Soy La Emperatriz Villana

Ya era de madrugada y aún todas seguían encerradas en aquella sala, Marina no dejaba de darle miradas de odio a la emperatriz quien solo le sonreía y la ignoraba. Sandra estaba calmada, a pesar de ser una de las principales sospechosas y las otras concubinas solo comentaban entre ellas nerviosas, por toda esta situación.

Unas horas después las puertas de la sala son abiertas y entra de nuevo el emperador, informando que Shera ya se encuentra fuera de peligro por el momento, pero que aún quedan rastros de veneno en su cuerpo. Camina a pasos lentos hacia la pequeña mesa que había en la habitación y deja sobre esta un pequeño frasco medio lleno de un líquido ambarino. Las concubinas empiezan a murmurar, algunas tiemblan de miedo pues sabían que si eso había sido encontrado significa que revisaron sus recámaras. Las únicas tranquilas en aquella habitación eran Sandra, Marina y Aysha, la última solo sonreía de lado mirando fijamente a una persona.

– Como sabrán sus habitaciones fueron registradas una por una a fondo, para buscar esto – señala el frasco – un miembro de la familia real fue asesinado y una concubina se encuentra grabe, la persona detrás de esto debe de saber que lo que hizo fue estúpido y esto se paga con la muerte

Todas se quedan en silencio y el emperador hace una seña con la cabeza hacia los guardias quienes se acercan y rodean a un de las jóvenes presentes.

– Emperatriz Aysha Leblanc queda arrestada por el asesinato de un miembro no nato de la familia real y el intento de envenenamiento a la concubina Invernal Shera Grace

Los guardias arrestan a Aysha, quien solo se mantiene seria sin mostrar ninguna expresión. Es sacada de aquella habitación y es llevada a los calabozos, mientras Sandra muestra una cara de horror y angustia al igual que Marina, pero esto solo era una fachada porque en el fondo ambas estaban sonriendo.

De camino a los calabozos los guardias se desvían y llevan a la rubia a unos de los pasillos menos transitados, ella no entendía que estaba pasando, así que se prepara para luchar, pero antes de que pueda hacer algo le dan un golpe en la cabeza que la noquea y cae inconsciente. Aquellos guardias llevan a la emperatriz fuera del palacio a la parte trasera donde están los establos. Allí un grupo de unos cinco hombres los esperaban, el guardia que traía a Aysha en sus brazos se la entrega a uno de los hombres.

– Justo como lo ordenó – termina de entregarle a la emperatriz – ahora queremos nuestro pago

– Claro – da un paso al frente un hombre de ojos oscuros y le entrega una pequeña bolsa de oro – pero creo que tendremos que negociar los términos de nuevo

Los mercenarios rodean a los tres guardias y el que les entregó la bolsa de oro saca su espada y apuñala al que tenía a la emperatriz mientras sonríe. El guardia cae al suelo desangrándose y observa como sus otros dos compañeros ya están muertos a manos de los mercenarios. El grupo de mercenarios suben a la emperatriz a un caballo y se retiran del lugar.

Unas horas después en los calabozos del palacio se podía ver como alguien se movía entre las sombras, los guardias que estaban vigilando ven movimientos extraños, pero al revisar no había nada, así que vuelven a sus puestos vigilando la entrada. Dentro del calabozo la sombra se materializa y toma forma de una hermosa joven que lo único que resaltaba de ella en aquella oscuridad eran sus ojos color jade.

Los prisioneros la ven pasar y algunos piden que los liberen que pueden darle muchas joyas y dinero a cambio. La joven sigue su camino hasta la celda en donde debería estar la emperatriz, pero al llegar no había nadie. Se escucha la risa de la celda que está al fondo y Shera camina hasta allí y observa que no es otro más que el ex-Barón Betlas. La castaña mete sus manos entre los barrotes y lo agarra deestrellándolo contra los fríos barrotes de metal, dándole una fría mirada.

– ¿Dónde está la emperatriz? – pregunta fríamente haciendo que el ex‐Barón Betlas tiemble un poco – no lo volveré a preguntar – lo estrella de nuevo contra los barrotes – ¿dónde está la emperatriz?

– Ella no ha sido traída aquí – dice mientras tose sangre, ya que se partió la boca – esos guardias que hay afuera fueron comprados

– A que te refieres – lo presiona aún más de los barrotes

– No sé quiénes son – dice mientras mira a Shera – pero son una organización lo bastante grande para tener su gente en todos lados – sonríe de lado dejando ver sus dientes ensangrentados – no sé que hizo esa perra pero ojalá la maten

Shera pierde la paciencia y lo vuelve a estrellar contra los barrotes haciendo que el ex‐Barón caiga inconsciente. La castaña se vuelve a camuflar entre las sombras y se dirige a la entrada de los calabozos. En la residencia de invitados del palacio Ethan se dirigía a su habitación, ya que acababa de regresar de una misión. Pero se detiene al sentir una presencia cerca, sigue caminando hasta que ve como cerca de la entrada de su habitación había una chica de espaldas, enseguida reconoce quien es y su expresión se vuelve seria y sombría.

– Que hace la concubina Invernal en mi residencia a esta hora – La voz ronca y profunda que Ethan uso hizo que Shera diera un brinco en su lugar por el susto – o es que acaso estás buscando seducirme niñata

Shera aún seguía paralizada por el miedo y por la gran aura de magia que desprendía el rubio. Pero recupera la compostura al oír sus últimas palabras se voltea enfadada y sin que Ethan se lo espere, la castaña le da un rodillazo en sus partes nobles que hace que caiga el suelo por el dolor. Lo siguiente que siente es como una daga apunta a su cuello, levanta la mirada chocando con los ojos jade de Shera hirviendo de la rabia.

– Preferiría mil veces acostarme con un vagabundo que con un maldito noble – hace presión con la daga en el cuello de Ethan – y jamás pensaría en divertirme sabiendo que mi ama está en peligro

– ¿Tú ama? – pregunta desconcertado hasta que cae en cuenta que esta chica estuvo trabajando un tiempo en el palacio de Aysha – Que le sucedió a mi hermana

Toma la mano de Shera apretándola causando que la daga se le caiga, Ethan se levanta a pesar del dolor y con su otra mano toma la otra muñeca de Shera y la pega a la pared sin darle posibilidad de escapar.

– ¿Dónde está Aysha? – pregunta de manera sombría

— No lo sé – hace una mueca de dolor al ver como Ethan le aprieta más las muñecas – fui a los calabozos a verla tal como habíamos acordado según el plan

– ¿Plan? ¿Qué plan? – aprieta más su agarre – responde o te romperé las muñecas

– Eso no le importa ahora – los ojos de Shera hervían de la rabia mirando desafiante a los ojos zafiros del rubio – su Alteza no está y uno de los prisioneros dijo que los guardias que estaban en el calabozo no eran del palacio, sino que pertenecen a una organización de mercenarios

Shera libera su magia de oscuridad y manda lejos de ella a Ethan quien la mira con sorpresa, ya que muy pocas personas poseen esa clase de magia y otros pocos logran desarrollarla y logran usarla. Shera se soba las muñecas y mira con enojo al rubio.

– La emperatriz está en peligro – es todo lo que dice antes de empezar a caminar lejos de él – y si quieres salvarla ayúdame

Ethan la sigue con la mirada, suelta un suspiro y se dispone a seguirla, pero antes chasquea los dedos y aparece de la nada un joven vestido completamente de negro que se inclina ante el rubio.

– Infórmale de todo lo sucedido – dice seriamente – espero que los que la secuestraron sepan que han desafiado a quienes no debían

El joven asiente con la cabeza y como mismo apareció de la nada igual desapareció.