La Alquimista Y El Alfa De La Manada

Cuando Azucena despertó se encontró abrazada a Lucio.

Lucio: Mi flor, no se enoje conmigo, mire la cama, usted tiene vacío todo el espacio a su lado.

Azucena aun sorprendida, reviso que efectivamente, estaba todo vacío y que era ella quien estaba sobre él.

Azucena: Yo lo siento…

Lucio: Mi flor, no tengo nada que perdonar…

Azucena: Me daré un baño y saldré a buscar las hierbas para hacerlos dormir.

Lucio: Yo iré a comprar la carreta.

Azucena: Bien… ¿Por qué no te levantas?

Lucio: Esperaré que usted lo haga…

Azucena: Esta bien…

Un incomodo Lucio, espero que Azucena pasara al cuarto de baño, para levantarse con su entrepierna evidentemente despierta…

Lucio: [Maldición, parezco un adolescente]

Escuchar el agua correr e imaginarla desnuda, mientras se bañaba, no ayudo mucho a su entrepierna, por lo que salió, casi corriendo a ver a los hombres que estaban atados, por si había alguno despierto, para botar todo su estrés. Y efectivamente, habían dos hombres que intentaban desatarse por lo que, uso toda su energía golpeándolos hasta dejarlos inconscientes nuevamente.

Mas tarde, Azucena tenía terminada la mezcla, se había bañado y como uso la misma ropa del día anterior, que era de una tela sencilla, su larga cabellera mojo su espalda, haciendo que se le notará aún más su delicado cuerpo.

Lucio: Mi flor, ya están los hombres en la carreta…

Azucena: En la mesa, está la mezcla, tienen que beberla…

Cuando ella se dio la vuelta, para tomar la mezcla, Lucio puso inmediatamente sus ojos en su cuerpo y se acercó a ella, lentamente… poniendo su cuerpo tras la espalda de Azucena y sus manos en su cintura… olió su cabello…

Lucio: ¡Eres perfecta!

Azucena: ¿Qué haces? Déjame…

Lucio notó como a diferencia de las veces anteriores, el tono de voz, al pedirle que lo aleje, se escuchó más como un suave ronroneo…

Lucio: Solo déjame sentirte, te prometo que no haré nada que no quieras…

Azucena: Tenemos que volver al palacio…

Lucio: Lo sé mi flor… pero también sé que no habrá, en mucho tiempo más, una oportunidad asi, de tenerte a solas, solo para mí, sintiendo como tiemblas con mi voz…

Lucio le dio un beso en el cuello y Azucena movió su cuello hacia a un lado, como si ampliase el espacio, para que continuase con las caricias…

Lucio: Tu piel es tan blanca, pura, suave…

Ella se estremeció al sentir como él comenzó a tocar sus pechos, mientras continuaba con suaves besos en su cuello… hasta que trago en seco, cuando sintió la intimidad de Lucio rozar su cuerpo, y su instinto, hizo que moviera su cadera hacia atrás… provocándole un pequeño gemido…

Lucio: Awwww… mi flor, si supieras como me cuesta no darte la vuelta y olvidarme del mundo… y solo concentrarme en tu cuerpo… y estar todo el día sintiendo tu piel…

Azucena: Te...ne...mos que… ir…nos

Lucio: Si…

Azucena logró moverse hacia un costado mientras Lucio, no volteaba a verla…

Lucio: Me llevaré la mezcla y espero que alguno quiera pelear…

Momentos después Lucio ya la esperaba con la carreta cargada… Cuando la ayudo a subir, la levantó en sus brazos y la dejo sentada en sus piernas…

Lucio: Debería tener el poder de detener el tiempo, para tenerte siempre en mis brazos… y no dejarte ir jamás…

Azucena le dio un suave beso en la mejilla, que hizo que él la levantará y la sentará a ahorcajadas sobre él…

Lucio: El ultimo beso y nos vamos…

Azucena: Ultimo…

Una hora después salía la carreta en dirección al palacio, antes irían a buscar el carruaje que dejaron en el otro pueblo… y ahí se iría Azucena, para no levantar sospechas…