Bernada, estaba con el alma rota y un gran dolor en el alma, un angel le envío un gran regalo y ella resurgió de entre sus cenizas para tomar revancha, pero..., sin poder evitarlo, el amor la encuentra y ella solo podía decir. "Cariño, déjame ayudarte"
NovelToon tiene autorización de Adriánex Avila para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Cap. 16. ¡Ay…, eso duele!
Esa noche bernarda llegó temprano, estaba un poco nerviosa, la verdad sobre su relación con Arnold era muy vergonzosa, las veces que había podido tener intimidad con su marido, ese hombre había sido monótono y directo a le él quería, en cuanto se complacía en unos minutos, se paraba y se iba dejándola allí avergonzada y frustrada. Ese embarazo fue de alguna de esas ocasiones, así que ella esperaba que Alex sea igual, ya que no tenía expectativas con él. Era un hombre tan amable, está seguro que ella y su forma de ser tan distante no serían de su interés más que de forma física.
Bernarda entró y vio a Alex en la cocina y lo saludó con timidez, en cambio, el pobre hombre casi suelta la olla de los fideos al verla, sus manos temblaban. Estaba terriblemente nervioso, no entendía lo que le pasaba. No es que sea un damiselo puro, era un hombre de casi 30 años, pero esa mujer, esa hermosa y enigmática mujer, lo dejaba descontrolado y siempre con un nudo en el estómago.
Bernarda y Alex se sentaron más silenciosos que otras veces, pero no importaba. Las niñas hablaban tanto que no sabían a quién escuchar, ellas estaban tan entusiasmadas por su nuevo colegio que no notaron la fuerte tensión que había entre Bernarda y Alex.
Después de la cena, las niñas no tardaron mucho en tener pucheros de sueño, ellas se negaban a dormir, quería seguir hablando de su colegio, pero rápidamente Alex, solo le guió a sus cuartos y ellas terminaron desplomándose en la cama como unos lindos lirones, era obvio que estaban muy cansadas.
Bernarda se dio un baño, fue a su habitación y se puso todas sus colonias y cremas hidratantes, se puso una lencería muy sensual, se maquilló de forma exquisita. Ni siquiera ella misma se daba cuenta del empeño que le ponía en ese encuentro, solo esperaba que no eche para atrás, no que ella estuviera desesperada por tener intimidad, pero sería muy vergonzoso ser rechazada.
Ella tomó valor y fue hacia la habitación de Alex, dio un gran suspiro y tocó la puerta, ella tenía un abrigo puesto, y solo su reveladora lencería debajo, unos tacones muy sensuales, no sabía ni lo que hacía, pero por alguna razón, pero se sentía más atrevida con Alex, más descarada en cierto sentido.
La puerta se abrió y Alex tenía una sudadera blanca con un pantalón de pijama claro. En cuanto la vio, se quedó rojo y sumamente avergonzado por no estar tan arreglado como ella.
Bernarda entró mirando el lugar detenidamente, Alex es realmente muy ordenado y el lugar tenía un olor suave a jabón de baño, no había ambientadores o perfume, olía muy bien, y no sabía si ese olor que se mezclaba con el jabón de baño era una colonia o algo parecido, pero era terriblemente agradable, suave pero agradable.
Mientras ella miraba todo distraída, Alex la abrazó por la espalda pegando a su cuerpo y sus labios aterrizaron cerca de su piel desnuda haciendo estremecer.
Una mano de Alex soltó el amarre de su abrigo. Su mano acarició su vientre desnudo mientras Bernarda contenía la respiración, por alguna razón, sintió que Alex era…
Sin poder decir algo, sintió que le dieron la vuelta en un solo jalón, quedando de frente a Alex quien la volvió a pegar a su cuerpo. Ella, cuando lo vio, su rostro era serio, pero terriblemente sensual, sus ojos estaban nublados de lujuria y deseo.
Bernarda sintió cómo la envolvió en sus brazos y con delicadeza, sacaba su gabardina dejándola expuesta para él, se veía hermosa con esa lencería, ella estaba con un cuerpo muy sensual, es más de lo que había imaginado.
Antes de que ella pudiera reaccionar, él la besó con pasión y la llevó a la cama de forma contundente. Lo que pasó en esas cuatro paredes fue de otro mundo para una Bernarda de naturaleza fría y reservada, pero había entendido algo muy interesante. Alex, quien es amable y considerado, en la intimidad, es rudo y dominante, mientras que ella, siempre es dominante, cruel en los negocios y su vida habitual, en la intimidad, es dócil y obediente. Nunca se lo hubiera imaginado, ella misma se sorprendió, sintiéndose terriblemente excitada al ser complaciente, en especial en esas poses tan…, algo que ella no lo había entendido, ya que su anterior relación era una farsa, pero después de esto. Ella entendió que Arnold realmente la trataba como una muñeca sexual, y ahora entiende lo terriblemente equivocada que estaba en esa época.
Al día siguiente, Bernarda se despertó en la cama de Alex, vio que él no estaba, ella se estiró tratando de quitarse la pereza, pero…
—Ay…, eso duele —susurró, sentía que su cadera estaba partida en mil pedazos, sin embargo, había una sensación de ligereza, satisfacción y deleite, tal vez fueron esas explosiones de éxtasis que tuvo y…, pero ella se sonrojó al recordar esa noche tan apasionada, eso era, pasión, realmente Alex había encontrado la forma de encontrar la pasión en Bernarda.
Ella salió como pudo, tratando de no despertar a las niñas. Se bañó y se cambió para ir al trabajo. Debía salir temprano, las despertará y las instará a vestirse. Felizmente, Alex no conocía de ropa, así que no notó las ropas de alta costura de las niñas. Sí, notó la ropa nueva; sin embargo, no advirtió que sus pequeñas llegaban al colegio como típicas niñas de una familia acomodada.
Entró a ver sus bellezas y ellas aún estaban dormidas con pucheros en sus bocas por lo pesado que dormían.
—Niñas, despierte, hay que ir al colegio, no deberían llegar tarde —dijo suavemente mientras acariciaba sus cabellos y ellas se estiran como conejos perezosos. Ellas recordaron sus clases y fue en ese momento en que se despertaron con ímpetu.
Bernarda las llevó al baño, Belle se bañaba con la cortina cerrada mientras que Samira hacía sus necesidades y esperaba su turno, Bernarda se lavaba los dientes y se peinaba. Las tres monopolizaban el pequeño baño. Cuando Belle salió, Bernarda se la llevó para que se cambie y volvió a verificar que esa traviesa no se distraiga jugando con el agua y salga remojada, pero sin lavarse el cabello ni el cuerpo.
Ya saben, en el grupo los detalles. Https://www.facebook.com/groups/859213848556553/permalink/1239557817188819
... sin embargo, todo hay que decirlo: tu trabajo es muy bueno, está historia es bella y atrapante. Ánimo, continúa. tienes mucho, pero mucho Talento... saludos