En un mundo lleno de secretos familiares, traiciones y sueños rotos, Maite está a punto de enfrentar la decisión más importante de su vida. En el día de su boda, descubre que todo lo que creía saber sobre su familia era una mentira. La verdad sobre su relación con Alex, su futuro y la verdadera razón de su compromiso empiezan a salir a la luz. Maite Descubre que, aunque el amor pueda parecer eterno, las mentiras pueden destruirlo todo, Pero ¿Será el amor lo suficientemente fuerte como para sanar viejas heridas? ¿Será capaz Maite de desafiar las expectativas y construir su propio destino, o cederá ante las presiones de aquellos que la rodean? Acompaña a Maite en su viaje hacia la verdad y la libertad, en una historia llena de giros inesperados, decisiones difíciles y la búsqueda de su propio futuro.
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Adios Corea
Llegué al apartamento de Loren y, al entrar, vi a un chico sin camisa saliendo de la cocina con un vaso de agua en las manos.
—¿Quién eres y qué haces aquí? —le pregunté mientras avanzaba hacia la entrada—. Si no hablas, llamaré a la policía. ¡LOREN!
Llamé a mi amiga y, en cuestión de segundos, salió de su habitación en ropa interior.
—Tranquilízate, Maite. Es el chico de anoche, ¿no te acuerdas de él?
Volví a mirarlo y, sí, definitivamente era él. Me relajé un poco, cerré la puerta y caminé hacia Loren.
—Disculpa por haberte asustado. Mucho gusto, soy Sebastián —dijo el chico mientras extendía la mano.
—Mucho gusto —respondí con una sonrisa amable antes de dirigirme a Loren—. Voy a darme un baño.
Ella asintió y regresó con su chico.
Minutos después
Estoy en el baño, mirándome al espejo, desnuda, y aún no puedo creer que haya perdido mi virginidad con un desconocido. Paso mis dedos por cada una de las marcas rojas que adornan mi cuerpo.
No me arrepiento. Ese hombre me deslumbró con su actitud, y esa noche… esa noche fue increíble. Es una lástima que no volvamos a vernos.
Salí de mi habitación y encontré a Loren, con una sonrisa pícara en su rostro.
—Cuéntamelo todo —dijo señalando las marcas rojas en mi piel.
Me acerqué a ella y le conté lo sucedido: desde el acoso que sentir con ese hombre tatuado y el desconocido que me ayudó, hasta terminar en la maravillosa noche que compartimos.
—Esto es increíble. Estaba segura de que nunca volverías a tocar a un hombre después de lo de tu ex, y siempre decías que perderías la virginidad cuando te casaras con el hombre que amas.
—Sí, lo dije. Pero no sé qué me pasó anoche. No sé si fue la adrenalina o que, a su lado, me sentí segura. Además, su cuerpo, su cara, su actitud… Amiga, ese hombre ufff, es todo lo que una quiere físicamente.
—Uy, sí que te dejó deslumbrada. Pero, ¿sabes su nombre o su número?
Negué mientras caminaba hacia mi armario. Saqué unos jeans y una camiseta negra.
—No, pero tampoco fue necesario. Sabes que me voy a enfocar al cien por ciento en mi carrera. Además, en unas pocas horas abordaré un avión y no sé cuándo volveré.
—Tienes razón, amiga... Cambiando de tema, tus padres siguen llamando desesperadamente. Logré calmar la situación para que no vinieran a buscarte, pero no sé cuánto tiempo podré contenerlos.
Me llevé las manos a las sienes. Definitivamente, eso era un dolor de cabeza. Los amo, son mis padres al fin y al cabo, pero su traición me duele. No podré perdonarlos fácilmente.
—Loren, por favor, dale esta carta a mamá y esta otra a papá. Cuando se las des, diles que no me busquen. No quiero ser cruel con ellos, pero necesito seguir mi camino.
—Claro que sí, amiga.
Caminé hacia mi equipaje, que estaba al lado de la habitación. Lo tomé junto con mi bolsa de mano y me acerqué a Loren, quien se levantó de la cama.
—Te extrañaré, hermana. Prometo visitarte siempre que pueda y mantenernos en contacto. Quiero que seas feliz, Maite. Quiero que olvides lo que pasó aquí y vivas con tus reglas, a tu manera.
Lágrimas cayeron por mi rostro. Las limpié rápidamente y la abracé.
—Te prometo que lo intentaré, hermana. Pero prométeme tú también que dejarás entrar el amor a tu vida. Te amo, amiga.
Nos separamos, y caminé hacia la salida del apartamento. No quería que Loren ni nadie me despidiera en el aeropuerto. Quería hacer esto sola.