En un mundo donde la bruma cubría los valles y las montañas se alzaban como gigantes dormidos, la Edad Media se desplegaba en un tapiz de misterio y magia. Caballeros con armaduras relucientes y doncellas con vestidos de seda se movían entre sombras y luces, mientras seres mágicos acechaban en los rincones más oscuros.
Dragones con escamas que brillaban como el oro y ojos que ardían como el fuego, volaban por los cielos, dejando tras de sí estelas de humo y leyendas de terror.
En este mundo de magia y maravilla, una heroína emerge para enfrentar el mal y salvar el reino. Una joven con un corazón valiente y un espíritu indomable, que se embarca en una épica aventura para descubrir sus propios poderes.
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Bellas Mujeres
NARRADOR
Cuando la reina dejó a Adaria en la habitación, se encontró con su esposo, quien venía a buscar a ambas para ir al comedor a cenar.
—¿Listas?, ¿Dónde está Adaria?— George buscó a su hija con los ojos, pero al no verla volvió sus ojos a su amada, quien lo veía con una sonrisa en su rostro
—Amado mío, nuestra pequeña ahora es una mujer y dudo mucho que estar en una habitación repleta de hombres. La, ayude, déjala que esté sola, con sus pensamientos la ayudará — el rey tomó a su esposa en un cálido abrazo y su abultado vientre dejó en claro que estaba ahí
—Sí, en ese caso será mejor que permanezca lejos de los caballeros del gran salón, por lo menos hasta que su situación pase— la reina frunció el ceño levemente, a lo que el rey contestó antes de que ella preguntara
—Algunos caballeros han percibido el olor de Adaria, es una joven virgen que ha comenzado a florecer su etapa fértil está a la vista de todos aclamando que le hagan un bebé y eso ellos lo sienten me temo que Fergus ayer logro detener a uno de ellos que casi fuerza a Adaria a ser de él, no quiero que eso vuelva a pasar — la Reina cubrió su boca sorprendida por lo que había pasado
—No tenía idea— dijo la Reina Heris, apoyando su rostro en el pecho de su esposo, a lo que él intentó consolarla
—No tienes por qué, cariño, es mi deber protegerlas y eso haré, lord Duno, no volverá a tocar a nadie más — acariciando la espalda de su esposa en un intento de calmarla.
—Ven, dejemos esto atrás, comamos, pronto partiremos con los caballeros rumbo a las tierras heladas del norte, tú podrás ir cuando lo de Adaria acabe— la reina aceptó. Caminaron juntos hasta el gran salón donde los hombres llenaban cada parte del lugar con risas.
Luego de una abundante comida los hombres referenciaron a la reina y junto a rey salieron rumbo a las tierras heladas ver a su amado partir sin ella la ponía triste y melancólica la casa se sentía vacía sin su presencia camino por los largos pasillos hasta que llegó a la habitación donde su hija se encontraba
—Adaria, tu padre y los caballeros se adelantaron para ir al norte — Adaria, quien se encontraba bordando, se levantó de su asiento.
—No te preocupes, hija mía, es mejor así viajar en tu condición es muy incómodo además que no aguantarás hasta llegar allí el viaje es cansador y muy largo mínimo de tres días — la reina se sentó junto a su hija al tranquilizarla la vio como bordaba unas lindas flores de lavanda a un pañuelo de mano
—¿Para quién bordas?— La curiosidad de la reina era evidente, acariciaba su gran vientre viendo a su hija con una cautivadora sonrisa
— Es mi regalo para Remiro— dijo la princesa mostrándole la flor a su madre con las iniciales de su hermano mayor R.(Remiro) C: (Cináed: nacido del fuego)
—Es muy hermoso, hija — la reina acarició la espalda de su hija.
—¿Crees que le guste?—preguntó a su madre observando su trabajo ya terminado.
—Le encantará, iré a ver qué hacen tus hermanos menores, ellos fueron los únicos que no fueron con tu padre. Con menos soldados que los vigilen, es muy posible que incendien el castillo si le damos la oportunidad — La reina luchó contra su gran vientre para levantarse del asiento.
Una vez de pie salió agarrando su vientre. Una vez cruzó el umbral de la puerta, se apoyó con una mano sobre la pared. Un dolor parecido a clavarse un pinche se alojó en su vientre bajo, haciendo que el vientre se endurezca y su respiración se agite.
Respiró profundo un par de veces antes de que el duro vientre se relajara, volviendo a estar blando y pesado, se recompuso y siguió su caminata hacia donde sea que estén los pequeños revoltosos.
El rey junto a sus tres hijos mayores y un centenar de hombres cabalgaron rumbo a las frías tierras de hielo donde su fiel amigo y mano derecha Lord Black y su manada los esperaban con los brazos abiertos para dar inicio al ritual de casa tardarían mínimo tres días en llegar y más sabiendo que los caballeros paraban en cada pueblo a disfrutar de la compañía de bellas damas y buen licor
Nunca despreciaban un licor y más a una mujer la mayoría estaba casado, pero eso no los detenía estos caballeros están acostumbrados a tomar lo que quieran cuando quieran y como ella quieran tanto el Lord como el rey disfrutaban de pasar por las tabernas de los pueblitos lejanos donde cualquier mujer estaba dispuesta a levantar sus enaguas para que el rey y sus hombres las usen por unas cuantas monedas de oro
Quizás crean que el rey no ama a su esposa lo suficiente, pero eso es mentira. La ama con locura, pero él es hombre, tiene necesidades que su esposa ahora en la situación en la que se encuentra no puede satisfacer, así que le toca buscar en otro lado.
Paso el tiempo más rápido de lo que creía y lo que parecía ser la noche caía con rapidez los caballeros se alojaron en la cantina acompañados por bellas mujeres y buen licor mientras que en casa una adolorida Adaria daba vueltas en su cama tratando de encontrar una posición adecuada para poder conciliar el sueño
Odiaba ver a su madre tan triste al estar lejos de su esposo; era como si le quitaran parte. No reía como normalmente lo hacía su brillo se apagaba pareciendo vacia ni siquiera sus hijos podían llenar el espacio que nuestro padre dejaba con su ausencia Adaria mirando hacia el techo de su habitación recostada en su cama pensaba como hacer para que esos días que su madre pase lejos de su amado sean más fáciles para ella, pero nada se le vino a la mente.