"Amaya Dalys, única hija y heredera del Ducado Dalys es caprichosa y casi toda la nobleza la odia por ser una megalómana justificada"
Esa es la conclusión a la que llega la nueva Amaya Dalys, sin embargo, esto no es lo que realmente le causa problemas. Si no su irrompible matrimonio con el Marqués Axel Hackett.
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ESCAPEMOS
«Ahora que lo pienso»
Opinó Amaya metiéndose una porción de helado de uva a la boca mientras sosteniendo su muñeca en su regazo.
«¿Por qué estoy comiendo un helado en plena ventisca?»
Amaya estaba en blanco mientras sentía el dulce sabor frío de la uva y miraba la ventisca fuera del local.
Apuntó su cuchara a su esposo.
«Confiesa, ¿Buscas que me enferme?»
Axel comió un bocado de su propio helado y después de tragar contestó:
«Si quisiera hacer eso, yo no estaría comiendo y si hubiera querido que te enfermas hace rato ya lo hubieras estado»
«Eres un poco aterrador ahora que lo pienso»
Axel le dio una mirada de angel inocente.
«¿Yo?»
Amaya oscureció la mirada y formó una cruz con sus dos índices.
«No me engañaras, he combatido demonios antes»
Se refería a su prima y su tía.
En ese momento una camarera trajo a la mesa un par de platos de comida que eran básicamente carne con salsa y puré de papas.
«Aquí tienen su orden, espero con todo mi corazón que disfruten de la comida que fue especialmente preparada para tan linda y unida pareja»
Con eso, la camarera se fué y Amaya se quedó blanca como papel.
«¿Qué fue eso?»
Axel inclinó ligeramente su cabeza como no entendiendo la pregunta de su esposa.
«¿Qué cosa?»
«¿No escuchaste como habló?»
«Mm, ¿Sólo ahora te das cuenta?»
«¿A qué te refieres?»
Él sonrió.
«Cariño»
«¿...?»
«¿Quién eres ahora?»
«¿Tú esposa?»
«Eso es verdad. Culpa mía, hice mal la pregunta, ¿De quién eres la consentida?»
«De los Duques Dalys y sus majestades»
«Exacto»
Axel extendió su mano y acarició la mejilla de su esposa con ternura.
«No solo eres consentida y querida, por sobre todo, ellos son sobreprotectores contigo»
«¡!»
«Han llegado personas para velar por tu seguridad instaladas en todas partes e invitando a que nuestra unión sea exitosa»
«¿Huh?»
La cara que Amaya ponía, le daba la seguridad a Axel que su esposa, además de no estar enterada, parecía repudiar la idea. Así que abrió la boca proponiendo algo tentador.
«~¿Quieres escapar conmigo?~»
«¡¡!!»
«Podemos hacerlo, aunque el viaje no será nada cómodo»
Amaya tomó la mano de su esposo, aquella que acariciaba su mejilla.
«Escapemos»
«Como dicen "esposa felíz y felíz vida". Pero antes , vayamos al museo artístico, quiero darle un vistazo»
«En cuánto la ventisca de allá afuera termine»
«Si cariño»
***
«¡Woa!»
Exclamó una entusiasmada Amaya ante las esculturas de hielo de la entrada al complejo artístico.
Miró de izquierda a derecha muy entusiasmada cargando a su muñeca.
«Hay mucha gente, esto es increíble»
Miró a su esposo que caminaba tranquilo detrás de ella.
«¿Dentro hay más esculturas de hielo?»
«Eso me comentaron»
«¿Y no se derriten?»
«En primavera. Así que cada invierno es un espectáculo único y no pierde popularidad debido a ese detalle de que son esculturas que solo podrás ver una vez en invierno»
«Increible»
«Vamos, por allá está la fila de boletos-»
«Ah, disculpen»
Se acercó una pareja interrumpiendo su conversación. La muchacha con un chal rosa se acercó con dos boletos en sus manos.
Su al parecer novio la acompañaba.
«Lamentamos ser emprometidos, pero oímos su dulce conversación»
[¿Exactamente que "dulce conversación" oíste?]
Se preguntó la pareja de esposos que tenían un mal presentimiento de esto.
La señorita no se detuvo y continuó ofreciendo sus boletos.
«Mi querido y yo íbamos a entrar, pero por razones de fuerza mayor no podremos hacerlo, así que, no sabíamos que hacer con estos boletos»
[Venderlos]
Pensó el matrimonio sin titubear.
La mujer les sonrió de forma alegre y cálida lo que sólo hizo que Axel y Amaya se congelaran por lo siguiente dicho...
«Pero los ví y pensé "que linda pareja", igual que mi querido y yo. Pensé que sería bueno que ustedes lo disfrutaran ya que se nota que desbordan puro amor»
[¿Nosotros que?]
Se preguntaron atónitos.
Sin embargo, la mujer agarró la mano de Amaya y le entregó los boletos para luego básicamente salir corriendo con un...
«¡Espero que este lugar sea de su agrado y fortalezca su tan notorio amor!»
Desaparecieron de la vista de muchos y Amaya habló con sarcasmo a su esposo:
«No me digas, son personas enviadas para consentirme y fingir que tengo la mejor suerte del mundo»
«Mi linda esposa es cada vez es más inteligente»
Amaya miró los boletos, ella no tenía ni idea de cuales eran los precios, pero definitivamente esos boletos eran VIP, ya que tenían sellos de cera roja en una esquina.
«¿Entramos?»
Preguntó Axel y Amaya preguntó:
«¿Podemos escapar de una vez?»
Axel la cargó y Amaya no protestó, sólo reposó su cabeza en el pecho de su marido.
«¿No te gusta ser el centro de atención?»
«Es muy incómodo ser el centro de atención, agradezco a mi tío y a mis padres, pero, me hacen sentir como si no pudiera conseguir nada por mi misma»
«~Oh~»
«Por favor, podemos escapar»
«Lo haremos, te lo prometo, ¿Puedes aguantar un poco más?»
Amaya abrazó su muñeca y dijo un sumiso:
«Esta bien»
Entraron dentro del complejo artístico y Axel dejó a su esposa en el suelo para que pudiera caminar.
«¿Qué quisieras hacer cuando escapemos?»
Amaya se animó un poco al pensarlo al mismo tiempo que recorrían los pasillos llenos de esculturas de hielo.
«Bueno, no lo sé muy bien, tal vez sólo ir de viaje como un simple viajero. Aunque, creo que suena algo peligroso»
«Si vas sola si, pero irás conmigo, prometo que estarás bien»
«Siento que conseguí un guardaespaldas en lugar de un marido»
«Jaja, ¿Y eso es malo?»
«Para nada-»
En ese momento un viejo se acercó con un lienzo en su mano.
«Disculpen mi atrevimiento, pero soy un gran artista que ha venido para inspirarse. No había encontrado nada hasta que los ví a ustedes, por favor ¿Me dejarían retratar a tan bonita pareja?»
La pareja se miró a los ojos con cansancio y asintieron con Axel preguntando:
«¿Qué te parece está noche?»
Amaya entendió que hablaba del escape y estaba en lo cierto. Sin titubear respondió.
«Perfecto»
En tanto el pintor hacia un lienzo.
***
Muy tarde en la noche de ese día Sir Artur vio llegar a Amaya y Axel del complejo artístico.
Él seguía sin creer lo bien que parecían llevarse cuando hablaban mientras intercambiaban sonrisas que eran evidentemente naturales.
Después de todo, el segundo príncipe lo había enviado para vigilar a Amaya, porque cabía la posibilidad de que el Marqués Hackett hiciera la vida imposible a la princesa de citrino.
Axel Hackett nunca ocultó su desprecio por su prometida ¿Y ahora se llevan bien?, veas por dónde lo veas, era claramente extraño.
De todas formas, sólo cumplió con su trabajo: Los recibió, los escoltó hasta su habitación y vigiló un par de horas para finalmente ir a dormir. El guardia de turno noche seguro estaría vigilando.
Sé durmió sin saber que la figura oscura de Axel llegó a su balcón con una sonrisa amable mientras sostenía un par de varillas de incienso prendidas.
Dejó las varillas de incienso dentro y cerró las ventanas con un...
[Dulces sueños, Sir Artur]
Saltó desde el balcón y llegando al piso afiló la mirada.
[Será mejor que me dé prisa]