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"Entre La Justicia Y El Deseó"

"Entre La Justicia Y El Deseó"

Status: En proceso
Genre:Malentendidos / Reencuentro / Escuela / Amor-odio
Popularitas:967
Nilai: 5
nombre de autor: Ari Alencastro

“Lo expuse al mundo… y ahora él quiere exponerme a mí.”

NovelToon tiene autorización de Ari Alencastro para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capitulo 8:“Destellos en la oscuridad"

_En la fiesta

La música se escuchaba desde la esquina de la calle, un ritmo vibrante que se mezclaba con risas, luces y el sonido del viento nocturno.

El jardín de la casa Montenegro —sí, la del mismísimo Damián— estaba lleno de autos, bocadillos elegantes y estudiantes que parecían haber salido de una revista.

Isabella bajó del auto con el corazón latiéndole rápido. No estaba acostumbrada a fiestas así. Lucas, a su lado, le dedicó una sonrisa amistosa, casi protectora.

—Tranquila, Isa. Es solo una fiesta —le dijo, notando cómo ella apretaba su bolso entre las manos.

—Sí… solo una fiesta —repitió, intentando convencerse.

La verdad era que su estómago parecía estar lleno de mariposas nerviosas. Quería disfrutar, reír, olvidar… pero el simple hecho de que Sofía también estuviera invitada le daba un mal presentimiento.

Y no se equivocaba.

Sofía ya estaba dentro, rodeada de un pequeño grupo de amigas que reían con exageración. Llevaba un vestido plateado que brillaba bajo las luces, y su mirada se afiló apenas vio a Isabella cruzar la entrada.

—Miren quién vino… —susurró a una de sus amigas, fingiendo una sonrisa amable—. La heroína del colegio.

La música cambió, el ambiente se llenó de luces doradas y un aroma dulce a perfume caro. Isabella caminaba con timidez entre los grupos, saludando con una sonrisa cortés.

Lucas, mientras tanto, hablaba con algunos chicos del equipo, entre ellos Tomás, el mejor amigo de Damián, que no tardó en reconocerla.

—Oye, ¿esa no es la chica del video? —preguntó, con una mezcla de burla y curiosidad.

—¿Cuál video? —intervino otro amigo, un chico alto de ojos claros.

—El que subió ese blog anónimo hace meses… la que expuso al Montenegro. Dicen que fue ella, aunque nadie lo probó.

Los muchachos rieron, pero Tomás los hizo callar con un gesto.

—No se pasen. Aunque… —sonrió con picardía— hay que admitirlo, en persona es mucho más linda de lo que parece.

Desde la terraza, Damián Montenegro observaba la escena en silencio. Tenía una copa en la mano, la chaqueta colgada del hombro y la mirada fija en Isabella.

No necesitaba que le dijeran quién era.

La había reconocido en cuanto cruzó la puerta.

“Así que decidió venir…”

Una sonrisa fría se dibujó en sus labios.

No sabía si admirar su valentía o burlarse de su ingenuidad.

Mientras tanto, Isabella y Lucas se abrieron paso entre la multitud. Ella se reía más de lo habitual, intentando dejar atrás los pensamientos tristes.

—¿Y tú? —preguntó, levantando la voz para hacerse oír entre la música—. ¿Por qué no bailas nunca?

—Porque alguien tiene que cuidar que no tropieces —bromeó él.

—¡Lucas! —le dio un golpe juguetón en el brazo, y ambos rieron.

Por un instante, fue como antes. Sin rumores. Sin suspensiones. Solo ellos dos, como cuando eran niños.

Isabella lo miró con ternura, y su corazón se apretó un poco.

Tal vez… solo tal vez… aún quedaba algo entre ellos.

Pero la magia se rompió al ver cómo Sofía aparecía de la nada, abrazando a Lucas por la espalda.

—¡Lu! —dijo con su tono meloso—. Te estaba buscando, todos preguntan por ti en la terraza.

Lucas se giró, algo incómodo.

—Ah… hola, Sofía.

Ella le sonrió, ignorando por completo a Isabella.

—Ven, anda. Prometiste que me enseñarías ese paso de baile.

Isabella fingió no darle importancia, pero su pecho se encogió.

—Ve, si quieres —dijo, con una sonrisa débil.

—Isa, no es… —Lucas dudó, pero Sofía ya lo arrastraba entre risas hacia la pista.

Isabella se quedó quieta, sola entre la multitud.

Sintió el aire más pesado, el ruido más distante.

Sus dedos se cerraron alrededor del vaso que sostenía, y por un momento pensó en irse.

—Respira, Isa… no vas a dejar que te arruinen la noche —se dijo a sí misma.

Decidió caminar hacia la terraza, buscando algo de aire.

Las luces colgantes creaban un ambiente cálido, casi mágico. Se apoyó en la baranda, mirando las estrellas, intentando calmar su mente.

Fue entonces cuando todo ocurrió.

—Cuidado —una voz profunda sonó detrás de ella, justo cuando giró y chocó con alguien.

El vaso se volcó, manchando la camisa blanca de un chico.

—¡Ay, no, no, no! —exclamó Isabella, torpe como siempre, buscando servilletas—. ¡Lo siento! No vi por dónde iba, te juro que fue sin querer.

El chico, alto, imponente, de mirada gélida y cabello oscuro, la observó con una mezcla de fastidio y curiosidad.

Sus ojos azules brillaron bajo la luz de la terraza.

—Vaya —murmuró con tono cínico—. Justo tú.

Isabella lo miró, confundida.

—¿Perdón?

Damián Montenegro dejó la copa sobre la mesa, limpiándose con calma.

—Creí que la justiciera anónima no asistía a eventos organizados por el diablo.

Ella lo reconoció de inmediato.

Su rostro, su voz, su presencia arrogante.

Era él.

Isabella respiró hondo, intentando mantener la compostura.

—No sabía que eras el anfitrión. Si lo hubiera sabido… —lo miró directamente a los ojos— tal vez igual habría venido.

Un silencio denso los envolvió.

Él arqueó una ceja, divertido.

—Tienes agallas, eso te lo concedo. Pero te aconsejo tener cuidado con lo que dices aquí, no todos son tan… comprensivos como yo.

Isabella sintió un escalofrío. No sabía si era miedo o pura rabia.

—¿Comprensivo? ¿Después de lo que hiciste, difundiendo mentiras sobre mí? —susurró, furiosa.

Damián se inclinó apenas hacia ella, su voz más baja, peligrosa.

—Mentiras… o verdades que nadie quiso escuchar.

El corazón de Isabella latía con fuerza.

Sabía que lo enfrentaba en su terreno, en medio de todos.

Y aun así, no bajó la mirada.

Desde dentro, Sofía los observaba desde una ventana, con una copa en la mano y una sonrisa torcida.

—Perfecto… —susurró para sí misma—. Que se destruyan entre ellos. Así será más fácil quedarme con todo.

La noche apenas comenzaba,

y nadie imaginaba que ese sería el primer choque

de una guerra silenciosa que apenas se encendía.

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Rocio araceli
no me gusta elogiar nada cuando dejan sin terminar una novela excusarme 🤣🤣🤣🤣
Rocio araceli
🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣
Rocio araceli
en serio eso fue todo lo k escribiste
Rocio araceli
no me gustan las novelas k no terminan
Desi Oktafiani
Increíble, no dejes de escribir
Khansarila Adisoga
¡Me encanta, sigue así!
REIN
¡No puedo más! 😵 Tu historia me ha tenido completamente enganchada y necesito saber qué pasa después, por favor actualiza pronto.
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