Anne Williams es una chica de 26 años amable, sencilla e inocente, cuida de su pequeña hermana Gracie de 9 años desde hace unos meses cuando murió su madre de cáncer... Ahora está perdida en su rutina trabajando en esa cafetería, hasta que la desgracia llama a su puerta, abusos, policías y contratos.
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CAPITULO 16
Al llegar a la iglesia Anne se sorprendió por la bonita decoración que había, rosas blancas por doquier y el gran altar que la esperaba era maravilloso.
Anne no tenía un padre, así que el señor Greg hizo un esfuerzo por caminar y la llevo al altar en dónde Isaac la esperaba con una sonrisa, el sabía que Anne era hermosa pero al verla vestida de novia sus ojos brillaron aún más.
Era la primera vez que Joshua veía a Anne en persona y no pudo dudar que su amigo Isaac había elegido bien, ella era justo lo que sus padres buscarían para Isaac. Sonrió victorioso mientras la chica pasaba por su lado.
Al llegar al altar, Isaac tendió la mano y Anne la tomó situandose a su lado, la misa comenzó y el padre dió unas palabras hasta que llegó aquel momento en el cual no había pensado.
-Pueden decir sus votos. -Isaac asintió y se volteo a ver a su próxima esposa, se tomaron de las manos. -Yo, Isaac Harris, te quiero a ti, Anne Williams, como esposa y me entrego a ti, y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida.
Anne lo miró sin saber que decir y al guardar silencio el sacerdote habló. -Señorita Anne, sus votos por favor.
Ella se aclaró la garganta y habló. -Yo, Anne Williams, te quiero a ti, Isaac Harris, como esposo y me entrego a ti, y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida.
-Sin más que decir, los declaro marido y mujer, señor Harris puede besar a su esposa.
Los aplausos no se hicieron esperar, Anne miro de reojo a sus suegros quienes se limpiaban las lágrimas con un pañuelo mientras sonreían, Gracie estaba saltando de la emoción a lado de la señora Judith. Al mirar hacia enfrente se encontró con Isaac acercándose y depositando un dulce y tierno beso en sus labios, la tomo de la cintura y la acercó más a él, ella suspiró. El beso acabo y comenzó la caminata hacia la salida en dónde ya la esperaban más invitados haciendo una lluvia de pétalos, había fotógrafos por doquier pues se estaba casando el soltero más cotizado de Chicago.
El resto de la boda siguió, Anne conoció a gran parte de la familia de Isaac quienes algunos viajaron desde otras partes de Estados Unidos, también conoció a Joshua. La boda estuvo muy amena, bailaron su vals e Isaac bebió de más. Casi al terminar la boda, Eva se acercó a ella.
-Me puedes llamar en cualquier momento, ¿lo sabes? -La chica la miró extrañada. -La luna de miel solo será una semana entonces mamá cuidara de Gracie, por eso no tienes de que preocuparte pero si te sientes mal o en peligro solo llámame.
¡La luna de miel! Ni siquiera había pensado en eso y Anne sabía que conllevaba una luna de miel... sexo y ella jamás lo había tenido. Suspiró.
-Realmente no había pensado en la luna de miel, pero gracias Eva, te llamaré si algo sale mal. -La chica la abrazo y en ese momento llego Isaac.
-Vamos Anny, el jet nos espera. -anuncio. La chica asintió, se dirigió a despedirse de Gracie prometiendo volver en unos días, la niña lo comprendió y se quedó a lado de Judith.
Anne agradecía tanto que la familia de Isaac quisiera a Gracie, sabía que se había sacado la lotería en ese aspecto, el único problema era Isaac quien solo jugaba con ella.
Una vez en el jet ella ni siquiera tenía idea de a dónde se dirigían. -¿A dónde vamos? -Se limitó a decir la chica.
-Cambiaremos de clima. -Anne lo miro sin comprender. -Playa Anny, playa. -dijo obvio.
Anne no conocía el mar, ni siquiera había salido de Chicago alguna vez por lo que estaba emocionada pero también le hubiera encantado tener a su hermana con ella para que también lo conociera.
-Anny, quiero pedirte un favor. -dijo Isaac, la chica lo miró desinteresada. -Es una semana, será un viaje excepcional, ¿puedes poner de tu parte para que sea más ameno?
-Lo que digas. -murmuro para centrar su vista a la oscura noche. -Ire a cambiarme, no soporto tener puesto este vestido un minuto más.
Sin esperar respuesta entró a la habitación que se encontraba al fondo del jet y no podía quitarse el vestido ella sola, tampoco quería pedir ayuda por lo que a duras penas alcanzó el zipper pero bufó al soltarlo por accidente. -¡Demonios! -chillo.
La puerta se abrió y entro Isaac. -Creo que necesitas ayuda con eso. -Y sin esperar respuesta bajo el zipper observando su espalda, Isaac quería estar con ella en ese momento pero se estaba conteniendo. Miro hacia enfrente y Anne estaba viendo sus acciones en el espejo que estaba frente a ella.
-Gracias. -Murmuro.
Isaac la volteó rápidamente y la acercó a él. -Yo sé que tú quieres y te estás conteniendo tanto como yo, Anny. -El aliento alcohólico llegó hasta las fosas nasales de Anne quien arrugó la cara.
-Estás hebrio Isaac, sal de la habitación. -Dijo. -Llama a Kate para que te quite las ganas, conmigo no cuentas.
-¿Qué caso tiene mencionar a Kate aquí? ¡Ella llegó y se subió a mis piernas, justo le estaba diciendo que se quitará cuando entraste! -Dijo el hombre furioso. -Quiero hacerte mía hoy y así será.
Y con eso comenzó a besar el cuello de Anne, ella quería resistirse pero no podía, en realidad si quería estar con el a pesar de los sucesos anteriores, eran muchas sensaciones extrañas las que rondaban por la mente de Anne.
Isaac quitó lentamente el vestido de novia y lo arrojó a un rincón. -Eres mía Anne Harris, mía por siempre. -Murmuro antes de fundirla en un beso.
Anne Harris, ese era su nombre ahora pues estaba casada con el mismísimo diablo.