Ciel Levallois es solo una extra en una historia de romance de fantasía, en la cual ella y su familia pierden la vida cuando su hermana tontamente cae en las mentiras del villano.
Pero ahora, una nueva alma ha renacido en Ciel y ella no esta dispuesta a morir por culpa de su hermana, así que para cambiar ese destino, ella decide tomar el lugar de su hermana y casarse con el gran general del reino, el duque Aleksander Ronchembert, conocido como "la bestia", por ser un guerrero despiadado contra sus enemigos. ¿Podrá Ciel escapar de su destino?
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Capítulo 23.
—¿que?, primero no querían dejarlo pasar ¿y ahora si?— pregunta Dylan.
—mi pequeña esposa dice que así será más fácil vigilarlo y tenderle una trampa.— responde Aleksander.
Dylan se cruza de brazos mientras guarda silencio por unos segundos, si lo piensa bien, es una buena idea, es más fácil que vigilar la mansión que ha rentado, en especial con el frío, los espías se ven en una situación difícil.
— bien, hagamos eso, pero debes de tener cuidado, Darrell querrá usar a quien sea para sus planes.— le advierte.
— lo sé, se la clase de lacra que es, identifico a su madre.— se burla.
— ni me lo recuerdes, esa arpía lamentara haberme hecho su enemigo.— frunce los labios.
Dylan no puede evitar recordar su infancia y en como esa mujer no perdía oportunidad para decirle que Darrell es era el nuevo hijo legítimo del rey y que sería el heredero, ya que Dylan no tenía una madre que lo respaldara. Lo que no esperaba la mujer, es que el rey no era manipulable, por lo que este jamás cambió de opinión y nombro a Dylan como el heredero. Desde entonces la reina ha intentado deshacerse de él, pero ni siquiera en la guerra pudo hacerle nada.
— será emocionante ver como esa mujer llora cuando vea el cuerpo frío de su engendro.— Aleksander deja ver una sonrisa maliciosa. Porqué si, también detesta a esa mujer.
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Mientras tanto, en la academia, Darrell finalmente pudo reunirse con Lilianna, aunque dicha reunión es en la cafetería donde hay personas a su alrededor, pues la joven no quiere que se preste a malas interpretaciones si la ven recibiendo a un hombre en su habitación. Darrell le hace saber el desaire que le hizo Aleksander, pues este debería de ser más respetuoso, porque tiene un cargo más alto que el Duque.
— entiendo su molestia alteza, pero su excelencia esta en su derecho de decidir quien entra o no, a su hogar, en especial ahora que se ha casado.— responde con calma.
—¿acaso piensa que le haré algo a su esposa?, jamás tocaría a una mujer casada, aun cuando ella se me ofreciera.— comenta con total arrogancia.
— no lo haría y la Duquesa tampoco intentaría nada con otro hombre, la conocí y se nota que es una dama leal a su pareja, su excelencia tiene mucha suerte.— sonríe.
— siendo así, no hay problema que yo ocupe la residencia de invitados. Mi padre me envió aquí, Aleksander no debería desobedecer una orden suya.— suspira de forma pesada.— mi padre le da demasiadas libertades.
— es comprensible que lo haga, el rey le tiene buena estima a su excelencia, es el héroe del reino junto a su alteza Dylan.— menciona con orgullo.
Escuchar aquello solo hizo enojar a Darrell, si hay algo que odia, es que todos halaguen a su hermano y a Aleksander solo porque lucharon en la guerra, una que termino ya hace mucho tiempo.
— pero nuestro reino sufrió muchas bajas, quizás si se hubiera dialogado con el reino de Ferval, todo se pudo haber evitado.— responde tratando de mantener la calma.
Lilianna frunce ligeramente los labios, ese idiota parece que no comprende bien como funciona el mundo real y vive en su fantasía de mundo perfecto.
— Ferval atacó, arrasó con un pueblo enteró, dialogar ya no era un opción. Creo que su alteza necesita conocer un poco el mundo para darse cuenta de la realidad.— responde con obvia molestia.
— entiendo eso, pero, esa gente eran plebeyos, si se hubiera llegado a un trato con Ferval, se podría haber evitado las bajas de soldados y la perdida de tierras de algunos nobles.— explica.
— mis padres murieron en ese pueblo.— Lilianna se pone de pie.— si ellos son unos solo plebeyos, entonces no quiero saber que piensa de mí.
— y-yo...lo siento, no sabía que...—
– alteza, no me busque más, lo recibí por cortesía, pero, la próxima vez, evite venir a interrumpir mis deberes.—
Lilianna ya no le dio tiempo de seguir disculpándose y se retiro del lugar diciéndole a los guardias que el príncipe ya se iba, así que deben escoltarlo a la salida. Por supuesto Darrell salió furioso de aquel lugar al ver que Lilianna se había enojado, pero no era su culpa lo que paso y Lilianna ya debería haber superado algo que paso hace mucho tiempo y gracias a eso ahora ella tiene una vida mejor.
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Ciel por su parte, estaba supervisando los suministros de las bodegas, tenían que asegurarse de que todo este en perfecto estado y bien guardado, todo eso les servirá para pasar el invierno, pues también se reparte parte de esos víveres a los del pueblo. Ciel no imagino que Aleksander fuera un hombre dedicado a su gente, pues normalmente los nobles no suelen ser así, y dejan que la gente de su territorio se las arregle solos, pero en el Ducado, era lo contrario.
— señora, los cristales mágicos han sido activados y hay que cerrar las puertas.— le comenta un sirviente.
— de acuerdo, háganlo y no olviden revisar que todo funcione bien cada tres días.— le ordena.
— si señora, ya se le ha dicho a los que están a cargo de eso.— responde el sirviente.
Ya que todo estaba listo, las puertas se cerraron y se aseguraron para evitar cualquier filtración. Ciel mientras tanto iba de regreso hacía su estudio, llevando el libro donde se había anotado todo lo que contenía la bodega y la cantidad de cada suministro.
— aprendió muy rápido como funciona todo en el castillo.— comenta Cian.
— siempre me fue bien en clases.— responde con una sonrisa divertida.
— no se puede dudar eso. Y es bueno que usted ayude con estas tareas, así su excelencia se encarga de lo suyo.— agrega Kael.
— precisamente por eso quise aprender rápido, para quitarle un poco de la carga a mi querido esposo.— guiño.
Y así en las noches ambos pueden pasarla bien y calentarse mutuamente durante ese frío invierno. Que afortunada es al tener a un hombre tan enérgico en la alcoba.
Ciel estaba perdida en sus pensamientos cuando es sacada de estos porque se escucha un alboroto, Ciel y sus guardias se dirigen hacía la zona donde estaba aquel bullicio, y es que les comentan que había un grupo de bandidos atacando la aldea cercana, seguramente estos han aprovechado que el Duque estaba lejos para atacar antes de que este llegue. Ciel ordena a todas la tropas dirigirse al lugar, incluso corre hacía donde estaban los caballos tomando uno, Cian y Kael corren tras ella tratando de detenerla, pero ella tira de las riendas del caballo para dirigirse hacía la aldea siguiendo a los caballeros que habían salido primero.
— carajos, si algo le pasa el Duque nos corta la cabeza.— se queja Cian.
— ¿la cabeza?, nos va a torturar primero.— llora Kael.
Ambos son seguidos por más caballeros tratando de alcanzar a Ciel, quien iba decidida a enfrentar a esos bandidos.
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