuestras puertas, exigiendo la rendición incondicional del reino.
Pero nosotros, decididos a defender nuestro hogar y todo lo que habíamos logrado construir, nos negamos a ceder ante sus amenazas.
—¡Jamás te entregaremos este reino! —declaré, con voz firme—. Hemos derrotado a tus sirvientes antes, y lo volveremos a hacer. ¡Esta tierra está protegida por el poder de la luz y el amor!
Arcanus soltó una carcajada despectiva.
—Tontos —escupió—. ¿Creen que sus patéticos intentos podrán detener mi inmenso poder? ¡Prepárense para la aniquilación!
Con un gesto de su mano, desató una lluvia de energía oscura sobre nuestras defensas. Pero esta vez, estábamos preparados.
Selene, Zahra y yo, junto a nuestros hechiceros más poderosos, erigimos una barrera mágica que contenía y absorbía los ataques de Arcanus. Mientras tanto, Damien…
Esa es mi humilde opinión.