Impura

Hazel observaba a cada humano que pasaba por los pasillos, no confiaba en ninguno de ellos por obvias razones.

Aún debía descubrir como salvarse de la maldición, la humana que había capturado parecía tener un aroma parecido a un alma pura, pero según Romy solo era el aroma.

Estaba apunto de salir y preguntarle a Romy sobre ese tema cuando de repente olió un olor diferente al de la humana que estaban cuidando, el olor que distinguía en una de las muchas habitación que tenía.

De un momento a otro ya se encontraba en la habitación, observó a un hombre encima de Elizabeth, este parecía querer ahorcarla y la humana forzaba para liberarse de su agarré.

Hazel lo tomó y quito sus manos del cuello de la reina, lo tiro a la pared rompiéndole varias costillas.

Elizalde tosió sintiendo el aire entrar nuevamente a sus pulmones.

El hombre miró con miedo a Hazel, ella solo lo miraba sin interés.

- Esa maldita mujer debe morir - Intento levantarse, pero Hazel lo golpeó terminando noqueado en el suelo.

Observó al hombre en el suelo y se giró hacia la humana que acariciaba su cuello.

- ¿No te importará que me deshaga de él? - Hazel esperó pacientemente la respuesta de Elizabeth.

- No, llévatelo - Todavía trataba de reponerse del ataque. - Pero, ¿podrías tenerle un poco de piedad? - Hazel la miró fijamente por un instante antes que afirmar con la cabeza y salir a rápida velocidad con el cuerpo del hombre.

¿Por qué tendría piedad? Ese tipo ni siquiera la tuvo al intentar asesinarla.

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Romy pudo distinguir el aura de aquel hombre que entro en la habitación de la humana que estaban mantenimiento con vida, pero sabía que Hazel la salvaría así que no le dio importancia y siguió molestando a la pura que estaba a su lado.

Presentía que algo grande iba a pasar, desconocía que podría ser, pero lo más probable era que les iba a causar muchos problemas.

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Hazel se quedó justo a fuera de la habitación de Elizabeth para evitar que algún otro humano intentara matarla mientras ella duerme.

Los humanos no eran tan fieles como lo supuso, esa humana debe de estar rodeada de enemigos.

Esa humana también debe saber eso, debió estar desesperada para tener que hacer un trato con ellos, y por salvar a su única familia.

La puerta frente a ella se abrió de repente, le humana salió de ahí sorprendiéndose al verla ahí recargada sobre la pared.

- ¿Qué haces ahí? - la veía confundida creyó que andaría por ahí intimidando a los humanos.

- Evitando que tus súbditos te maten en tu propia habitación - Hazel cruzada de brazos manteniendo sus ojos sobre la humana.

Elizabeth notó que la impura mantenía un camuflaje que evitaba que vieran su forma impura. También se dio cuenta que si fuera humana sería realmente atractiva, aunque tenía conocimiento sobre la belleza que los impuros tenían para hipnotizar a los humanos como a ella.

- Uh, bien iré a fuera tengo que revisar que mi hermana esté bien - Hazel no respondió, se mantuvo en su posición.

Elizabeth lo miró una última vez antes de caminar por el pasillo hasta la habitación de su hermana.

No tardó en darse cuenta de que la impura comenzó a seguirla a unos metros de ella, no le dio tanta importancia debe de ser por el trato, ellos le toman mucha importancia a eso.

Al llegar tocó una vez hasta que escucho la voz de su hermana del otro lado.

Paso viéndola leyendo un libro, tenía varias heridas en su cuerpo que necesitaron atención médica.

Posiblemente, aquellas heridas fueron hechas por los impuros, por ahora lo dejaría pasar.

- Sofía, ¿Cómo te sientes? - Acarició la mano de su pequeña hermana.

- Mejor, todavía duele, pero ya no tanto - Soltó el libro poniéndole su atención a su hermana.

- Bien, supongo que no te agrada la idea de que convivamos con ellos - Elizabeth vio la mueca que hizo su hermana.

- No me agrada, pero eres la reina y sé que sabes lo que haces - Soltó un suspiró sin soltar la mano de su hermana mayor.

Para Elizabeth, Sofía era su mundo entero y haría lo que fuera para que ella estuviera a salvo, incluso si eso necesitará de esos seres.

- Gracias, ahora duerme necesitas reponer energías - Le dio un beso en la cabeza y apago las luces.

Al salir se volvió a encontrar con aquella impura parada frente a la habitación de su hermana, en la misma posición en la que la había visto anteriormente.

Sabía que ella estaría ahí a fuera esperándola, se tomaba en serio su trato.

Esta vez no entablo una conversación solo camino de vuelta a su habitación nuevamente con ella caminando detrás de ella.

Sentía que ahora tenía su propio guardaespaldas personal, era raro.

Al llegar a su habitación entró sin voltear a ver a la impura, estaba segura que se mantendría afuera hasta que amanezca.