Luana Martínez es una joven de 23 años que ha dedicado su vida a la repostería, siguiendo los pasos de su madre en la pastelería familiar. A pesar de ser sociable y tener un fuerte vínculo con su hermano Mike, Luana es reservada y prefiere la tranquilidad de su hogar a las fiestas. Su vida da un giro inesperado cuando recibe una invitación a la fiesta de Logan Harris, un atractivo empresario de 27 años conocido por su vida social agitada y su carisma.
A medida que Luana se adentra en el mundo glamuroso de Logan, comienza a cuestionar sus propias limitaciones. Él, con su espíritu aventurero y despreocupado, es todo lo contrario a ella. A través de encuentros inesperados y conversaciones profundas, Luana se encuentra cada vez más atraída por su manera de ver la vida. Luana debe enfrentar sus miedos y abrirse a nuevas experiencias, mientras descubre que el amor puede florecer en los lugares más inesperados.
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Capítulo 22: La Despedida
Luana
La noche había sido mágica. El aire fresco y la suave brisa llenaban el parque mientras Logan y yo caminábamos, nuestras manos entrelazadas, como si el mundo a nuestro alrededor se hubiera desvanecido. Habíamos compartido risas, historias y vulnerabilidades, construyendo una conexión que parecía florecer con cada paso que dábamos juntos. Pero ahora, mientras nos acercábamos a su coche, sentía que el momento de la despedida se avecinaba, y una mezcla de emociones me invadía.
—¿Te divertiste? —preguntó Logan, mirándome con esos ojos cálidos que me hacían sentir como si estuviera en casa.
—Más de lo que puedo expresar —respondí, sonriendo—. Ha sido una noche increíble. La cena, el paseo, todo. Siento que realmente nos conocimos mejor.
Logan asintió, su mirada reflejando la misma felicidad que sentía en mi interior. —Me alegra escuchar eso. A veces, me sorprende lo fácil que es hablar contigo. Como si nos conociéramos de toda la vida.
—Definitivamente hay algo especial entre nosotros —dije, sintiendo que cada palabra era cierta. Pero al mismo tiempo, una punzada de ansiedad me atravesó. ¿Y si esto era solo un sueño del que pronto despertaría?
Llegamos a su coche y, al abrir la puerta, el aroma de la tapicería me recordó cuán real era este momento. Logan se inclinó hacia mí, su rostro a solo unos centímetros del mío, y mi corazón comenzó a latir con más fuerza.
—Luana, hay algo que quiero decirte —comenzó, su tono serio. Noté que su mano se movió ligeramente, buscando la mía. Atrapé su mano en la mía, entrelazando nuestras manos. —Quiero agradecerte por ser tan abierta y honesta esta noche. Hablamos sobre nuestras experiencias, nuestros miedos... eso significa mucho para mí.
—Lo mismo digo —respondí, sintiendo que la vulnerabilidad compartida había creado un vínculo aún más fuerte entre nosotros. —Me siento afortunada de que hayas decidido abrirte conmigo.
Logan sonrió, y su expresión iluminó la noche. —A veces, el pasado puede ser un peso difícil de llevar, pero contigo siento que puedo dejarlo atrás.
Asentí, comprendiendo perfectamente lo que quería decir. Había compartido mis propias inseguridades y temores, y en ese espacio de confianza, comprendí que ambos estábamos dispuestos a dejar que el amor floreciera, a pesar de lo que habíamos vivido.
—Creo que podemos construir algo hermoso —solte,dejando que la esperanza de comenzar de cero con Logan hablara por mi.
Logan se inclinó un poco más, y en ese momento, el mundo pareció detenerse. Me sentí atrapada en la intensidad de su mirada, como si pudiera leer mis pensamientos. —¿Te gustaría salir conmigo de nuevo? —preguntó, su voz era un susurro.
—Claro que sí —respondí, mi corazón se acelero. —No puedo esperar a ver qué más nos espera.
Pero a medida que esas palabras salían de mi boca, un pequeño nudo se formó en mi estómago. La realidad de la despedida se cernía sobre nosotros, y sabía que no quería que este momento terminara. La idea de separarnos me resultaba agridulce , como si una parte de mí se resistiera a dejar ir la conexión que habíamos creado,pero sabía que lo vería pronto.
Logan soltó mi mano y se acercó un poco más, su rostro reflejando la misma lucha interna. —Sabes, a veces siento que el tiempo se escapa demasiado rápido cuando estoy contigo. Quisiera que estas noches nunca terminaran.
—Yo también —dije, sintiendo que la tristeza comenzaba a mezclarse con la esperanza. —Todo ha sido tan perfecto. Me encantaría que esto pudiera durar para siempre.
Logan asintió, su expresión se tornó seria. —Pero también sé que hay un futuro incierto. Y aunque no puedo predecir lo que pasará, estoy dispuesto a intentarlo. Quiero que sepas que estoy aquí, que quiero que esto funcione.
Las palabras de Logan resonaron en mi corazón. A veces, la incertidumbre podía ser abrumadora, pero escuchar su compromiso me llenó de valor. —Eso significa mucho para mí, Logan. Quiero que sepamos que estamos en esto juntos, sin importar lo que venga.
En ese momento, el silencio se hizo presente. La atmósfera entre nosotros era pesada, cargada de emociones. La brisa nocturna susurraba a nuestro alrededor, como si el universo estuviera conspirando para mantenernos juntos un poco más.
—¿Te gustaría que te acompañe a la puerta de tu casa? —preguntó Logan, rompiendo el silencio.
—Claro —respondí, sintiendo que cada paso hacia mi casa era un recordatorio de que la noche estaba llegando a su fin. Mientras caminábamos, las luces de la calle iluminaban nuestro camino, y el sonido de nuestras risas aún resonaba en el aire.
A medida que nos acercábamos a mi casa, el nudo en mi estómago se hacía más fuerte. Sabía que pronto tendríamos que despedirnos, y no quería que ese momento fuera triste. Quería que fuera un reflejo de lo que habíamos compartido.
—Gracias por esta noche, Logan. Realmente la necesitaba —dije, sintiendo que mi voz se volvía un poco más seria.
—Yo también. Ha sido una de las mejores noches que he tenido en mucho tiempo —respondió, su mirada llena de sinceridad.
Llegamos a la puerta de mi casa, y el silencio se hizo presente de nuevo. Miré a Logan, y vi que su expresión era una mezcla de deseo y tristeza. —No quiero que esto termine —dijo, su voz casi un susurro.
—Yo tampoco —respondí, sintiendo que mis palabras eran un eco de sus sentimientos. —Pero sé que debemos ser pacientes. Lo que estamos construyendo vale la pena.
Logan asintió, y sus ojos reflejaban un entendimiento profundo. —Sabes, me encanta pasar tiempo contigo. Nunca había sentido una conexión así con nadie.
—Lo mismo digo —dije, sintiendo que las palabras eran una verdad innegable. —Eres increíble, Logan. No solo por lo que eres, sino por cómo me haces sentir.
Él sonrió, y en ese instante, el mundo exterior desapareció. Todo lo que importaba era nosotros, en esa burbuja de conexión. Pero el momento de la despedida estaba a la vista, y no quería que se sintiera como un final.
—Entonces, prometamos que esto no es un adiós, sino un hasta luego —propuse, sintiendo que la esperanza comenzaba a florecer de nuevo.
—Prometido —respondió, con una bonita sonrisa en su rostro. —Quiero verte pronto, Luana. Muy pronto.
Miré hacia el suelo, sintiendo que la emoción me invadía. —También quiero eso. Estoy ansiosa por nuestra próxima cita.
Sin embargo, el momento final se acercaba. Logan se inclinó hacia mí, y pude ver el destello de incertidumbre en sus ojos. En ese instante, todo lo que había querido en ese momento era estar más cerca de él. Así que, sin pensarlo dos veces, me acerqué y lo abracé, rodeándolo con mis brazos.
El abrazo fue cálido y reconfortante, como un refugio en medio de la tormenta. Sentí cómo su cuerpo se relajaba contra el mío, y supe que ambos estábamos sintiendo.
—Gracias por esta noche, Luana —dijo, su voz suave mientras se separaba un poco para mirarme a los ojos. —No puedo esperar a verte de nuevo.
—Yo tampoco —respondí, sintiendo que mi corazón se llenaba de esperanza. —Esta noche ha sido de verdad increíble.
Logan se inclinó hacia mí, y en un instante, nuestros labios se encontraron en un beso suave y lleno de promesas. Fue un beso que me hizo sentir viva, como si el mundo se detuviera una vez más. No quería que terminara, pero sabía que era el comienzo de algo hermoso.
Cuando nos separamos, ambos sonreíamos, sintiendo que la conexión era más fuerte que nunca. —Hasta luego, Luana —dijo Logan, su mirada llena de emoción.
—Hasta luego, Logan —respondí, con una sonrisa antes de alejarme para entrar a la casa.
Mientras entraba en casa, cerré la puerta detrás de mí, sintiendo el eco de la noche aún resonando en mi corazón. Todo había cambiado en un solo día. La incertidumbre se había transformado en esperanza, y la posibilidad de un futuro con Logan me llenaba de alegría.
Me dejé caer en el sofá, sonriendo mientras recordaba cada momento que habíamos compartido. La conexión que habíamos construido prometía ser el inicio de un capítulo hermoso en nuestras vidas. Y aunque la despedida había sido difícil, sabía que era solo el comienzo de algo increíble.