La Suplente De Una Flor

Sol Rucci

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Tomó mi mano y lo observé asombrada. Miré hacia su familia, que mostraba una expresión seria; supuse que ya lo sabían, al igual que la señora Valka.

—Kai nos mencionó que tiene una relación. Le deseo mucha felicidad. ¿Qué les parece si organizamos una cena este fin de semana con el resto de la familia? —sugirió la señora Valka.

—Sí, señora Valka —respondí.

—Me parece bien, madre —agregó él.

La señora Valka sonrió levemente y se acercó al señor Black, quedándose a su lado.

—Si eso es todo, Sol y yo nos retiramos. Mañana volveré para ultimar detalles —dijo Kai.

Salimos de la oficina y nos dirigimos al ascensor. Al entrar, las puertas se cerraron y lo miré.

—Kai, ¿qué dijeron tus padres y hermanos sobre nuestra relación? —le pregunté.

—Fue una sorpresa para ellos, pero aceptan nuestra relación. Te dije que no debías preocuparte —dijo, tomando mi mentón y acercándose para darme un ligero beso en los labios.

—Qué bueno, eso me hace feliz —respondí aliviada.

Que sus padres y hermanos aceptaran nuestra relación era perfecto; era un gran peso que se quitaba de encima. Me emocionaba, ya que había temido que no fueran a aceptarlo o que lo vieran mal. Sin embargo, al llegar al ascensor, este se abrió y caminamos hacia los autos. Él me abrió la puerta y entré. Durante el trayecto, tomó mi mano y comenzó a jugar con sus dedos en mi palma.

—Mi sol, mis padres me han entregado esa empresa, así que a partir de mañana seré el encargado, lo que significa que no tendré tanto tiempo como antes.

—¡Felicidades! Pero eso significa que no nos veremos tanto, ¿verdad?

—Me organizaré con los horarios para que podamos pasar más tiempo juntos —me respondió, acariciando mi mejilla y deslizando sus dedos suavemente por mi rostro, lo cual me hizo sonreír.

—Sí —sonreí.

Al día siguiente, Kai me llevó a la escuela. Quería contarles a mis amigos sobre nuestra relación antes de que ellos lo supieran por la familia. Caminé hacia donde estaban hablando y, al llegar, dije:

—Hola, chicos, ¿cómo están?

—¡Hola, Sol! —respondieron todos, menos Zoe.

Miré hacia Zoe, quien estaba tomando su café. Bajó su vaso, me miró y preguntó:

—¿Es cierto lo que me dijeron?

—¿Qué cosa? —respondí.

—Que tienes una relación con Kai —me preguntó, con una expresión seria y una mirada intensa, muy parecida a la de la señora Valka y el señor Black. Esa mirada de la señora Valka cuando está molesta resulta intimidante.

—¿Ya lo saben? Pensaba decírselo ahora; por eso quería invitarlos a comer —les dije, sorprendida.

En esta familia, la información vuela muy rápido. Creí que se enterarían en la cena de este fin de semana.

—Pues toda la familia ya lo sabe. Te tomaste demasiado tiempo en decírnoslo. Pero, en serio, ¿qué le viste a mi hermano cara de limón?Es tán amargado y es prepotente...

—Zoe, aunque siempre parece estar así, tiene un buen corazón y es muy tierno conmigo. Me trata y me cuida excepcionalmente. Es un hombre excelente.

—Si tú lo dices... —respondió Zoe con ironía.

—Chicos —dijo una voz alegre.

Al voltear, vimos a Estrella, sonriendo. Ella es la hermana menor de Matteo, hija del señor Renzo y la señora Sandra. ¿Qué hacía ella aquí? Se suponía que estaba en otra universidad.

—Hola, Estrella —le respondí.

—Sol, qué bien lo escondías. Ya me enteré de que tú y Kai están juntos. ¡Felicidades! Eso sí, mano firme con él.

—Gracias, pero ¿por qué lo dices? Además, ¿no deberías estar en clases? ¿Qué haces aquí?

—Porque es un hombre y, además, un Vannecelli. Si no te pones las pilas, él hará lo que quiera contigo, te dominará. Y la otra pregunta es: porque comenzaré a estudiar aquí —dijo, esbozando una sonrisa y dirigiéndose a un lado de Zoe, donde ambas chocaron los puños con delicadeza.

Él no es así, ¿dominarme? ¿Hacer lo que quiera conmigo? Antes no me dejaba salir porque se preocupaba por mi seguridad, pero eso ha cambiado. A pesar de ser un Vannecelli, él es diferente; jamás haría algo de eso. Somos una pareja normal.

—Así que lograste que tus padres te admitieran en esta universidad —dijo Edmon.

—Les dije que entraría en esta universidad, ¿acaso dudaron? —respondió Estrella con una sonrisa.

—La verdad pensé que mi tía te mandaría a un sanatorio mental por lo que hiciste —dijo Zoe en tono de burla.

—No exageres, solo fue una pequeña broma —dijo Estrella, acomodándose el cabello.

—¿Qué hiciste, Estrella? —pregunté con curiosidad.

—Pues, uno de los experimentos que realicé lo llevé a la universidad y explotó, liberando un humo que intoxicó el salón y a otros alumnos. Pero no fue peligroso, solo era una broma; se lo merecía por ser irrespetuoso.

Escuché a Zoe reír junto a Estrella. Ambas son un par. Cada vez que escucho o me entero de las historias de esta familia, me quedo sorprendida. No sé si la próxima historia también me sorprenderá aun más. Está claro que esta familia no es normal.