**"EL Eco Del Pasado"** es una novela de romance contemporáneo que sigue la historia de Dante y Emilia, dos almas marcadas por un oscuro pasado y un matrimonio forzado. A medida que enfrentan peligros, traiciones y fantasmas de su historia, descubren que el verdadero amor puede florecer incluso en los momentos más difíciles. Juntos, emprenden un viaje hacia la redención y la paz, buscando dejar atrás las sombras y construir una vida llena de esperanza y nuevos comienzos. Es una historia sobre la fuerza del amor para sanar, perdonar y renacer.
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Capítulo 11: La Dama en el Tablero
La noche había caído completamente cuando Emilia y Dante dejaron la habitación oculta con el tablero de ajedrez. La brisa nocturna acariciaba sus rostros mientras caminaban en silencio por los pasillos oscuros de la mansión Moretti. Emilia no podía dejar de pensar en lo que acababa de ver. El ajedrez, una metáfora perfecta para la vida que estaba viviendo: un juego de estrategia, de movimientos calculados, donde cada pieza tenía su importancia, pero también su vulnerabilidad.
"¿Por qué me trajiste aquí?" preguntó Emilia finalmente, rompiendo el silencio, sus ojos fijos en el perfil de Dante.
Él se detuvo, mirándola con una expresión que mezclaba seriedad y algo que Emilia no había visto en él antes: vulnerabilidad. "Quería que entendieras lo que está en juego, Emilia. Este no es solo nuestro matrimonio. Es todo lo que viene con él: poder, influencia, y la sombra constante de la traición."
Ella asintió, aunque su mente todavía luchaba por comprender la magnitud de lo que Dante le estaba pidiendo. "¿Y qué esperas de mí, Dante? ¿Qué papel juego en todo esto?"
Dante suspiró, pasando una mano por su cabello oscuro. "Te necesito a mi lado, Emilia. No solo como mi esposa, sino como mi aliada. Este es un mundo donde cualquier debilidad puede ser explotada, y no podemos permitirnos errores. Lo que viste esta noche, el tablero… es solo una representación. La verdadera lucha es mucho más peligrosa."
Emilia sintió un nudo en su estómago, pero también una chispa de determinación. Había entrado en este matrimonio sin entender completamente lo que implicaba, pero ahora, comenzaba a ver con más claridad. "Estoy contigo, Dante. No sé cuánto podré aportar, pero haré todo lo que esté a mi alcance para ayudarte."
Dante sonrió, un gesto que parecía tan raro como bienvenido en ese momento. "Eso es todo lo que necesito de ti, Emilia. Que estés conmigo."
Se quedaron en silencio por un momento, cada uno perdido en sus pensamientos, hasta que Dante, con un leve movimiento de cabeza, la guió de vuelta a su habitación. El resto de la noche transcurrió en un remolino de pensamientos para Emilia. Apenas pudo dormir, su mente volviendo una y otra vez a las palabras de Dante, al tablero de ajedrez, y a la creciente sensación de que algo se cernía sobre ellos, algo que no podía ignorar.
La mañana siguiente llegó demasiado pronto, y Emilia se despertó con la determinación de empezar a tomar un papel más activo en todo lo que estaba sucediendo. Sabía que no podía seguir siendo solo una espectadora pasiva en su propia vida, especialmente no en un entorno tan volátil como el de la familia Moretti.
Decidió comenzar el día visitando a una persona que, aunque no había estado muy cerca de ella hasta ahora, parecía ser clave para entender mejor la dinámica en la casa: Isabella.
Isabella estaba en la terraza del segundo piso, leyendo un libro mientras el sol de la mañana se filtraba a través de las hojas de las plantas trepadoras. Cuando vio a Emilia acercarse, levantó la vista, y su sonrisa habitual apareció en su rostro.
"Emilia, qué agradable sorpresa," dijo, marcando la página del libro y dejándolo a un lado. "¿Qué te trae por aquí tan temprano?"
Emilia tomó asiento frente a ella, sintiéndose ligeramente incómoda por la mirada inquisitiva de Isabella. "Quería hablar contigo, Isabella. Sobre lo que me dijiste ayer, y también sobre… lo que está pasando en esta casa."
Isabella arqueó una ceja, claramente interesada. "¿Y qué es lo que te preocupa exactamente?"
Emilia tomó aire, intentando ordenar sus pensamientos. "Creo que ya no soy tan ingenua como para no darme cuenta de que hay más en juego aquí de lo que parece. Dante me ha mostrado algunas cosas, y aunque aún no entiendo todo, sé que necesito estar más preparada."
Isabella la observó en silencio por un momento antes de asentir lentamente. "Me alegra oírte decir eso, Emilia. Este mundo no es para los débiles de corazón. Y aunque Dante intenta protegerte, creo que sabes que no puede hacerlo todo el tiempo. Eventualmente, tendrás que tomar decisiones difíciles por ti misma."
"Lo sé," admitió Emilia, sintiendo el peso de esas palabras. "Por eso estoy aquí. Quiero aprender, Isabella. Quiero entender mejor cómo funciona todo esto, para que cuando llegue el momento, pueda estar a la altura."
Isabella sonrió, esta vez con un toque de admiración. "Tienes más fuerza de la que imaginé, Emilia. La mayoría de las mujeres en tu posición se habrían conformado con ser solo una figura decorativa, pero tú… estás dispuesta a luchar."
Emilia devolvió la sonrisa, aunque sabía que aún tenía mucho por aprender. "No tengo otra opción, ¿verdad? Si no lucho, perderé más de lo que estoy dispuesta a sacrificar."
Isabella asintió, como si las palabras de Emilia hubieran confirmado algo que ella ya sospechaba. "Muy bien. Entonces, te ayudaré. Hay cosas que necesitas saber, lecciones que aprender. Pero debes estar preparada, porque una vez que comiences, no habrá vuelta atrás."
"Estoy lista," dijo Emilia con determinación, aunque una parte de ella aún temía lo que estaba por venir.
Isabella se levantó y caminó hacia el borde de la terraza, mirando los jardines que se extendían abajo. "El poder en esta familia no se mide solo en riqueza o en conexiones, Emilia. Se mide en influencia, en la capacidad de manipular situaciones a tu favor, de prever los movimientos de los demás antes de que ellos mismos los hayan considerado. Dante es un maestro en eso, pero incluso él tiene sus límites."
Emilia la escuchó atentamente, sintiendo que cada palabra que Isabella decía era una pieza más del rompecabezas. "¿Y qué debo hacer?"
"Aprender a leer a las personas, a entender sus motivaciones y a utilizarlas en tu beneficio. Debes ser estratégica en cada acción, cada palabra. Porque, en este juego, incluso la más pequeña de las decisiones puede tener consecuencias enormes."
Isabella se volvió hacia ella, sus ojos brillando con una intensidad que no había mostrado antes. "Empezaremos ahora. Desde este momento, Emilia, deja de pensar como una simple esposa y comienza a pensar como una jugadora. Porque créeme, eso es lo que eres."
Emilia asintió, sintiendo que, por primera vez desde que había llegado a esa casa, tenía un propósito claro. Sabía que el camino sería difícil, que habría riesgos y sacrificios, pero también sabía que no estaba dispuesta a retroceder. No ahora, no después de todo lo que había aprendido.
Isabella sonrió, como si pudiera leer sus pensamientos. "Bienvenida al juego, Emilia. Estoy segura de que, con el tiempo, serás una oponente formidable."
Mientras la mañana avanzaba, y Isabella comenzaba a instruirla en las complejidades del mundo de la familia Moretti, Emilia sintió que algo dentro de ella cambiaba. Ya no era la joven ingenua que había llegado a esa casa, sino alguien dispuesto a enfrentarse a las sombras y los secretos que la rodeaban.
El tablero estaba dispuesto, y Emilia estaba lista para mover sus piezas. La partida continuaba, y ella no pensaba perder.