Cristell obtiene una pasantía en una empresa de renombre. ¡Una oportunidad única! Sobre todo porque el CEO le da un puesto demasiado cercano a su corazón y así, ella descubre que su jefe se encuentra enamorado de una secretaria dulce. ¿Quién es esa señorita afortunada?
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SENTIR
Su casa es muy hermosa. Tiene un toque minimalista y sombrío. Blanco. Gris. Madera. Poco colorido, pero muy elegante.
—¿Quieres comer o prefieres alistarte primero?
—No tengo hambre, pero si tú tienes hambre adelante.
—Tampoco tengo apetito. Te llevaré a tu habitación.
Seguirlo no es difícil y la habitación es diferente a las otras. ¡Aquí hay colores! Hay flores pintadas en un lienzo enorme que cuelga en un muro. La luz del sol permite que el sonido del agua cayendo en esa fuente sea tan relajante. ¡Me gusta!
—Está habitación es muy bonita. ¿Quién duerme aquí?
—Es la habitación de huéspedes.
—Es linda.
Su sonrisa me hechiza.
—Estás en tu casa. Si necesitas algo, no dudes en llamarme. Iré a alistarme.
Me deja a solas. Cierra la puerta al salir y mi mente comienza a procesar el hecho de estar en la casa de Massimo. Después de su consulta médica dijo que era mejor venir a su casa para alistarnos para la fiesta de los amigos de su madre.
Abro mi mochila para sacar mi vestido, con ayuda de una plancha de vapor que mamá me prestó, logro quitarle las arrugas a la tela. ¡Precioso! Es un vestido negro con dobladillos blancos en las orillas.
Me meto a la ducha. Suena una canción desde mi celular y al ritmo de la tranquilidad enjuagó mi cuerpo con agua tibia y champú de coco.
Salgo de la ducha, uso la toalla para secar mi cabellera y después mi cuerpo. Me pongo la ropa interior. Introduzco mi cuerpo en la tela del vestido y con ayuda de un ventilador de mano termino de secar mi cabellera. Saco mi tenaza para hacerme ondulaciones en las puntas de mi cabello, fijo con un poco de spray, me arreglo las pestañas, un poco de delineador en la cejas y labial rojo en la boca. ¡Me siento guapa! Perfume de vainilla para endulzar mi outfit. Tacones negros de charol y medias color piel.
Me tomo una foto frente al espejo, le tomo una foto al mural de flores y le envío una foto a mi madre. Salgo de la habitación, escucho ruido en la cocina y veo su espalda desnuda. ¡Sus músculos están bien marcados!
—¿Qué cocinas? —Me atrevo a preguntarle.
Se da la vuelta, me mira a los ojos y mi sonrisa parece haberlo capturado. ¡Me observa con deleite!
—¡Te ves muy hermosa! —Pronuncia.
Y yo estoy deleitada con sus músculos. ¡Es perfecto! Cada centímetro de él es remarcado con plumón negro permanente y destaca los detalles de su pecho con vello y su abdomen cuadriculado. ¡Hermoso hombre barbudo!
—¡Gracias! Tú te ves fuerte —y con un ademán sutil le señaló su abdomen—. ¡Tú lavadero está bien marcado! Miguel quiere tener su abdomen como el tuyo.
Me acerco a él con toda la confianza del mundo, lleva puesto su pantalón y sus pies también están descalzos.
—Iré a ponerme una camisa, yo…
—¿Puedo tocarte? —No le temo al éxito, estoy embobada con sus músculos. ¡Me da algo!
Sus pupilas se llenan de misterio, la estufa sigue encendida y ahora percibo un aroma a dulce. ¿Vinagreta? Me muerdo el labio.
—Puedes tocarme —su voz me parece electrizante.
Elevo mis manos a su abdomen. Mis dedos aterrizan en su piel y mi cuerpo siente electricidad. ¡Es único! Con lentitud recorro la línea del medio y después acaricio los bordes de cada cuadro. ¡Sus vellos me gustan!
—¡Estás bien marcado! Nunca había tocado un abdomen así, solo los había visto en videos que mi hermano o Sebas me enseñan.
Sonríe, soy sincera con él.
—¿Te gusta?
—Sí. Podría lavar ropa aquí —bromeo y ambos reímos.
—¡Cuando gustes! Soy todo tuyo.
Me dan ganas de abrazarlo, pero no sé.
—Sí, pero lavar a mano es cansado, mejor usaré la lavadora —y mis cejas se enarcan de forma tierna.
—Eres tan ocurrente. Me gusta eso de ti.
Mi mano está por alejarse de su piel.
—Yo…
—¿Puedo abrazarte? —Me pide.
Comienza a ser inevitable e inexplicable, pero de forma natural, siento que nuestros pensamientos están coordinados porque yo también quiero abrazarlo y que él me abrace.
—Sí.
Se inclina, sus brazotes me rodean la espalda y hace que su cuello encaje con mi cuello de una forma única. Mi rostro siente su calor, mis manos tocan su espalda desnuda y entonces siento su respiración en mi oído.
—Cinco cosas que me gustan de ti el día de hoy —dice mientras me abraza—, tu compañía al acompañarme a mi cita médica, el tener valor para preguntar lo que no sabes, tu cariño que me muestras en tu mirada, tu naturalidad tan ocurrente e inocente y tus cejas coquetas. ¡Y haces que este vestido se vea hermoso con tu belleza! Eres muy bonita.
Cuando termina de hablar, pasan algunos segundos y entonces comienza a incorporarse, pero antes de enderezarse, siento como sus labios se plasman en mi frente. ¡Planta un beso allí!
Una semilla se siembra en mi frente y estoy segura de que en unos días comenzará a germinar. ¿Por qué siento esta necesidad de sentir su afecto y de darle el mío?
...🫦🫦🫦...
Es verdad. Me muerdo el labio inferior como un hábito inconsciente y hasta apenas lo he notado. Abre la puerta y me ofrece su mano. Mis dedos se unen a sus dedos, me pongo de pie y Massimo cierra la puerta del auto.
—El jardín es bonito —me atrevo a decir tan pronto veo unos rosales bien cuidados.
—¿Quieres ir al jardín?
—No. Más tarde. Deberíamos entrar, ¿tu mamá ya llegó?
—Sí. Ella está dentro.
Hace que mi mano se deslice a su brazo y podría decir que esta será mi primera fiesta de gente rica a la que asisto. Una melodía de piano comienza a sonar de forma gradual, la puerta está casi frente a nosotros y cuando estamos por ingresar…
—¡Massimo Ferrazzi! —La voz de una mujer nos detiene.
Su piel aperlada me deslumbra, siento una cosquilla en el corazón y ella enfoca sus ojos en él. ¡Me ignora!
—Andrea. ¿Cómo estás? —Le pregunta él.
—Guapa como siempre —entonces decide mirarme y esa es la primera vez que me doy cuenta del color de sus ojos. Verde aceituna—. Y esta chica guapa, ¿quién es?
—¡Hola! Mucho gusto, soy Cristell.
Estrechamos manos. ¿Me habrá reconocido? ¿Recordará que yo soy la secretaria de Massimo?
—Cris es mi novia —Massimo no duda en informarle y eso me causa una alegría inmensa.
—¡Qué sorpresa! Quién lo diría, el frío y distante Massimo Ferrazzi a sido cautivado por una mujer tan bella —parece sincera en sus palabras—. ¡Felicidades a ambos!