Ella solo quiere terminar sus estudios y cubrir todas las deudas de su padre.
Él la desea y hará hasta lo imposible por tenerla.
Un contrato, una historia y rosas amarillas que marcaran el principio de un nuevo capitulo para ambos.
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Mi debilidad
Dos semanas transcurrieron, Lion estaba completamente inmerso en un proyecto a gran
escala que lo tenía muy ocupado, Alma por su parte estaba atravesando los
exámenes finales, ninguno volvió hablar de lo sucedido gala.
Aun así, el empresario trato por todos los medios contentar a su mujer, cada mañana
dejaba un obsequio, desde chocolates hasta detalles aún más caros como bolsos y
joyería, todo acompañados de una nota.
“Lo siento, preciosa”.
Alma no cedió ni una sola vez, se prometió que la vida de este hombre acostumbrado a
tener lo que quisiera, se transforme en una caminata cuesta arriba para lograr
su perdón. Aun así, a escondidas celebraba cada detalle dejando a su corazón
confundido.
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Como todas las mañanas Alma sale de su habitación y se dirige a la cocina para
desayunar antes de viajar a la Universidad, normalmente está sola por lo que
siempre prefiere hacerlo en la cocina para no molestar al personal.
-Buenos días, - la sonrisa de Alma ilumina el lugar, las muchachas encargadas de la
limpieza sonríen y saludan para luego tomar sus equipos de trabajo y retirarse del
lugar.
-Señorita en minutos llevo el desayuno al comedor.
-No te preocupes, desayunaré aquí.
-Es que el Señor Colín la espera.
-¿Lion? Alma frunce el ceño dudando por un momento y decide verificar.
En el extremo de la mesa leyendo se encontraba
Lion, elegantemente vestido con un traje gris plata.
-Buenos días. La voz de Alma interrumpió la lectura de Lion que abandono sobre la mesa
las hojas que sostenía
-Buenos días-
-¿Hoy no trabajas? Pregunto Alma.
-Decidí ponerme un traje para desayunar, - la risa burlona de Lion se da lugar,
respondiendo a la pregunta tonta.
“…”
Alma rodó los ojos, se sentó y moviendo su cabeza en negativa tomo su móvil
para verificar sus horarios. –
-Este hombre y su maldita boca-pensó.
-Hoy debo viajar, estaré ausente por cinco días- Lion observo a la hermosa mujer que
ignoro por completo sus palabras. - ¿Alma?
-Que tengas un buen viaje- contesto sin levantar su vista del celular.
-¿Feliz?, tendrás la casa solo para ti. Lion siente como poco a poco el humor
con el que despertó está desapareciendo.
Alma dejo el móvil sobre la mesa- suspira- y contesta con ironía. -
-¿Debería? A caso no piensas volver- sonrió
-¡Alma! Lion se puso de pie y camino hacia ella.
Alma se levantó para encontrarse con el enardecido mal humor de su esposo
-Debo ir a clase, cuídate, tomo el rostro Lion y presiono sus labios con los
suyos dejando un corto y dulce beso. Tomo sus cosas y se retiró abandonando al
joven hombre congelado en el lugar, camino hasta el coche que la espera todas
las mañanas y al subir una sonrisa triunfante aparece.
-Esta vez gané la batalla, Señor Collins- murmuro observando a través del cristal la
casa.
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Cuatro días pasaron, Lion llamo todas las noches para verificar si su joven esposa se
encontraba bien, luego de indagar como fue su día le deseaba buenas noches y terminaba
la llamada.
Alma comienzo sentir la ausencia, se preguntó si lo que realmente extraña son sus continuas peleas, o la manera que busca para hacer las paces, recodar esto la hace sonreír.
-¡Alma! Los gritos al unísono de sus amigos interrumpen sus pensamientos.
-¿Qué sucede? Alma sonríe.
-Iremos a cenar, hay que festejar los exámenes por fin han terminado, aunque debemos
esperar los resultados no podemos pasar por alto nuestros esfuerzos. Exclamo Dana.
-No te puedes negar, a menos que tu novio no te deje. - Dylan jugo con sus cejas.
-Bien vamos, pero esperen voy a hablar con el chofer.
-Dile que regrese a la casa te alcanzaré, más tarde- aseguro Dylan
Alma informó al chofer de sus planes y a pesar de que Víctor se negó a marcharse por
temor a que su jefe lo regañe, la dulce sonrisa de la bella mujer lo convenció.
Los tres se destinaron a un restaurant a pocas cuadras de la Universidad, el
ambiente, como la comida del lugar eran bastante buenos.
Durante la cena Alma saco reiteradamente el móvil, sus ojos se observaban fijamente la pantalla,
Lion aún no llamaba, estaba perdida en sus pensamientos, por un lado, quería escuchar
voz, pero como explicaría que se encontraba con amigos, y que había decidido
dejar ir al chofer, sin que este se molestara.
Dana tomó la mano de Alma al notar que esta miraba casi sin pestañear su teléfono-
-¿Estás bien?
-¿eh? Alma levantó su rostro para encontrarse con la amplia sonrisa de su amiga
-Si estoy bien, comamos.
La cena continua con risas y anécdotas de cuando comenzaron sus estudios.
Alma acarició su teléfono esperando oír la música que acabara de una vez con su ansiedad, escuchar la voz grabe de su esposo era lo que necesita en ese preciso momento, y se odia por dejar caer el
muro que levanto el día que entro a esa casa, pero los gestos cariñosos de
Lion, aun siendo tan frío, lograron conmoverla.
Lo extraño, realmente lo extraño demasiado- pensó
-¡Oh! Oyeron eso, no hay duda una tormenta se acerca- El sonido de un fuerte trueno
hizo temblar los cristales del lugar, el amigo de Alma se mostró preocupado
pues le espera un viaje de casi una hora a su hogar, sin contar el tiempo que
le tomara llevar a Alma.
-Dylan será mejor que vayas, tomaré un taxi-
-¡No! Prometí alcanzarte- exclamo el joven a su lado
-Vamos- Los tres pagaron la cuenta. Al salir la lluvia azoto con todas sus
fuerzas empapando a los universitarios sin piedad.
Alma corrió al ver un taxi y lo detuvo, sin que Dylan pudiera reclamar, subió y
viajo hasta la enorme casa.
Las puertas se abrieron, los ojos sorprendidos del mayordomo al ver la imagen
desordenada de la joven que se encontraba con calzados en mano y su ropa
completamente empapada no le permitieron soltar palabra.
-Buenas noches - Alma tenía una gran sonrisa.
-Buenas noches, Señora, haré que le preparen un té para calentar su cuerpo, podría
enfermarse.
-No gracias, solo deseo dormir – Alma se dirigió a la habitación.
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La lluvia había cesado y el viento frío se dio paso, por la tarde Alma se encontraba
leyendo en el invernadero esperando le notifiquen la llegada de Lion, su esposo
llamo a la casa, pero no pidió hablar con ella y esto la enfurecía, aún no
lograba entender sus sentimientos, pensar que podría empezar a sentir algún
tipo de cariño por un hombre que no mostraba interés, después de tantos obsequios,
la irritaba.
Durante toda la mañana se sintió cansada, tenía poco apetito y todo su cuerpo comenzó a
doler, pensó que el estrés que cargo las últimas, semana productos de sus
exámenes habían hecho estragos con su ser, por lo que decidió pasar una tarde
tranquila leyendo libros sin pensar en Lion.
-Deberías entrar hace frío- La voz conocida interrumpió su lectura- Alma levantó su
rostro emocionado al punto de no querer creer como su corazón latía-
-Llegaste, ¿te encuentras bien? Dijo sonriendo.
Lion asintió, pero lejos de ser amable su rostro se mostraba molesto y se volvió a
la casa-
Alma observó la gran espalda del empresario y solo suspiro- Supongo que solo fui yo
quien lo extraño - susurro.
Luego de una hora fuera de la casa decidió volver, ya no se sentía tan bien, y quería
acostarse.
Alma camino por los pasillos mirando el suelo, su cabeza parecía explotar, pero su
camino fue obstruido por el cuerpo Lion.
-¿Qué sucede? Lion pregunto de manera seca.
Alma lo miro y un sentimiento que no lograba describir, quería apoderarse de ella, tristeza quizás.
-Nada solo voy a recostarme antes de la cena.
-Necesitamos hablar acompáñame al despacho. El rostro frío de Lion recorrió el cuerpo de
Alma, él había notado la palidez de sus labios, pero estaba tan molesto que
prefirió ignorarlo.
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Ambos se encontraban en el despacho Alma se sentó y del otro lado del escritor lo hizo
Lion.
-La próxima semana celebraremos la boda, luego habrá una fiesta para cien invitados
necesito informes a quienes quieres allí, para comunicar a mi secretaria. Lion
hablaba como si estuviera frente a un cliente, realmente quería molestar a la
mujer frente a él que comenzaba a mostrarse aturdida.
-¿Por qué no me consultaste, antes de tomar esa decisión? Dijo Alma en un tono molesto, apenas
podía dejar salir las palabras pues su cuerpo parecía querer colapsar.
-Entiendo que estamos casados, pero la ceremonia es un acto importante no es
algo que se debe tomar a la ligera.
-¿Por qué no puedo decidir? Lion interrumpió en un tono autoritario manteniendo
una mirada fría, como al comienzo de su relación, Alma se puso de pie ya no
toleraba su actitud y no se sentía bien.
-Lion esto – dijo Alma señalando su cuerpo y luego el de él- no es un negocio.
-¿No lo es?, estás segura, ¿acaso no fue por el dinero que decidiste casarte? Lion sintió
morir con cada palabra que dejo salir de su boca, pero quería molestarla,
quería que sintiera el enojo y dolor que sintió él.
Alma sonrió forzadamente el borde de sus ojos se tornaron rojos, trataba de no
llorar
- Tienes razón- Su voz sonó débil\, y su corazón se rompió en mil pedazos\, como
pudo permitir que este hombre se convirtiera en su debilidad.
Muchas felicidades autora.