Viviana Smith, ha estado enamorada de Tomás Jhonson desde su primer año en la universidad, fue para ella amor a primera vista, lastimosamente el solo tiene ojos para su novia Kendall, vivían se ha resignado, está segura que nunca va a tener una oportunidad con él, pero debido a una trampa puesta por Jeimy su mejor amiga y hermana de Tomás, ellos terminan casados, durante varios meses Vivían sufre por los desplantes y desprecios de Tomás, pero un día, después de un fatal accidente, ella decide olvidarse de él marcharse lejos, pero jura vengarse de las personas que le hicieron daño y acabaron con lo más preciado para ella.
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Capítulo 15
No vale la pena esto.
Vivían
— Está bien. — respondo.
Comenzamos a caminar hacia otra tienda.
— ¿ Y como le termino de ir anoche? — me pregunta.
— Bien, nada fuera de lo común.
— ¿ Y a usted?
— También muy bien, me tomé una copa de vino y luego me fui a dormir. — responde y asiento,. Nos quedamos varios segundos en silencio, sin saber que más decir.
Minutos después el señala una tienda de relojes.
— Entremos a ese lugar. — me dice y asiento, entramos al lugar y exclamó interiormente al ver que aquí solo hay marcas caras de relojes: Rolex, Cartier, Petek Phillippe, Blancpain.
— Son muy lindos. — comento.
— Bueno, yo los elijo por lo elegante, no por lo lindo. — comenta y sonríe.
— Buenas tardes, ¿En qué puedo ayudarlos? — pregunta la dependienta, noto como al percatarse de lo guapo del señor Salvatierra se sonroja un poco.
— Deme este. — dice señalando un reloj negro, con dorado, supongo yo es oro, pero lo elije así, sin preguntar el precio.
— Este tiene un valor de 48,600,00 dólares. — informa la chica.
¡ Santo Dios, todo eso!
— Muy bien, lo quiero. — dice muy tranquilo, trago en seco y mantengo la mirada en el hermoso y costoso reloj.
Lo máximo que yo he pagado por un reloj son 100 dólares y eso fue porque ahorre durante tres meses para poder comprarlo.
Después de comprar el reloj, salimos de la tienda y continuamos caminando por el lugar, la siguiente parada la hago yo, en una tienda de zapatos, dónde me compro unos tacones hermosos.
— Le quedan muy bien, se ve muy.... — se detiene por varios segundos y sonríe algo nervioso. — Elegante.
— Gracias.
— De nada.
Después de pagar los zapatos salimos de la tienda.
— Es hora de almorzar. — comenta mirando su reloj.
— En este lugar hay muchos lugares para comer, claro está que es comida chatarra.
— ¿ Usted cree que yo no como ese tipo de alimentos? — me pregunta y lo miro curiosa.
— Pues, creería que no, es decir una persona como usted debe de estar acostumbrada a comer en lugares finos y costosos. — El sonríe algo burlesco y me hace sentir un poco tonta.
— Sin duda alguna, prefiero los alimentos saludables y costosos cómo dice usted. — comenta aún sonriendo. — Pero de vez en cuando disfruto de una rebanada de pizza, o hamburguesas. Hoy es un día de eso, por ejemplo. — termina y asiento. — Habiendo aclarado esto señorita Smith, muéstreme el camino hacia donde vendan una buena pizza.
— Muy bien.
Después de pasar un agradable tiempo con el señor Salvatierra, él se ofreció a llevarme a casa, justo ahora a detenido el auto frente a esta.
— Muchas gracias,es usted muy amable. — digo mientras me desabrochó el cinturón de seguridad.
— Siempre a la orden señorita Smith. — me dice abriendo la puerta del auto, luego saca mis bolsas del asiento trasero., Las voy a tomar pero él me lo impide.
— La acompaño hacia la puerta. — dice, sonrió y asiento, caminamos hacia allí y cuando abro la puerta él me entrega las bolsas.
—Muchas gracias, de nuevo, que tenga un excelente resto de día. — le digo
— Igualmente señorita Smith, nos vemos el lunes.
— Sí, señor.
Entro a la casa y por la ventana veo como él se mete al auto y se marcha, sonrió, tomo las bolsas y subo las escaleras, cuando llegó al final de esta, la puerta de la habitación de Tomás se abre y él sale de esta, me sorprendo un poco al verlo aquí.
— ¿ Quién es él hombre que te trajo? — pregunta y frunzo el entrecejo.
¿Desde cuándo le importa con quién ando, o que hago?
— Es mi jefe. _ respondo yendo hacia mi habitación.
— ¿ Tu jefe te compra cosas y te trae a la casa? — comenta con sarcasmo.
— Me lo encontré en el centro comercial por casualidad y estas cosas las pague yo, con el dinero que ganó trabajando. — digo y entro a mi habitación, colocó las bolsas en la cama, y lo oigo resoplar.
— Como no.— comenta.
— No me importa si no me crees, ¿Qué quieres? — le pregunto.
— ¿ Lo que dijiste está mañana, sobre el divorcio, es cierto? — pregunta incredulo.
— Así, es — respondo, él me mira desconfiado y ruedo los ojos.
— ¿Qué estás tramando ahora? — pregunta entre dientes.
— No estoy planeando, nada, jamás he planeado, nada. Quiero el divorcio porque es obvio que toda esta estupidez de nuestro matrimonio fue un error. — digo y tomo aire calmandome. — No entiendo cual es el problema, debería de estar saltando en un pie, feliz de que te vas a librar de mí. ¿ Ya se lo contaste a Kendall? — indago, el frunce el ceño y da media vuelta.
— El miércoles a las diez de la mañana tenemos una cita en el ayuntamiento, firmaremos el divorcio ese día.
— Perfecto.
Sin decir más sale de la habitación y cierra la puerta, me tiró en la cama y una lágrima resbala por mi mejilla.
Es lo correcto, no puedo seguir viviendo así, de esta manera, al lado de un hombre que me desprecia. Sé que ahora duele pero un día dejaré de sentir esto por él.
Los días pasaron rápidamente, la reunión que teníamos con el abogado el miércoles para firmar el divorcio, no se pudo realizar, ya que este tuvo un percance familiar y la aplazo para el viernes.
Hoy es viernes, son las tres de la tarde y voy en un taxi rumbo a la reunión para por fin poder firmar el divorcio y terminar con esta farsa. Supiro y masajeo mis Sienes, tengo un terrible dolor de cabeza, quiero pensar que es por lo que voy hacer ahora, pero la verdad creo que ando un poco mal de salud, toda esta semana he tenido malestares de estómago, y una que otra náusea, tendré que ir al médico en estos días.
El taxista detiene el auto frente al ayuntamiento y le pago la carrera, salgo de este y supiro, estoy lista para esto, es lo mejor.
Subo las escaleras del lugar y justo cuando piso el último escalón escucho que gritan mi nombre.
—¡ Vivian, detente! — grita Jeimy saliendo de su auto, sube las escaleras rápidamente y llega a mi lado, frunzo el entrecejo.
— ¿ Qué haces aquí Jeimy? — le pregunto y continúo mi camino.
—Vine a impedir que hagas una locura. — me responde. — ¿ Por qué no me habías dicho nada?
— Para evitar esto precisamente. ¿Cómo te enteraste? — indago.
— Escuché a Tomás decírselo a James en la oficina.
James es el mejor amigo de Tomás, es normal que se lo haya contado, pero debió de estar más al pendiente, sabiendo que Jeimy está haciendo su prácticas ahí.
— Bueno, ya lo sabes, Tomás y yo vamos a firmar el divorcio. — digo y paso las puertas del lugar.
— ¡No puedes hacer eso! Te estas rindiendo, ¿ No habíamos quedado en que ibas a pensar las cosas bien? — me cuestina agarrándome por el hombro.
— Sí, y ya lo pensé, me voy a divorciar, y nada de lo que hagas o digas va a impedirlo Jeimy, ya estoy harta de todos esto. — digo mirándola molesta. ,— No interfieras, es mi vida y esta es mi decisión. — ella me mira sorprendida, no digo nada más y sigo mi camino hacia la oficina del abogado.
bendiciones