Annie jamás pensó que podría llegar a hacer algo tan descabellado como ayudar a secuestrar al presidente del país.
Durante todo un mes es la Encargada de mantener en buena forma al cautivo y aunque al principio el mandatario, John Meyer es una persona dura, fría que solo la insulta, poco a poco se deja llevar por la personalidad dulce y tierna de su secuestradora.
Después de varios días en cautiverio Annie lo ayuda a escapar, arriesgando su propia vida y la de su familia.
Jonh esta agradecido por su sacrificio por lo que la lleva con el, además, es la única que puede ayudarlo a llegar al final de todo este asunto.
¿Lograra John acabar con los planes de magnicidio en su contra? ¿Annie conseguirá su propia Venganza?
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Capitulo 13: Me di cuenta que te has enamorado de mi.
Max esta en el despacho presidencial. Acaba de recibir la noticia de uno de sus contactos, que si no acaba con la vida del presidente, los negocios de tráfico de armas al país en guerra, quedan cancelados.
Siempre supo que John era un estúpido... Que su corazón podía llevar al país a la ruina, demasiado blando, demasiado sentimental. Cuando se le ocurrió la idea de organizar una convención por la paz, tenía ganas de romperle la cabeza ¿Acaso no sabía que mientras más guerras había en el mundo, más se beneficiaba su país con las ventas de armas? Pero no... Él siempre tan pacifico, en contra de las guerras. Llegado el día de la convención se le ocurrió la maravillosa idea de secuestrarlo. Sabía que no le iban a hacer daño, que lo mantendrían en buen estado de salud, pero su desaparición no solo generó polémica, si no también beneficios a los demás paises traficantes, ya que convenía que Max ocupará el cargo de presidente, era más manipulable que John.
Sin embargo, ahora, uno de esos países quiere que el presidente sea asesinado y Max no puede decir que no a semejante cantidad de dinero, por más que John sea su mejor amigo.
Toma su teléfono celular y marca el número de Michel, el idiota que contrato para secuestrarlo, minutos después atiende la llamada
—Michel. Ha llegado el momento —exclama Max, con firmeza, pero también con un poco de pesar. John había sido su mejor amigo, tenían mucha confianza mutuamente, sin embargo, sabe que es lo mejor para el país, un presidente tan pacífico y entregado a su gente no sirve para llevar adelante una nación.
—Hola, MMG... ¿Qué es lo que quiere decir? —pregunta Michel, aunque se imagina la respuesta.
—Michel... Te haré llegar una droga, necesito que se la muelas en la bebida a John, una vez que esté dormido te comunicas conmigo y seguiré dándote instrucciones —manifiesta, Max, intentará que John sufra lo menos posible, así se sentirá menos culpable.
—Esta bien, señor MMG—Michel corta la llamada, esta desesperado, no sabe que hacer, no quiere asesinar al presidente, pero si no lo hace Annie y él sufrirán las consecuencias.
Annie termina de preparar la cena para John y se la lleva a su habitación, lo encuentra profundamente dormido. Como casi todas las noches, deja la bandeja en la mesa próxima a la cama y se sienta al lado del presidente para contemplarlo. Como pudo ser tan tonta, se regaña ella misma, enamorarse de una persona que podría ser su padre... Porque si, ya no le cabe ninguna duda, se ha enamorado de él, no puede evitar sentirse así cuando está a su lado y aunque sabe que el solo la está manipulando, arriesgara su vida para salvarlo. Dejándose llevar por un impulso, Annie sube su mano hacia el rostro de John y acaricia suavemente su mejilla, como lo extrañará cuando sea liberado, seguramente a él no le importará volver a verla y la encerrara en la cárcel, aun así no puede evitar sentir todas esas emociones y sentimientos que debe tener una persona enamorada, piensa Annie, ya que jamás se ha enamorado y se siente muy extraña por eso. Cuando ella está por sacar su mano, siente que John la toma y abre los ojos lentamente
—¿Qué estabas haciendo? —pregunta confundido, recién despierto.
—Lo siento, yo... Solo quería despertarte, traje la cena para ti—contesta Annie, muy avergonzada, sabe que John no es tonto y se ha dado cuenta de la situación, aun así no ha soltado su mano, la tiene sobre la suya.
—No te preocupes, ¿Qué has hecho de cenar? Siento muchísima hambre —acota al sentir que su estómago comienza a gruñir.
—Algo que seguro va a gustarte —responde Annie, con una hermosa sonrisa.
—No me digas que has hecho... —exclama sorprendido.
—Hice tu receta favorita, espero que la disfrutes —Annie esta levantándose de la cama para salir de la habitación, cuando John la detiene
—Quédate a cenar conmigo, Annie. Creo que debemos hablar —comenta confundido. Hace días que de tanto pensar se está volviendo loco. Tiene que sacarle información como sea.
—John, yo...
—Vamos, quédate. Sabes que no me gusta comer solo. Ven, siéntate aquí —John sabe que debe seguir actuando para que ella confíe en el, haciendo que se siente, a su lado, en la cama.
—Esta bien, no puedo rechazar semejante oferta. Me ha quedado delicioso —Annie le dedica una tierna sonrisa y se sienta junto a él, un poco avergonzada, a pesar de que estén sentados, es la primera vez que esta con un hombre sobre la cama.
—Annie... Si te sientes incómoda...
—No te preocupes, John. Estoy bien—ambos empiezan a comer y él a comportarse demasiado amistoso, preguntándole sobre su vida
—Cuéntame algo de ti, Annie.
—Yo... No tengo mucho que contar, mi vida es demasiado aburrida, no como la de usted, supongo —exclama.
—Cuéntame de tu familia, tus amigos, donde vives.
—¿Para qué quieres saber todo eso? —pregunta Annie, confundida.
—Solo para tener una charla amistosa, Annie. Nada más —a pesar de todo realmente siente curiosidad por ella, aún no puede entender que la llevo a hacer semejante locura.
—Yo... Vivo con mi madre y mi hermano. Mi padre nos abandonó cuando tenía siete años—confiesa Annie, aún recuerda ese día con mucho dolor. Ella tenía adoración por su padre, quizás por eso no ha podido olvidar su rostro.
—Tu te haces cargo de ellos ¿Verdad?—puede verlo en su personalidad, es una niña dócil, qué se interesa por los demás, incluyendolo a él.
—Si, un poco. Mi madre no está bien de salud y Marcus mi hermanito solo tiene diez años, quiero que el siga estudiando y no sea un fracasado sin futuro, como yo—exclama con tristeza.
—No eres una fracasada sin futuro, Annie. No se que te ha llevado a hacer esto, pero si tu confías en mi y me ayudas a escapar te prometo que te ayudaré, a ti y a tú familia.
—John... Entiende que no puedo hacerlo. Esta gente es muy poderosa, si te dejo escapar podrían matar a mi madre y a Marcus, te lo he dicho muchas veces.
—Annie, prometí que los protegería, confía en mi —sigue insistiendo, en el fondo siente pena por ella y si de verdad lo ayuda a escapar, podría cumplir su palabra—recuerda que soy el presidente de esta nación, no hay alguien que tenga más poder que yo.
—Lamentablemente, si lo hay, si no no estaría en esta situación.
—Pensándolo así, tienes razón. Pero la persona que lo hizo me conoce, Annie. Fui traicionado. No significa que tenga más poder que yo. Ayúdame Annie, prometo protegerte.
—Lo siento, de verdad no puedo. No es el momento —exclama y puede ver como el semblante pacífico de John cambia a toda la furia contenida qué sentía, sabía que estaba actuando, qué tarde o temprano volvería a enojarse con ella.
—¿Sabes que? ¡Has lo que quieras niña estúpida! Quería ayudarte de verdad, pero tu no la mereces, lárgate de aquí, no quiero volver a ver tú rostro, prefiero que Michel traiga mí comida—grita furioso, por un momento, Annie tiene miedo de que la golpee, por lo que se aleja de él, levantándose de la cama.
—Sabía que solo estabas actuando, desde el momento en que aceptaste el trato conmigo—confiesa Annie, sintiéndose muy triste por su engaño.
—Tienes razón. Estaba actuando contigo. Me di cuenta de que te has enamorado de mí... Quería usar esos sentimientos en tu contra, pero eres más inteligente de lo que creía, te he subestimado.
—¿Qué yo qué...? —exclama sorprendida y avergonzada.
Muchas Gracias