Larisa ha reencarnado en Lune Blanche, la villana cuyo final fue lamentable por intentar matar a la santa, pero ahora ella cambiara eso, acepta el rompimiento de su compromiso y decide unirse a los cazadores del ducado para acabar con las bestias salvajes que crean caos en el país. Lune ahora demuestra su poder de bruja y en su camino se cruza el personaje extra, Alessandro un hombre lobo con gran poder.
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capítulo 2- en el bosque...
Y ahí estaba Lune, perdida sin saber por donde volver, sabe que le prometió a su padre no ponerse en peligro, pero fue inevitable, ella no puede solo sentarse y observar como todos pelean y además era una emergencia, porque fueron las bestias quienes atacaron el campamento, ella se perdió siguiendo a un grupo de estos seres, los cuales por supuesto venció, pero a cambio se perdió.
Camina intentando seguir las huellas que dejo, pero obviamente estas ya se han borrado a causa del viento y de otros animales andando por ahí. Busca en el bolso que lleva en su cintura algo que le puede ser útil, pero solo traía una galleta. Al menos hambre no va tener y también tiene una gema de luz, la cual enciende para ver el camino.
La noche ya había avanzado y estaba segura que ya había pasado por ese lugar, seguramente estaba caminando en círculos, así que busco un tronco donde paso a sentarse, la temperatura estaba bajando, ahí no iba a poder dormir en la intemperie. Encendió una llama sobre una rama y la dejo sobre el suelo, para así calentar su cuerpo, aunque sería difícil dormir en ese sitió, en especial si solo hay tierra. Miro hacía arriba, un árbol sería mejor opción, pero el problema es el frío, si duerme seguramente la flama se apaga, soltó un suspiró y se resignó a juntar una ramas y hojas para recostarse sobre estas, al menos estaría un poco cómoda.
Así iba pasando la noche, cuando el sueño la empezaba a vencer, la flama se empezaba a apagar, así que volvía a despertar y así, hasta que llego la mañana, suerte la suya que no salieron bestias a atacarla. Como era de día, quizás sería más fácil buscar el camino de regreso, comenzó a caminar en dirección del norte, si mal no recuerda están cerca de la frontera de Flylen, tal vez pueda encontrar una aldea y conseguir un caballo, después de todo aun tiene algunas monedas y una galleta.
Al estar ya cansada, toma asiento en un tronco y estira los pies un poco, por suerte no llevaba tacones la noche del ataque y esas botas fueron los primero que pudo tomar entre el caos del ataque. Estaba mirando hacía arriba intentando encontrar un árbol de frutas, pero no había ninguno, supone que es porque las bestias habitan ese lugar y justamente al mirar hacia un árbol, noto que las ramas se movían, sin duda hay algo ahí, así que coloca su mano sobre el mango de su espada, lista para atacar a lo que sea, pero comienza a caminar nuevamente, si observa por todos lados, hay cuando menos, cinco de esas cosas siguiéndola y no tardan en mostrarse, eran bestias enormes parecidas una mezcla de mantis y arañas, patas enormes y pinzas para atacar, junto con unas feroces fauces, Lune se prepara con su espada pero en un descuido, aquella cosa le lanza una especie de hilo pegajoso que le arrebata la espada y otra se abalanza sobre ella intentando cortarla con sus pinzas, Lune lo patea y logra liberarse, pero al correr, otra bestia la logra alcanzar jalandola del tobillo, así que patea pero no puede liberarse.
— carajo...supongo que no queda de otra...— tiene que usar su poder.
Justo cuando levanta la mano, algo salta contra la bestia y esto provoca que la suelte. Lune se arrastra hacía atrás y ve que aquello que ataco, era un enorme licantropo blanco, que fácilmente desgarro a esas bestias con sus garras, al acabar con la última, este voltea hacía Lune, quien ya había recogido su espada. Lune sabe perfectamente que es esa cosa, un licantropo, lo cual significa que esta cerca de la frontera de Flylen. Pero aunque sea un licantropo, no significa que no pueda ser agresivo con ella al no ser de ese territorio, por lo que debe de estar preparada.
Aunque antes de poder decir algo o hablar con él, se escucha el galope de los caballos, así que el licantropo simplemente prefiere irse. No tardan en asomarse los cazadores de los Blanche.
— mi lady...gracias a los dioses esta bien.— expresa el capitán.
Era un hombre que no pasaba de lo treinta, bien conservado y de buen ver. Su esposa a de ser muy celosa, en especial porque como cazador debe viajar mucho. Pero eso ya es lo de menos.
— capitán Reynold, nunca creí decir esto, pero me alegra verlo.—
— digo lo mismo, no quiero ni saber lo que me haría tu padre si le llevo solo una pierna o un brazo de ti.— bromea.
— su preocupación me conmueve señor.—
— anda, debemos salir de aquí antes que anochezca.—
Uno de los hombres le entrega un caballo, así que sube y se dirigen en la misma dirección que ella. Reynold dice que al salir del bosque hay un pueblo protegido con una barrera, así que podrán quedarse ahí hasta mañana.
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Por otro lado, en una mansión, aquel lycan blanco entra por la puerta de dicha residencia, donde regresa a su forma humana, mientras que un mayordomo le pasa una bata, la cual se coloca para cubrir su cuerpo.
—¿pudo encontrar lo que buscaba alteza? — pregunta el hombre mayor.
— se puede decir que si y creo que no será una molestia. Envía un mensaje a mi madre, dile que no hay peligro.—
— claro alteza. Con su permiso.— el hombre hace una reverencia y se retira.
Aquel chico albino sube las escaleras para dirigirse a su habitación, pidiendo a otros sirvientes que preparen su baño. Estando en su bañera recuerda lo que ha pasado, su madre le había mandado decir que había una creciente energía de magia oscura en los territorios del reino vecino, así que le pidió investigar, en caso de que sea alguna amenaza para el imperio, pero la fuente de esa energía, resulto ser solo una chica joven y su presencia no parecía agresiva, pero lo que le llamo la atención es que pese a estar siendo atacada por esas bestias, ella no mostró miedo, nisiquiera ante él, cuando en ocasiones los humanos suelen asustarse ante la presencia de un licantropo.
— interesante...— sonrió ladino.
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