Una tarde como cualquiera, Andi escuchó el grito de una niña que le decía "papá" a su esposo. En ese momento, ella sintió que el amor era egoísta y cruel. Pero nadie sabia que ese encuentro cambiaría sus destinos.
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Instinto
La sonrisa perfecta de la señora Leticia se arruinó con la llegada de su hijo, quien vino a llevarse a su nieta.
—¡Eres una completa estúpida, Diana! ¿Por qué dejaste que se lleve a tu hija?— gritó Leticia a Diana muy enfurecida con los ojos muy dilatados.
—No entiendo qué pretende, señora. Usted sabía perfectamente que amaba a Kevin, pero me obligó a dejarlo, y ahora quiere que vuelva con él... ¿Por qué?
—Por qué si no logras que Kevin vuelva contigo, pondré una demanda de estafa contra tu padre. Eso significaría el fin de tu carrera y la quiebra de tu familia. Quería usar a la pelotuda de tu hermana, pero la muy hija de puta pensó que podría ocupar mi lugar en la empresa.
—¿Por qué dice que Lara es mi hija?
—Dicen que el instinto materno llama. Pero por lo visto ese instinto murió en ti.
—¿Qué es lo que está diciendo?— dijo Andi algo nerviosa con los ojos humedecidos.
—Tu hija fue robada por Aylin, y la hija de ella te la entregaron a vos.
—¡Qué!
—Me enteré meses después, en ese entonces, críe que una niña no sería un problema. Pero ahora tienes la oportunidad de recuperar lo que un día se te quitó.— dijo con mucha ironía Leticia.
A Diana le había costado mucho alejarse del amor de su vida. Por mucho tiempo había sufrido, pero ahora sentía un alivio en su corazón, creía que su dolor ahora se transformaría en todo lo que un día había soñado. Tenía la esperanza de volver a sonreír.
—¿Qué es lo que obtiene con todo esto?—preguntó con una luz de ilusión.
—Qué una mujer cualquiera rompa el vínculo que tengo con mi hijo. A vos te conozco, sos fácil de manipular.
—¿Tiene miedo a esa mujer?
—No le tengo miedo a nadie, pero por culpa de esa mujer, Kevin ha estado actuando raro, pero me encargaré de que salga de su vida y para eso te necesito.
—Haré todo lo posible para recuperar a mi familia.
—Eso espero, Diana, porque que si no ya sabes lo que pasará.
Esa noche Kevin y Lara se quedaron en el hospital para acompañar Andi.
—Kevin, lleva a la niña a descansar— le dijo Andi a Kevin, observando que la niña se dormía en el sofá.
—Yo no me quiero ir— dijo la niña entre dormida.
Después del día largo, era evidente que la niña no quería alejarse de Andi.
—¡Ven!..— Andi llamó a la niña.
Lara se levantó del sillón y acercó hacia la cama.
—Hoy dormiremos juntas— mencionó Andi, haciendo espacio en la cama para que la niña se acueste a su lado.
—¿Yo también puedo dormir ahí?— dijo Kevin.
Andi río junto con la niña. Kevin no dejaba de mirarlas, su estado de ánimo era un ida y vuelta a causa de esas bellas mujercitas en su vida.
Andi jugaba con las manos de la niña; de momentos le hacía cosquillas y en otros le acariciaba su bello cabello en silencio, sin dejarla de observar.
—¿Por qué no tuviste hijos con tu esposo?— Kevin preguntó a Andi al ver que la niña se durmió.
—Tengo problemas de fertilidad.
—Lo siento mucho. Hubieses sido una gran madre.
—Intente de todo, pero no pude.
—¿A quién le podemos reclamar? La vida te da palazos en donde más te duele. Solo queda avanzar.
—Supongo que si.
—Mañana muy temprano te darán el alta, eso es lo que me dijo el doctor.
—Sí. Ya es muy tarde, ¿Por qué no te vas a descansar?
—Hazme un lugar ahí.
— La cama es muy pequeña.
—Entonces me quedaré aquí en el sofá.
—¿Kevin?
—¡Que!
—Gracias.
—La niña que tienes a tu lado de alguna manera ablando mi corazón. Gracias a vos por traerla a mi vida.
—Perdón si llegamos a tu vida en el momento equivocado, pero desde que la conocí dejé de sentirme sola, es lo único hermoso que tengo.
—¿Yo no soy hermoso?
—Ja, ja, ja... Lo eres, Kevin.
—Sos un amor de persona Andi. Si nos hubiésemos conocido antes, las cosas serían diferentes.
—¿Cómo crees que sería?
—No sé, pero hasta este entonces ya nos conoceríamos más.
—Tienes razón, pero ahora podemos conocernos un poco. ¿Cuéntame cómo es ser vos?
—Ser yo es complicado.
—¿Por qué?
—Mi madre es el problema.
—Es una mujer de fuerte carácter.
—No solo eso, sino su forma de hacer las cosas no me gusta, pero me cansé. De ahora en adelante haré lo que yo quiera, no lo que ella quiera.
—Me parece bien. A veces los padres creen que nuestra felicidad está en sus manos, pero no es así, nuestra felicidad depende de nosotros.
—Por lo visto tus padres tienen algo de mis padres.
—Puede ser. Mis padres nunca aceptaron a Dennis como mi esposo, pero yo me opuse y me casé con él. Fui muy feliz a su lado a pesar de su mentira, no le culpo Lara es una bella luz.
—Tus padres deben estar muy enojados.
—No me importa. Tenía derecho a hacer mi vida, como ellos lo hicieron.
—Dennis fue muy afortunado.
—Quizás fui yo la afortunada, con él aprendí lo que era el verdadero amor. Antes de que él llegue a mi vida yo era alguien triste, alguien con miedo. Él me enseñó a defenderme y a quererme más. Ahora no le tengo miedo a la soledad, porque él me enseñó el camino a la paz. Sé que ahora no está, pero nunca dejaré de sentir su presencia. No te voy a negar que lo extraño mucho, pero me dejó una cosita hermosa; me dejó a Lara. Estoy segura de que él la amó tanto como yo la amo.
—Me siento cobarde en estos momentos, por todos los errores que cometí. Vos y Dennis cuidaron de mi hija cuando ella más lo necesitaba sin prejuicio alguno, y yo simplemente quise escapar de esa realidad.
—Estás a tiempo de cambiar las cosas; no será fácil, pero estoy segura de que lo vas a hacer bien.
—Sé viene una gran lucha, ¿estás de acuerdo a estar ahí conmigo para batallarla?
—Siempre y cuando esa lucha se trate del bien estar de Lara.