Grei Villalobos, una atractiva colombiana de 19 años, destaca por su inteligencia y un espíritu rebelde que la impulsa a actuar según sus deseos, sin considerar las consecuencias. Decidida a mudarse a Italia para vivir de forma independiente, busca mantener un estilo de vida lleno de lujos y excesos. Para lograrlo, recurre a robar a hombres adinerados en las discotecas, cautivándolos con su belleza y sus sensual baile. Sin embargo, ignora que uno de estos hombres la guiará hacia un mundo de perdición y sumisión.
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Capítulo 24 Restaurante 1/2
Grei Villalobos
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Después de darme un baño refrescante, tomo una toalla y salgo del baño. Me siento más tranquila. Al acercarme a la cama, noto varias cajas y, al revisarlas, encuentro unos tacones, un hermoso vestido y una delicada cadena. Al acariciar la cadena, no puedo evitar reconocer que tiene buen gusto. Suspiro cierta alegría al darme cuenta de que podré salir de aquí, aunque sea por un rato. He estado tanto tiempo encerrada, solo podía ver al despreciable Matteo, que imagino debe estar con esa tabla. Era evidente lo preocupado que estaba. Esa noche en que vino, seguramente había estado con ella. Dejo caer el collar sobre la cama y ruedo los ojos; es un sinvergüenza promiscuo, sin lugar a dudas. Me dirijo al clóset para cambiarme, y siento que mi estómago ruge de hambre, por lo que decido ir a la cocina. Justo entonces, veo que uno de los guardaespaldas de Matteo entra, así que retrocedo para subir las escaleras.
—Señorita, el señor Matteo le manda esto.
Al girarme, veo que se acerca y me entrega una bolsa que acepto.
—Gracias —le digo, mientras él se retira y cierra la puerta con llave. Es una precaución que él toma; Matteo ha dejado de asegurarlo. Al abrir la bolsa, descubro comida, así que me dirijo al comedor y empiezo a sacar todo hasta que encuentro una nota.
Espero que te guste la comida; no es tan buena como la tuya, pero quiero que comas todo. Necesito que tengas energía para la cogida que te tengo pensada esta noche. Debes estar lista a las 8, pasaré por ti.
—Qué romántico,él cretino —murmuro, rodando los ojos.
Dejo la nota sobre la mesa y destapo la comida, que luce deliciosa, y comienzo a comer. Después de unos minutos, quedo satisfecha y decido dormir un poco. Así que me dirijo a la habitación.
Al despertar, me doy cuenta de que ya es de noche, así que corro al baño y me doy una ducha. Al regresar a la habitación, me pongo el vestido que él me trajo, me hago un moño alto y me maquillo. Este hombre ha pensado en cada detalle. Al mirarme de nuevo en el espejo, me veo bien. Giro y, al abrirse la puerta, veo a Matteo muy elegante y vestido adecuadamente. Se acerca a mí y me da un pequeño beso en los labios.
—Mi muñeca, te ves muy hermosa. Sabía que te vería espléndida con ese collar —me dice acariciando mi mejilla.
—Sí, es bonito, gracias —respondo con un tono bajo pero indiferente.
—¿Pasa algo? Pensé que estarías feliz porque vamos a salir. ¿No quieres?
—Sí, quiero salir. No me prestaste atención.
Me alejo de él para caminar hacia la puerta, pero antes de hacerlo, me toma de la mano. Lo miro sin entender. Él me dedica una sonrisa juguetona, lo que me hace levantar una ceja, ya que parece que está tramando algo. Me jala hacia él y me lleva a la cama, levantando mi vestido.
—¿Matteo, es en serio?
Este hombre está totalmente desquiciado. Me arruinará el maquillaje, así que ruedo los ojos. Él me baja la ropa interior y yo levanto un poco más las caderas, pero me da una nalgada que me hace morderme el labio inferior.
—¿Quieres que te folle ahora, mi muñeca?
—¿Acaso no es eso lo que planeas hacer?
Él se coloca encima de mí, besando el lóbulo de mi oreja. Siento cómo comienza a introducir algo en mi vagina, pero su tamaño es menor al esperado.
—No sabes las ganas que tengo, mi muñeca, pero ya tenemos la reservación. Créeme, cuando regresemos, te lo haré bien duró como tanto te gusta.
Luego se aleja, me sube la ropa interior y el vestido. Yo me arreglo el vestido, miro hacia él y me siento incómoda hay algo adentro en mi vagina.
—¿Matteo, qué me pusiste?
—No preguntes, mi muñeca. Recuerda que en esta casa soy tu amo; solo podrás llamarme Matteo cuando salgamos. ¿Está claro?
—Sí, amo —digo en voz baja.
Él me besa suavemente y camina hacia la puerta, abriéndola para que yo salga. ¿Desde cuándo es tan caballeroso? Al salir de la hacienda, me siento incómoda, ya que no tengo idea de lo que Matteo tiene planeado, ni qué es eso que tengo debajo. Tras una hora de trayecto, el coche se detiene. Él se baja y me ayuda a salir, ofreciéndome su mano. Al quedar a su lado, se inclina hacia mi oído.
—Lo que pase esta noche será tu responsabilidad. Si haces algo estúpido, no te daré una segunda oportunidad —me amenaza.
—Ya lo sé, no tienes que amenazarme, Matteo —le respondo con irritación.
Él no contesta y juntos caminamos hacia la entrada del restaurante, un lugar muy lujoso y hermoso. No es extraordinario, ya que estoy acostumbrada; he visitado varios restaurantes en este país.