Ella, era la hija de un general, una guerrera talentosa, pero su prima le tendió una trampa para asesinarla y así tomar su lugar como una princesa heredera, ahora, a reencarnado en la princesa que fue puesta en su lugar y su prima acabo aun como una concubina más, pero aun siendo la princesa, las concubinas abusaron de ella, ahora que está en ese cuerpo, esta lista para su venganza.
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castigo
Yuna estaba furiosa y sin poder salir de su habitación, pero su sirvienta le avisó rápidamente que el príncipe había llegado, así que la concubina, la envió a avisarle lo que había pasado y que le dijera que estaba muy mal por los golpes que la princesa le dio, esta segura que haya estará de su lado y juntas conseguirán un castigo para la princesa; no paso mucho para que el príncipe fuese a verla y esta le comento lo que había pasado, que la princesa se negó a cumplir con el castigo que él había dicho debía recibir. Aya enseguida mostró preocupación por Yuna, ya que de eso serviría para molestar a la princesa.
- alteza, debe hacer justicia por su concubina, la princesa es la señora de la casa, pero no le da derecho a dañarnos.
- traigan a la princesa.
Ordeno a sus sirvientes, en cuestión de minutos, Saya ya estaba en el salón del príncipe, con sus dos concubinas a su lado.
- parece que ya le han venido a llorar. Antes que nada, está mujer intentó hacer que los sirvientes me golpearan, a mi, la señora de esta casa.
- silencio! Así es, yo mismo di esa orden, es un castigo por haber salido sin mi permiso.
- príncipe Yuu, parece que esta deseoso de otro ragaño de la emperatriz.
Yuna miró sorprendida a la Aya y esta asintió, muy a su pesar, la princesa tenía razón y ella había sido la causa de que el príncipe fuese regañado por la emperatriz.
- eso y lo de ahora son cosas distintas ¿crees que voy a permitir que vayas de nuevo a llorar a los pies de la emperatriz?
- ¿esta diciendo que debo arrodillarme y recibir un injusto castigo? Si habla de castigos ¿no debería ser la concubina Aya quien reciba uno?
- ¿que dices? La concubina Aya siempre cumple con sus deberes y no escapa de casa como tú.
- entonces ¿escapar de casa es más grave que envenenar a la señora de la casa?
El príncipe golpeo la mesa que tenía frente a él ante tal acusación, su concubina no sería capaz de tan vil artimaña. Aya por su parte estalló en llanto por tal acusación.
- alteza, la princesa es injusta, se que tiene celos porque usted me ama, pero tal calumnia es de lo peor.
Ahora si, la tonta princesa solita esta consiguiendo un castigó.
- así que es mentira, entonces príncipe Yuu espero haga lo que la emperatriz le dijo y encuentre al culpable o de lo contrario le informaré de su inútil desempeño.
- Saya!!! Que tengas a la emperatriz no te da derecho a insultarme a mi y a mis concubinas, me debes total respeto a mi, tu esposo.
- el respeto se gana alteza y usted no hace más que acumular más odio de mi para usted.
Sin más se dio la vuelta, para retirarse pero el príncipe furioso hizo que los guardias la sujetarán y la hicieran arrodillarse de frente a él, aun no era lo suficientemente fuerte, así que no podía liberarse, el príncipe se acerco solo para golpearle la cara con las palmas, le dio uno tras otro golpe, hasta que pudo ver sus labios sangrar, pero en ningún momento pudo escucharlo quejarse o pedir perdón y eso, lo pone más furioso. Se retiró para tomar su asiento nuevamente con sus concubinas a su lado, sonriendo por el castigo que recibió la princesa, pero pronto se les borro la sonrisa al ver como Saya levantaba la mirada, una mirada llena de irá y una leve sonrisa le daban un aspecto aterrador.
- recuerde este momento príncipe Yuu, porque este momento, es la razón la principal del porque me encargaré de conseguir su cabeza y la de esas mujeres a su lado.
Los guardias la soltaron y se puso de pié, limpiando el hilo de sangre que recorría la comisura de sus labios.
- no has tenido suficiente y te atreves a amenazarme. Encierrenla en el almacén y no le den comida en diez días.
Sin replicar, siguió a los guardias, total, había quedado con la emperatriz que iría, a la residencia del general para empezar su entrenamiento y esta segura que el general no tardara en informar a la emperatriz sobre su ausencia, el príncipe es tan estúpido que no se da cuenta que él mismo esta arruinando su reputación ante los emperadores.
Ya en almacén, busco un buen lugar para sentarse, esta tranquila, porque sabe que después de ese leve castigo, lo que le espera al príncipe y a ese par de arpías, no se compara. Por otra parte, el príncipe pidió estar solo, ahora que reflexiona las cosas, golpear a la princesa no fue bueno, de esa manera no podrá seguir el plan de su madre, tragándose su orgullo, se dirige al almacén acompañado de una sirviente, le ordena a este que habrá y entra quedando en el marco de la puerta, creyó que la princesa estaría llorando y se lanzaría a él pidiendo que lo saque, pero es todo lo contrario, la princesa estaba sentada con toda tranquilidad, solo abrió los ojos cuando le escucho entrar pero enseguida a parto la mirada.
- si te disculpas con las concubinas por tu mal comportamiento, puedo sacarte de aquí.
- alteza, no me puedo disculpar si no he hecho nada malo, en todo caso, quienes deben suplicar mi perdón son ese par de mujerzuelas.
Escucharla, solo le pone furioso y más por la manera en la que se refiere a sus concubinas, en especial por Aya.
- te estoy dando una oportunidad, deberías aprovecharla.
- por el contrario alteza, usted debió aprovechar y hacer valer mi derechos de ama de esta casa, pero solo esta apretando más la soga de su cuello. Puede retirarse si solo vino a decir tonterías, a fin de cuentas, no estaré mucho tiempo aquí.
Le dio la espalda y cerro los ojos para seguir meditando, no hay mejor manera de lidiar con un hombre como el príncipe, que ignorarlo y dañar su orgullo.
Molesto por su reacción, azotó la puerta al salir y pidió la bloquearan bien para que no saliera.