Haneul lleva años lidiando con su smor no correspondido hacia Dongho, un alfa su mejor amigo. Haneul está harto de que Dongho no pueda corresponder sus sentimientos por esa relación fraternal que han desarrollado desde pequeños, así que en un esfuerzo por superar y olvidar su amor no correspondido, renuncia a su trabajo y a su amor.
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El baile
-No hagas esto, Haneul.- Dijo con un tono bajo, casi suplicante. -Este es el día importante para Junsu y Hyunmin.-
Me congelé por un segundo. El eco de su voz resonaba en mi cabeza, pero en lugar de calmarme, solo hizo que mi frustración aumentara. Sentí cómo las palabras me subían por la garganta, y sin poder controlarlo, exploté.
—-Te importa más Junsu que yo, Dongho?- Repliqué, casi sin pensar. Mi voz salió más fuerte de lo que pretendía, atrayendo miradas curiosas de los que estaban cerca, pero en ese momento no me importaba. No podía dejar de sentir que, en el fondo, siempre había sido así. Que yo no era más que una molestia para él, alguien a quien cuidar solo por obligación.
Dongho negó rápidamente, sus ojos llenos de algo que parecía cercano al pánico.
-Eso no es verdad, Haneul, claro que no lo es.-
Antes de que pudiera decir algo más, me abrazó. Su gesto fue tan inesperado que por un momento me quedé inmóvil, sin saber cómo reaccionar. Mi cuerpo entero se tensó, y aunque intenté resistirme, el calor de sus brazos alrededor de mí me desarmó por completo. Su abrazo no era de esos casuales, era fuerte, como si quisiera asegurarse de que no me apartara.
Mi corazón latía con fuerza, no solo por la cercanía de Dongho, sino también por el torbellino de emociones que había estado guardando por tanto tiempo. La tensión, la confusión, el resentimiento, todo parecía mezclarse en ese instante, pero lo único que pude hacer fue cerrar los ojos, sintiendo la presión de su abrazo, aunque mi mente seguía luchando.
Mientras tanto, Kyungsoo, que había estado a mi lado todo este tiempo, trató de intervenir. Lo vi moverse en mi dirección, quizás queriendo separarnos o al menos intentar calmar la situación, pero cuando nuestras miradas se cruzaron, algo cambió en él. Sus pasos se detuvieron, y por un instante vi en sus ojos una mezcla de comprensión y resignación.
No dijo nada, pero su expresión lo decía todo, entendía que no era su lugar estar allí. Supo en ese momento lo que yo, quizás, no quería aceptar, que aunque Kyungsoo y yo habíamos construido una especie de refugio el uno en el otro, un lugar para escondernos de nuestros amores no correspondidos, la verdad era que mi corazón nunca había dejado de pertenecerle a Dongho. Kyungsoo lo sabía, y al mirarlo en ese instante, mientras estaba en los brazos de Dongho, lo entendí también.
-No es mi lugar aquí.- Murmuró Kyungsoo, casi para sí mismo, pero lo escuché. Luego dio media vuelta y se alejó, dejándome solo con Dongho y mis sentimientos desbordados.
-Haneul…- La voz de Dongho llegó suave a mi oído, todavía abrazándome con fuerza. -No te vayas. No me alejes más.-
Quería gritarle, quería decirle lo mucho que me dolía estar a su lado y sentirme tan lejos. Quería reclamarle, sacudirlo y hacerle entender todo el dolor que había acumulado durante años, pero al mismo tiempo, no podía dejar de sentirme vulnerable. Como si, de alguna manera, ese abrazo fuera lo único que me mantenía en pie.
-¿Por qué haces esto?- Susurré, mi voz quebrándose sin que lo pudiera evitar. La champaña, las emociones, todo estaba nublando mi juicio. -Siempre vuelves cuando no sé qué hacer contigo. Me confundes.-
Dongho no respondió de inmediato. Lo sentí respirar profundamente, como si estuviera buscando las palabras correctas.
-No quiero perderte, Haneul.- Dijo finalmente, su voz un susurro. -No sé cómo explicarlo, pero no quiero que te alejes de mí.-
Sus palabras me hicieron sentir aún más confundido. No sabía qué quería decir con eso, qué significaba para él no perderme. No era lo que yo necesitaba escuchar. Necesitaba claridad, una respuesta que resolviera el caos en mi pecho, pero lo único que me estaba dando eran más preguntas.
Abrí los ojos, mirando la sala de la boda a mi alrededor. Las risas y los murmullos de los invitados seguían resonando, ajenos a la pequeña tormenta que se desataba dentro de mí. Las luces suaves de la pista de baile parpadeaban, y en medio de todo ese bullicio, me sentí increíblemente pequeño.
Con un suspiro tembloroso, intenté apartarme un poco de Dongho, pero él no me soltó del todo. Me miró a los ojos, y por primera vez en mucho tiempo, vi algo en su mirada que no podía identificar.
-Haneul.- Murmuró, su tono más suave. -Por favor, no me digas que te irás.-
Lo miré, incapaz de pronunciar una palabra. No sabía cómo podía explicarle todo lo que sentía cuando ni siquiera yo podía entenderlo.
La música cambió justo en ese momento. Las luces se volvieron más suaves, creando un ambiente íntimo en la sala, y una melodía romántica comenzó a llenar el aire. Vi a Junsu y Hyunmin caminar hacia el centro de la pista de baile, tomándose de las manos, con sonrisas radiantes en sus rostros. Todos los demás comenzaron a emparejarse, siguiendo su ejemplo. Sentí una presión en el pecho, como si el ambiente estuviera conspirando para hacerme sentir aún más fuera de lugar.
De repente, sentí la mano de Dongho sobre mi brazo, y me di cuenta de que no había soltado mi agarre del todo desde que me abrazó. Me miró con una mezcla de duda y resolución en los ojos.
-¿Quieres bailar?- Me preguntó en un tono suave, como si me estuviera pidiendo permiso para entrar en una parte de mí que siempre había mantenido cerrada.
Por un momento, no supe qué responder. Mi corazón aún estaba acelerado por todo lo que había pasado, pero antes de que pudiera pensar en una excusa, asentí ligeramente, como si mi cuerpo reaccionara antes que mi mente. Dongho me llevó suavemente hacia la pista de baile, y pronto sus brazos volvieron a rodearme, esta vez para guiarnos en un lento y suave vaivén al ritmo de la música.
