Talia una mujer de veinticinco años, ha estado profundamente enamorada de Rafael, un compañero trabajo quien desde sus comienzos allí, ha mostrado ser su caballero de brillante armadura, su amor llego a ser tan grande que incluso era demasiado obvia al respecto, llegando a despertar la curiosidad de su mejor amiga Selene, quien también pertenecía a la misma empresa y área de trabajo. Selene, en su condición como amiga de ambos comenzó a ayudarla en su objetivo de poder conquistar al hombre y llegar a declararle su amor. Todo su amor se transformó en un completo dolor, un año después, luego de ver a su amiga Selene de la mano de Rafael, anunciando su noviazgo, dolida y despechada, acepta la invitación de unos amigos a ir a un casino, Ahora para terminar de arruinar su vida, su libertad ya no le pertenecía, luego de esa noche de copas, despertó en una habitación de un hotel marcada por un ALpha.
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Capitulo 14. Temas irritantes
Recordar la mirada de Rafael hacia ella en ese momento era un completo suplicio, de seguro se vio como una completa idiota, declarándole su amor a un hombre que solo se encontraba allí con el único fin, de que la mujer a la que él amaba no lo dejara, obviamente los sentimientos que Talia tuviera no le iban a importar en lo más mínimo, cuando en ese momento solo quería resolver las cosas con Selena y evitar que esta lo dejara, que estupidez. Por suerte Maximiliano intervino en ese momento, evitándole la desgracia de tener de escuchar la respuesta de Rafael y seguir pasando por ese martirio de escena.
Durante la hora restante de trabajo Talia trataba de concentrarse lo más posible en su trabajo, pero cada tanto se venía a su mente la expresión de Rafael, la mirada que le dedico, la forma en se dieron las cosas, y para ella, solo había una culpable de todo eso. La persona que provoco toda esa situación, quien no merecía perdón alguno por lo que había hecho, y esa era ella misma, dicen que los tontos salen a la calle para servir de diversión a los más astutos, y eso era lo que estaba pasando. Si tan solo no hubiera sido tan estúpida desde el principio y de haber reunido las fuerzas que tuvo hoy de decirle a Rafael las cosas claramente, en lugar de confiar en Selena, contándole sus sentimientos y aceptar su ayuda, nada de esa situación se hubiera presentado, así que, por eso ella era la única culpable de todo lo que estaba pasando.
- Talia – le dice Rafael llegando de la reunión con gerencia - ¿podríamos hablar un momento? - le pregunta, estaba parado frente a su puesto de trabajo.
- ¿las correcciones del informe estaban mal? – le pregunta retomando su actitud seria con el hombre, no quería demostrarle debilidad, mucho menos ahora que había hecho el ridículo.
- No, no – le dice nervioso – el tema del que te quiero hablar es otro – le dice sonriendo
- Pues…
- ¡Talia! – Maximiliano estaba parado en la entrada hacia la oficina, Rafael se volteó haciéndose a un lado, permitiéndole a Talia ver al hombre - ¿ya terminaste? – le pregunta.
- Oh, sí, si – le dice apresurada – ya terminé – le responde
- Entonces vamos – le dice
- Cl…claro – toma su bolso y se levanta, luego mira a Rafael – lo siento, tengo que irme, que tenga buena noche señor – le dice despidiéndose.
- Si, tu también Talia – le dice con una sonrisa vacía, mientras la observa irse con Maximiliano.
Talia camino siguiendo a Maximiliano hasta llegar al ascensor, subieron a la cabina y oprimieron el botón hacia el estacionamiento, se mantuvieron en un completo silencio hasta llegar al auto y subirse.
- Talia…
- Quería darte las gracias – le dice Talia hablando al mismo tiempo que lo iba a hacer Maximiliano.
- ¿Por qué? – le pregunta intrigado
- Por ofrecerte a llevarme a mi casa – le dice, aunque era un poco obvia la respuesta
- Ah, tranquila, no hay problema – le responde
- También – le sigue diciendo – te pido que olvides la ridícula escena de la tarde – le dice encogiéndose de hombros – debió haber sido vergonzoso escuchar tal estupidez – le dice
- Pues, debo admitir que no me lo esperaba – sonríe – pero, ¿podría hacerte una pregunta? – le dice
- Sí, claro – le responde
- ¿No te parece que estar con un Beta sería algo molesto? – le dice dudando de hacer la pregunta, Talia sonríe de forma melancólica y luego suspira.
- Eres la segunda persona que me hace esa pregunta – le dice – pues en realidad, para contestar a tu pregunta, no –le dice viéndolo – no me molestaba que Rafael fuera un Beta.
- Pero, como Omega, un Beta no podría serte de mucha ayuda durante tu celo – es ilógico que una Omega decida estar con un Beta sabiendo que no podía calmarla con sus feromonas.
- Puede ser – le responde – pero eso es algo que no podría saber hasta intentarlo, además, la atracción de Alphas y Omegas durante los ciclos de calor no son más que simples deseos carnales – sonríe – yo prefiero sentir el amor de la persona que está a mi lado, no solo en mis ciclos de celo, si no también en los días de calma, mirar a esa persona y sentir que no puedo vivir sin estar un solo día a su lado, eso es lo que yo quiero – se encoge nuevamente de hombros – o eso era lo que quería – su mirada era triste.
- Entonces, lo que me dices es que tú te enfocas más en lo sentimental – le dice tratando de entenderla – y ¿con ese tipo, pretendías conseguir todo eso? – si el muy idiota nunca se percató de sus sentimientos hasta que la mujer lo golpeo figurativamente con ellos, ¿Cómo esperaba ella tener todo eso con un tipo así?, sin duda las mujeres siempre prefieren tomar el camino más largo.
- Sí, claro – le responde - ¿Por qué? – le pregunta al ver la expresión incrédula del hombre
- No, por nada, simple curiosidad – le dice – te voy a hacer otra pregunta y espero que no vayas a mal interpretarla, es solo que quiero entenderte para poder llevarnos mejor – le dice – después de todo estaremos casados dentro de poco y es bueno saber al menos algo el uno del otro – le dice
- ¿Qué no dijiste que no tenías interés en conocernos? – le dice de forma incrédula.
- Pues sí, pero dado que tuve que escuchar lo que sucedió en la tarde, no puedes pretender que no me dé curiosidad alguna –le dice esquivando el comprometer sus palabras
- Bien, ¿Qué quieres preguntar? – le dice suspirando rindiéndose ante las preguntas del hombre
- Pues es fácil, ¿Por qué te gusta tanto ese Beta? – por más que lo veía, no consiguió nada bueno en ese hombre como para que una Omega decidiera sacrificarse estando con él.
- Pues – comienza a pensar – lo primero que pude notar es que puede equipararse fácilmente con los Alphas, llegando a ser igual de calificado para su trabajo – le comienza a decir – es atento con todos en la oficina, llegando a empatizar con todos sus subordinados – sonríe – no le gusta preocupar a los otros así que siempre muestra una enorme sonrisa incluso cuando las cosas no van bien, puede sacrificarse para ayudar a otros llegando a amanecer trabajando para permitir que alguno de sus empleados solucione algún problema, no es apegado a las cosas materiales, aunque a veces se comporta como un niño cuando algo le gusta – Maximiliano escuchaba a la mujer hablar de aquel Beta de forma tan apasionada, que ya era frustrante.
- ¡Ok! – le dice sin poder aguantar más – está bien, ya entendí que el hombre es un saco de virtudes – le dice en tono molesto.
- ¿Por qué se molesta?, usted fue quien quiso que le dijera – le dice molesta por la forma en que la hizo callar.
- Si ya lo sé – le dice en tono hastiado – es solo que, temo que si la dejo hablar todo lo que tiene para decir sobre el hombre, amaneceremos aquí sin poder irnos a casa – “Aunque no creo que ese Beta sea el saco perfecto que ella describe, sin duda esta mujer esta ciega”, enciende el auto.
- Bien, entonces no pregunte nuevamente – le dice molesta por la forma tan descortés en que actuó Maximiliano.
- Lo tendré en cuenta – se ponen en marcha.