narra la intensa y misteriosa historia de dos poderosos empresarios en Seúl. Gael Kim, un enigmático y carismático magnate que oculta su identidad, y Jinwoo Lee, un frío y calculador multimillonario con conexiones en el mundo criminal. A pesar de sus diferencias, ambos se sienten atraídos de manera inexplicable tras un primer encuentro. Mientras enfrentan a sus enemigos, Seo-jun y Minji, que buscan separarlos por venganza y ambición, Gael y Jinwoo luchan contra sus propios demonios, descubriendo que sus destinos están entrelazados por algo mucho más profundo que el poder.
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Las Puertas del Pasado
La calle era oscura y silenciosa mientras Jinwoo y Gael se dirigían al bar clandestino. El ambiente era tenso, y ambos hombres sabían que cada esquina podía esconder peligros desconocidos. La instrucción de Kyung-soo resonaba en sus mentes: "No confíen en nadie más allá de mí". Esa advertencia pesaba en el aire mientras avanzaban.
El bar se encontraba en un callejón estrecho, oculto entre edificios viejos y deteriorados. Una luz tenue parpadeaba sobre la puerta, dándole un aire de clandestinidad. Jinwoo intercambió miradas con Gael, ambos comprendiendo que estaban a punto de entrar en un mundo que preferirían evitar.
—¿Estás listo para esto? —preguntó Gael, su voz apenas un susurro.
—No hay otra opción —respondió Jinwoo, sintiendo el pulso de su corazón acelerarse—. Necesitamos respuestas.
Empujaron la puerta y entraron. El ambiente dentro del bar era sombrío, con luces tenues y un olor a humo y alcohol que impregnaba el aire. Las sombras se movían entre las mesas, y los murmullos se mezclaban con la música de fondo. Al fondo, una barra de madera se extendía, donde varios hombres y mujeres conversaban en voz baja.
Se dirigieron hacia la barra, donde un hombre de aspecto duro y un ojo desviado los observaba. Era Jae-hwa, el dueño del lugar y un viejo conocido de Jinwoo.
—No esperaba ver a alguien como tú por aquí —dijo Jae-hwa, su tono sarcástico dejando claro que la sorpresa era más bien un desprecio—. ¿Qué te trae a este lado de la ciudad?
—Necesitamos información sobre Dong-hyun —dijo Jinwoo sin rodeos, manteniendo la mirada fija en Jae-hwa—. Kyung-soo me recomendó que viniera a hablar contigo.
Jae-hwa frunció el ceño, evaluando a Jinwoo y Gael con desconfianza.
—¿Y qué me ofrece a cambio? —preguntó, inclinándose hacia adelante, sus ojos brillando con curiosidad.
—Podemos hacer negocios —respondió Jinwoo, sintiendo que cada palabra que decía lo acercaba a su objetivo. Tenía contactos en el mundo empresarial que podrían ser valiosos para Jae-hwa.
—No soy un hombre de negocios, Jinwoo. Soy un hombre de acción —dijo Jae-hwa, cruzando los brazos sobre el pecho—. Si quieres información, tendrás que demostrarme que estás dispuesto a arriesgarte.
—¿Qué quieres? —preguntó Gael, sintiéndose cada vez más frustrado. El tiempo no estaba de su lado.
—Quiero que realices un pequeño trabajo para mí. Hay un tipo que ha estado hablando de más. Trae su cabeza y podría decirte lo que necesitas saber —dijo Jae-hwa, sonriendo de manera siniestra.
—¿Matando a alguien? ¿Estás loco? —respondió Jinwoo, sintiendo una oleada de indignación. No había venido a buscar sangre.
—Es un juego, amigo. O juegas a mi modo o te vas a casa con las manos vacías —dijo Jae-hwa, manteniendo su sonrisa burlona.
Gael puso una mano en el brazo de Jinwoo, señalándole que se calmara.
—Escucha, tal vez podamos negociar de otra manera —dijo Gael, intentando encontrar una salida. Tenía que haber una forma de salir de esta situación sin más derramamiento de sangre.
—Negociar es para los débiles —replicó Jae-hwa—. Este mundo no perdona. Si no estás dispuesto a jugar, será mejor que te vayas.
Jinwoo sintió que el tiempo se estaba agotando. Sabía que no podían permitirse dar un paso en falso. Si no lograban obtener información, estarían más cerca de ser encontrados por Dong-hyun.
—Está bien, haremos lo que pides —dijo finalmente Jinwoo, su voz firme a pesar de su desagrado—. Pero solo esta vez. Luego me dirás lo que necesitas saber.
Jae-hwa sonrió, y en sus ojos había una chispa de satisfacción.
—Eso es más como lo que esperaba. Tienes 24 horas para traerme a ese tipo. Su nombre es Hyun-sik. Vive en el barrio de Jongno. Hazlo, y tendré la información que buscas.
Con la información en la mano, Jinwoo y Gael abandonaron el bar, sintiendo la presión sobre sus hombros aumentar. Sabían que no podían desperdiciar tiempo, y la idea de cometer un asesinato les dejaba un sabor amargo en la boca.
—¿Qué vamos a hacer ahora? —preguntó Gael, mirando a Jinwoo con preocupación.
—Debemos encontrar a Hyun-sik antes de que sea demasiado tarde —respondió Jinwoo, sintiendo que la determinación crecía en su interior. No quería ser parte de este mundo, pero ahora no podía retroceder.
Mientras caminaban por las calles oscuras de Seúl, la incertidumbre pesaba sobre ellos. Cada paso que daban los acercaba más al enfrentamiento, y Jinwoo no podía dejar de pensar en lo que significaba llevar a cabo el plan de Jae-hwa.
—Tal vez podamos encontrar otra manera de obtener la información —sugirió Gael, su voz llena de preocupación—. No quiero que te conviertas en lo que siempre has luchado por evitar.
—Lo sé —dijo Jinwoo, sintiendo la tensión en su pecho—. Pero estamos en una encrucijada. Si no actuamos ahora, estaremos en peligro.
Al llegar a la dirección que Jae-hwa les había dado, Jinwoo se detuvo frente a un edificio antiguo. La luz tenue provenía de una ventana en el segundo piso, y el sonido de la música se podía escuchar desde adentro.
—Aquí es —dijo Jinwoo, sintiendo que su corazón latía con fuerza—. Preparémonos.
Gael asintió, y ambos hombres se acercaron al edificio, sintiendo el peso de lo que estaban a punto de hacer. No solo arriesgaban sus vidas, sino que también estaban a punto de cruzar una línea que podría ser irreversible.
