Es Mi Decisión

Después de la bofetada Joshua no sabia que decir, no esperaba esa reacción de la mujer que estaba frente a él, la miraba fijamente y por primera vez desde que la había vuelto a ver ella lo miraba directamente a los ojos, su cuerpo temblaba visiblemente y sus ojos estaban rojos, mientras que sus lágrimas surcaban sus mejillas sin poder detenerlas, pudo notar que tenía sus puños apretados con fuerza.

La agitación de su respiración se podía escuchar con claridad y su pecho subía y bajaba vigorosamente, parecía que no podía respirar en ese momento haciendo que por un momento los nervios de él afloraran, iba a decir algo cuando ella lo interrumpió.

-Lo siento, sé que no tengo derecho a golpearte, tienes razón te fallé hace seis años y se que en esta vida no tengo forma de pagar todo el daño que te hice, por lo que te pido que me dejes cargar con esa deuda toda mi vida, así que desde ahora puedes estar seguro de que no voy a volver a molestarte – se dio media vuelta y camino tan rápido como pudo dejándolo allí parado

Fue aumentando su velocidad hasta que sin saberlo estaba corriendo, sin ver hacia donde iba se tropezó y cayó al suelo por lo que el pendiente que tenia en la mano quedó en el piso también, al verlo sentía otra vez el dolor de las palabras de Joshua.

Unos días antes del accidente él le dio esos pendientes en su cumpleaños, aun recordaba su voz diciendo que el próximo regalo que le daría sería un anillo de diamantes y que estaría acompañado de un a proposición de matrimonio, sin saber que no existiría una próxima vez.

Con ese accidente el destino le había dicho que no había forma de que estuvieran juntos y este era el momento de alejarse de él por completo, por lo que al levantarse vio un bote de basura, tomó el pendiente del piso y el que estaba en su bolsillo para tirarlo.

Estaba botando los pendientes que Joshua le había regalado a la basura para terminar con la tortura que le originaban, vio un taxi y se fue a casa, las lágrimas salían sin control y el dolor de su corazón no cesaba.

Entonces eso era lo que la madre de Joshua le había dicho que ella lo había dejado porque mas nunca iba a poder caminar, porque se convertiría en un vegetal, de verdad que esa mujer era una arpía malvada.

El taxista le informó que habían llegado y al pensarlo en frio le había parecido una tontería haber botado esos pendientes, los recuerdos seguirían allí de todos modos, le pidió al taxista que regresaran al lugar donde la recogió.

Al volver se bajó y vio que el bote de basura estaba vacío, no recuperaría los aretes que Joshua le había dado con tanto cariño, tomó nuevamente el taxi y volvió a casa.

Cuando por fin llegó a casa era muy tarde y su aspecto era terrible, por lo menos Lizy y Emma estaba dormidas por lo que no la verían así, se fue directamente al baño y se metió debajo de la regadera, sus lagrimas se unían al agua de la ducha y de pronto sintió un fuerte dolor en el estómago, lo que la hizo pensar que su estado de ánimo le estaban generando un problema físico.

Salió del baño y sin saber si era por el dolor o por lo resbaloso. del piso cayó al suelo haciendo un gran ruido y despertando a quienes estaban durmiendo, Lizy prendió la lampara de la mesita de noche y se asustó al ver a Evangeline en el piso.

-¿Ivy que te paso? ¿Te sientes mal? – le preguntó Lizy mientras la ayudaba a levantarse

-Mami ¿Qué te sucedió? – Emma estaba asustada de ver a su madre así

-Estoy bien solo me duele un poco el estómago – les contestó tratando de tranquilizarlas

Ellas intentaron llevarla al médico, pero Evangeline se negó rotundamente, le dijo a Lizy que le consiguiera unas pastillas para el dolor y se las tomó para tranquilizarlas, Emma estaba bastante nerviosa ya que su madre siempre se había mostrado fuerte y nunca la había visto llorar.

Al ver a Emma y su parecido con Joshua sus lágrimas salían más y más, la tomó entre sus brazos y la abrazó con mucha fuerza

-Hija siento que no puedo darte las comodidades que debería, no tienes un hogar completo por mi culpa y no quiero que me dejes de querer por eso – Emma no entendía las palabras de su mamá

-Mami no digas eso yo siempre te voy a querer – le respondía la pequeña con lagrimas en los ojos

¿Qué hubiera sucedido si no hubiera sido tan cobarde y se hubiera enfrentado a la madre de Joshua? Que pensaría él de ella si en vez de irse hubiera acabado con la vida que llevaba dentro o sin importar lo mucho que la presionara se hubiera quedado a su lado.

-Creo que deberíamos mudarnos a otra ciudad y comenzar de nuevo – ese pensamiento se le había fijado desde que había hablado con Joshua

Hacia seis años ella era tan feliz y su vida cayó al infierno, luego se rehízo de a poco, encontró un trabajo maravilloso y de nuevo todo volvía a ser un desastre, las palabras de Joshua le habían hecho entender que ella solo era la exnovia que le había hecho tanto daño que no la mencionaba ante nadie.

Cuando lo vio en el hospital debió dar media vuelta e irse a otro lugar de inmediato, ya que pertenecía a su hermano menor y era un hecho que volverían a encontrarse a menudo, así que lo mejor era irse de ese lugar y comenzar una nueva vida en otro lugar, en un lugar donde Joshua ni su familia estuvieran y en donde su hija pudiera tener un mejor futuro.

Ella era doctora y era buena en lo que hacía, por lo que no tardaría en conseguir empleo en otra ciudad, en definitiva esa era la solución para su vida.