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La Brigada Del Páramo

La Brigada Del Páramo

Status: En proceso
Genre:Mafia / Aventura Urbana / Amor-odio / Fantasía épica / Mundo mágico / Polos opuestos enfrentados
Popularitas:466
Nilai: 5
nombre de autor: Bryan x khop

La banda del sur, un grupo criminal que somete a los habitantes de una región abandonada por el estado, hace de las suyas creyéndose los amos de este mundo.
sin embargo, ¡aparecieron un grupo de militares intentando liberar estas tierras! Desafiando la autoridad de la banda del sur comenzando una dualidad.
Máximo un chico común y normal, queda atrapado en medio de estas dos organizaciones, cayendo victima de la guerra por el control territorial. el deberá escoger con cuidado cada decisión que tome.

¿como Maximo resolverá su situación, podrá sobrevivir?

en este mundo, quien tome el poder controlara las vidas de los demás. Máximo es uno entre cien de los que intenta mejorar su vida, se vale usar todo tipo de estrategias para tener poder en este mundo.

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desilusión

Alexander, con su carácter activo y de decisiones rápidas, se acercó al campamento de Raphael con paso firme, su actitud decidida marcando el ritmo de su avance. A pesar de su tendencia a tomar las cosas a la ligera y su impaciencia que a menudo lo definían, su arduo trabajo en los últimos años le había valido un lugar de respeto. Ahora, con el corazón latiendo con fuerza, casi implacable, estaba listo para reclamar a los novatos como parte de su unidad, como si ese fuera el último paso necesario para consolidar su esfuerzo.

A su lado, Eulalia y otros acompañantes marchaban con determinación, el sonido de sus botas sobre el suelo resonando como una promesa para los novatos: la esperanza de un futuro diferente, más allá de las estrictas fronteras de ese campamento. El aire estaba tenso, pero Alexander parecía inmunizado ante ello, su confianza extendiéndose en una capa que lo rodeaba. Con su porte confiado, avanzó hasta donde Raphael ya lo esperaba, consciente de lo que estaba a punto de suceder.

Raphael, sin sorpresa alguna, formó a los novatos en el patio con meticulosa precisión, distribuyendo las armas con la calma de quien sabe que cada movimiento está calculado. Máximo, que había estado esperando ese instante con ansias, no pudo evitar que su pulso se acelerara. El momento que había soñado durante tanto tiempo, el paso de lo desconocido a lo real, estaba finalmente a la vista. Estaba listo para cargar con la responsabilidad, para dejar atrás la incertidumbre que lo había atormentado.

Pero cuando la fila de novatos comenzó a dispersarse, Máximo se quedó allí, observando a su alrededor con el pecho apretado. El frío de la espera lo envolvía mientras miraba las manos de los demás, armados, con el corazón palpitando con fuerza. ¿Dónde estaba su arma? El silencio de la espera comenzó a apoderarse de él, cada segundo arrastrando consigo una creciente incomodidad. ¿Acaso se había olvidado de él?

Un silencio incómodo cayó sobre Máximo mientras los demás novatos se dispersaban, organizando sus cosas y alistándose para lo que parecía el siguiente capítulo de sus vidas. El peso de la confusión lo mantenía inmóvil, pero la voz de Raphael, firme y clara, rompió el aire frío que los rodeaba.

"Todos aquellos que recibieron su 'dotación', pasen a acomodar sus equipos y sus cosas, porque ustedes ya son parte de la unidad de Alexander," dijo con una certeza que resonó en el patio, llenando el espacio con una autoridad que no dejaba lugar a dudas.

Máximo, aún paralizado por la sorpresa, intentaba procesar lo que acababa de escuchar. Sus pensamientos chocaban unos con otros como fragmentos dispersos, incapaces de encontrar su lugar. ¿Qué significaba eso? ¿Era este el destino al que se enfrentaba? ¿Ser parte de una unidad distinta a la que había imaginado? La ansiedad se coló en su pecho, apretándolo, mientras veía a los demás seguir las órdenes sin mirar atrás.

"¡Ahora, retírense!" rugió Raphael, su voz profunda y llena de fuerza, resonando en cada rincón del campamento. La orden empujó a los novatos a moverse, a marcharse sin contemplaciones.

Pero Máximo permaneció allí, paralizado, con la cabeza llena de preguntas sin respuesta. La confusión y la desilusión se mezclaban en su interior, como una tormenta que no sabía cómo calmar. ¿Sería este su lugar, en este mundo que sentía tan ajeno, tan distante de sus sueños?

Con el ritmo de los demás alejándose de él, Máximo comenzó a caminar rápido, buscando respuestas, sintiendo el peso de la incomodidad en cada paso. La presión en su pecho aumentaba, como si el aire mismo se hubiera vuelto más espeso. Cuando alcanzó a Eulalia, ella lo miró sin decir una palabra, pero sus ojos ya tenían la respuesta que Máximo no quería escuchar.

"Ven, hablemos en un lugar más privado," dijo ella, con voz suave, como si las palabras fueran cuidadosamente elegidas para suavizar el golpe.

Máximo asintió, aunque una chispa de incertidumbre seguía ardiendo en su interior. La siguió en silencio, sin saber qué esperar, pero necesitando entender, necesitar saberse en control, aunque fuera solo por un momento. Eulalia lo condujo a un rincón apartado del campamento, donde las voces y miradas no pudieran alcanzarlos.

"Eulalia," comenzó Máximo, su voz vacilante pero cargada de ansiedad, "¿por qué no me han dado mi armamento? No entiendo. ¿Qué sucede? Yo... yo estaba listo." Las palabras le salieron a prisa, como si al decirlas pudiera aliviar la presión que se acumulaba en su pecho. Sus manos temblaban, incapaces de contenerse mientras sus ojos buscaban una respuesta.

Eulalia lo miró en silencio un momento, su expresión difícil de descifrar, pero llena de una mezcla de pena y frustración. Parecía estar buscando las palabras correctas, como si no quisiera que la verdad lo lastimara más de lo que ya lo hacía. Finalmente, sus palabras llegaron, duras y ciertas, como una ráfaga fría.

"Máximo, no pasaste el curso ni las pruebas," le dijo, y esas palabras fueron como un golpe directo al estómago. Al escucharlas, Máximo sintió como si el suelo se desmoronara bajo sus pies, su cuerpo perdiendo el sentido del equilibrio, como si estuviera cayendo en un abismo.

"Lamento decirte que tendrás que quedarte con Raphael un tiempo más." La frase cayó en el aire con la frialdad de un veredicto, y el mundo de Máximo, que antes parecía estar al alcance de sus manos, se hizo borroso y distante.

Las palabras de Eulalia cayeron sobre Maximo con la fuerza de un golpe inesperado, dejándolo inmóvil. Un nudo le apretó la garganta, impidiéndole hablar, como si el aire se hubiera vuelto espeso. "Pero... ¡Oliver me dijo que estaría pronto de vuelta en su unidad! ¡Y tú también! ¡Esto aquí es un infierno!" Su voz tembló al final, y un ardor comenzó a crecerle en el pecho. Los dedos de sus manos se apretaron, buscando algo para aferrarse, pero todo lo que tocaba parecía desvanecerse. Había imaginado que todo cambiaría, que encontraría su lugar, pero ahora, el vacío era tan grande que su propia respiración le parecía ajena.

Eulalia lo observó en silencio, un dolor silencioso reflejado en sus ojos. Con un suspiro bajo, dio un paso hacia él, y sin palabras, sus brazos lo envolvieron. La calidez de su cuerpo era el único refugio real en ese momento. Maximo se quedó allí, rígido al principio, pero luego sintió cómo un peso, el mismo que sentía sobre su pecho, comenzaba a aliviarse. Las manos de Eulalia se apretaron ligeramente, como si intentara transmitir algo más que palabras, algo que no podía expresarse.

Maximo, por un impulso, respondió al abrazo, sin saber por qué, como si el simple contacto de su presencia fuera lo único que podía detener el torrente de pensamientos que lo asfixiaban. Su rostro se hundió en su hombro, y por primera vez desde que había llegado, el mundo pareció desvanecerse. Allí, en el roce de su piel, encontró un respiro que no había buscado, pero que en ese instante deseaba con desesperación.

"¡Perdón! ¡No pude sacarte de aquí!" Las palabras de Eulalia fueron un murmullo contra su cuello, su voz quebrada y baja, y Maximo notó cómo su cuerpo temblaba, como si ella misma también estuviera sosteniéndose de algo en ese abrazo.

Maximo cerró los ojos, tratando de encontrar una forma de expresar el torbellino que lo invadía, pero sus pensamientos se habían hecho tan pesados que solo pudo quedarse ahí, aferrado a la calidez de la conexión que ambos compartían, como si no hubiera nada más fuera de ese abrazo. El dolor seguía, sí, pero por primera vez en mucho tiempo, no estaba solo.

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Phone Oppo
Me enganchó, más capítulos bendiciones
Bryan x Koph: puedes seguirnos para no perderte ni un capítulo/Ok/
total 1 replies
Hebe
💕¡Estoy enamorada de tu historia! Los giros inesperados me mantuvieron intrigada hasta el final.
Madie 66
Me gustó, los personajes son fascinantes
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