Sol Rucci es una joven de 18 años que ha sido profundamente marcada por la trágica muerte de su hermana, Flor, sucedida ante sus propios ojos. Al quedar huérfana, fue acogida y protegida por el novio de su hermana, quien asumió su crianza desde que Sol tenía 10 años. Ambos han encontrado en su apoyo mutuo una forma de sobrellevar el dolor de esta pérdida.
Con el paso del tiempo, él ha desarrollado una tendencia a sobreprotegerla, ejerciendo un control sobre su vida. Por su parte, Sol ha experimentado un notable aumento en su belleza, convirtiéndose en un reflejo impactante de su hermana. Con el tiempo, comienza a despertar en ella sentimientos que trascienden la gratitud y el apoyo, mientras que él empieza a verla de una manera diferente, ya no como la niña indefensa a la que él protegía por una promesa hecha a su novia antes de su muerte, sino como una oportunidad de reencontrarse con su amada Flor a través de ella.
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Capítulo Un años más sin ti
Sol Rucci
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Han transcurrido ocho años desde que te fuiste y no hay un solo día en el que no recuerde cómo mi padre te agredió. Yo, en mi cobardía, no hice nada por defenderte; simplemente me quedé observando cómo te golpeaba hasta empujarte contra la mesa. Luchaste por vivir, pero al final te fuiste, dejándome sola. Para mí, tú fuiste como una madre. Me criaste desde que nací, ya que mi madre falleció en el parto. Eres todo para mí. A menudo me pregunto si, de haber intervenido en esa pelea, tal vez aún estarías aquí.
Kai, tu novio, me ha cuidado muy bien. Siempre está pendiente de mí y a veces creo que se preocupa en exceso. Él me proporcionó un hogar y, en medio de su dolor, me ofreció amor y atención. Se ha convertido en mi refugio. Juntos hemos logrado avanzar a pesar del dolor que causó tu partida. Me esfuerzo al máximo para que se sienta orgulloso de mí, siempre fui la mejor alumna en la escuela, me quedo en casa y cumplo con todas sus solicitudes. Actualmente, estoy en la universidad estudiando psicología. En el futuro, deseo crear una fundación para ayudar a todos esos niños que han pasado por situaciones difíciles, para que sepan que no están solos. La familia Vannecelli me ha tratado muy bien y he creado fuertes lazos de amistad con Almass y su hermano, Esmeralda y Zoe. Estoy en la misma universidad, aunque en diferentes carreras, pero siempre hacemos lo posible para que nuestras clases coincidan y así poder vernos.
Debo confesarte algo, hermana, y te pido disculpas. Te juro que no sé cómo sucedió, no quiero que pienses que te estoy traicionando, pero estoy enamorada de Kai. Nunca lo vi como un padre o familiar, siempre lo consideré un hombre, y sé que eso está mal. Por favor, perdóname. Sé que este sentimiento no será correspondido porque él aún te ama a ti. Fuiste todo para él; Kai ha cambiado, ya no queda nada de ese hombre cariñoso, tierno y tímido que conocías. Ahora es frío y de pocas palabras, aunque conmigo es un poco más considerado y me trata bien.
Coloco flores frescas en tu tumba y acaricio la piedra. Cierro los ojos por un momento y susurro: hermana, espero que estés descansando en paz.
(kai)
—Sol, es momento de irnos —me comenta Kai.
—Sí —respondo, mientras toma mi mano para ayudarme a levantarme.
Él mira la tumba por unos segundos y luego se dirige hacia la salida. Hasta pronto, hermana, volveré pronto a verte.
Sigo a Kai hasta el auto. Él me abre la puerta, entro y hace lo mismo. Le pide al conductor que nos lleve a casa. Lo miro, sin saber cómo expresarle que sé que no le gusta que salga, pero las chicas, especialmente Zoe, nos han comentado acerca de una fiesta en la universidad que será fantástica y que deberíamos asistir todos. A pesar de que inicialmente rechacé la idea, ellas insistieron. Tenía un plan: como los padres de Almass no le permiten salir, inventaría una pijamada en la cabaña de Zoe y luego de allí iríamos a la fiesta. No quería mentir.
—Kai, hay una fiesta en la universidad y me gustaría ir —le digo.
—Sol, en esas fiestas universitarias hay muchas drogas y alcohol, además hay hombres que buscan dañar a las chicas. Sería riesgoso para ti; es mejor que te quedes en casa —me responde, mirando su teléfono.
—Está bien —le contesto.
Quería ir, pero no quiero contradecirlo. Por lo que sé, él siempre dice que salir es arriesgado; lo más seguro es estar en casa. Cuando salgo, debo ir acompañada de los guardaespaldas y siempre me llama para saber si estoy bien. Aunque me gusta recibir su llamado y saber que está pendiente de mí, a veces me siento atrapada y desearía salir más.
—Kai, Zoe y las chicas harán una pijamada esta noche en la cabaña de Zoe. Quiero ir, por favor —le insisto.
Él levanta la vista y me observa. Estoy consciente de que está hablando con alguien por teléfono, pero apaga el dispositivo.
—Si quieres ir y pasar la noche con ellas, está bien. Eso sí, no dejes que Zoe te llene la cabeza de tonterías; mi hermana es una mala influencia —dice, desviando la mirada hacia su celular.
—Sí, no te preocupes —le respondo, sonriendo levemente.
Al llegar a casa, subo a mi habitación, tomo el teléfono y confirmo en nuestro grupo que iré y que nos veremos en la cabaña. Preparo un bolso con pijama y algunas cosas, además de la ropa que usaré en la fiesta. Cuando cae la noche, bajo a la sala y veo a Kai trabajando en la computadora.
—Ya me voy —le informo.
Él deja su computadora a un lado, se levanta y se acerca a mí.
—¿Te quedarás en la cabaña o irán a la fiesta? Tú, Sol, no me dirías una mentira, ¿verdad? —pregunta.
Trago en seco. ¿Soy tan obvia? ¿Se dará cuenta? Intento hablar con seguridad y un poco de engaño.
—Por supuesto que haremos la pijamada; la fiesta es para la próxima semana. Las chicas ya deben de estar esperándome —le digo, saliendo rápidamente.
Al llegar al automóvil, le indico al conductor que me lleve a la cabaña de Zoe. Después de aproximadamente 25 minutos, finalmente llegamos. Me bajo del vehículo y me dirijo hacia la cabaña, y al entrar, observo al hermano Almass jugando con la consola de videojuegos.
—¿Y las chicas? —le pregunto.
—Están arriba cambiándose. Diles que no tarden mucho, porque si no, nunca saldremos de aquí —responde, concentrado en su juego.
—Eso toma su tiempo, aún es muy temprano; tú sigue jugando —le comento mientras subo las escaleras.
Al llegar a la habitación, veo que las chicas están a punto de terminar de cambiarse.
—Sol, casi no llegas, alístate —me dice Zoe.
—Sí, sí, ya voy —le respondo.
Me dirijo al baño, donde me doy una ducha rápida. Luego, me aplico crema en el cuerpo, me pongo el vestido y los botines. Dejo mi cabello suelto, me maquillo y aplico un poco de labial rojo. Al mirarme en el espejo, noto que me veo diferente; sonrío al salir y las chicas me observan.
—Si Kai te viera vestida así, se desmayaría —dice Almass.
—¿Me veo mal? —le pregunto.
Zoe se acerca y dice:
—Si a mí me gustaran las mujeres, yo te conquistaría. Estás espectacular. Ahora vámonos, Almass, ¿ya preparaste las cámaras? —pregunta.
—Sí, todo está listo. Ya podemos irnos —responde.
Al salir de la habitación, vemos al hermano de Almass mirando su reloj. Al vernos, se levanta y comenta:
—Pensé que no íbamos a salir. He esperado dos horas. ¿Qué tanto se arreglaron? Yo las veo iguales —dice, visiblemente molesto.
—Lo mejor se hace esperar. ¿Ya drogaste a los guardias? —pregunta Zoe.
—Sí, ya están dormidos. Vámonos —responde.
Salimos de la cabaña y nos subimos todos al automóvil. Zoe comienza a conducir y, tras unos minutos, ya estábamos en la fiesta. Allí había muchas personas; la música era genial y todos nos saludaban. El organizador del evento, Flanki, se acercó, nos saludó y nos entregó a cada uno un vaso de licor que recibimos con gusto. Él prometía que esta fiesta sería inolvidable.
ahora resulta que flor no estaba muerta que la habían llevado a otro país para que se prostituirla ahora que ha escapado qué casualidad que se haya topado con Kai ahora qué pasará kai dejará sol por flor