ANGEL O DEMONIO

Era Naím el cual representaba menos edad de la que tenía, pero por supuesto que eso se debía a su condición, él aseguraba de que la mercancía fuera de excelente calidad, ya que sería el entretenimiento de su evento y verificar que todo estuviera listo pues sería el aperitivo más exquisito que se serviría en dicho evento las chicas estaban igual que siempre bajo el hechizo de Claudia al ser la mano derecha de Willard le había enseñado perfectamente que hacer para que las jóvenes mujeres accedieran a satisfacer a sus invitados que tuvieran la fortuna necesaria para pagar por ellas.

Al ser un evento de primera élite se manejaría una fortuna en la subasta que se organizará con aquellas chicas, Naím se acercó para tocar los pechos de las chicas que estaban en primera fila, además de tocar sus caderas para asegurarse de que estuvieran bien formadas, ya que exigiría una muy buena cantidad por cada una de ellas, Claudia instintivamente cubrió el cuerpo de Gabriela pues ella prefería que el primero en tocarla fuera el príncipe Rashid y no el asqueroso viejo de su padre por alguna extraña razón le recordaba a su hermana pequeña que en la actualidad tendría más o menos la edad de aquella chica.

Naím podía escuchar los pensamientos de todas las que estaban ahí en aquella habitación excepto de una la cual paso desapercibida para él era como si Gabriela fuera invisible ante sus ojos y oídos de vampiro, satisfecho con la mercancía salió de la habitación y dio la orden para qué las llevará a la sala de espera en la parte superior del hotel.

Por otro lado, en su habitación Rashid despertó exaltado de aquel sueño reparador pues juraría que fue real, había soñado con aquella chiquilla y le pedía ayuda cubrió su rostro con su brazo tratando de entender que había pasado al ser un vampiro ellos nunca soñaban de hecho tampoco dormían entraban más bien en una especie de letargo reparador, pero ese día el había tenido un sueño por primera vez con una mujer que no era ¡Jade!

Y lo peor de todo es que esa mujer era solo una niña de no más de quince años, el pensar en su edad lo hizo sentir mal, era una aberración que un hombre de su edad se hubiera atrevido a soñar con una niña, no, no puede ser Rashid te estás volviendo loco.

Se puso de pie y para su sorpresa estaba vestido con las pijamas con las que había soñado, eso lo impresionó aún más pues en la fina alfombra estaban las prendas que llevaba aquella chiquilla puesta en su sueño.

¡Esto no puede ser!

¿Acaso me estoy volviendo loco?

Rashid entro a la ducha necesitaba relajarse y poner en orden sus pensamientos, sabía que su padre no tardaría en llegar a su habitación para darle su respectivo sermón del día de como es que se tiene que convertir en hombre y portarse como un cemento y llenar Dubai con su prole para tener el derecho de subir al trono y convertirse en rey.

Si tan solo supiera que eso es lo que menos me interesa, pensaba mientras dejaba que el agua cayera por su piel.

Salió del cuarto de baño y en efecto ya se encontraba su padre dentro de aquella habitación.

¡Padre ya estás aquí!

Exclamó Rashid al ver a su padre en un traje negro de diseñador por supuesto pues su padre gustaba de presumir su opulencia delante de quien fuera.

—Rashid solo he venido a recordarte que el día de hoy tienes que escoger a la mujer que será tu esposa y...

Padre ya te he dicho que yo ya tengo una mujer en mente, interrumpió Rashid.

! Me importa una mierda lo que me dijiste Rashid!

Esta noche escogerás a una de las chicas que voy a presentarte y san se acabó, no quiero escuchar más tus estupideces ya es hora de que dejes de pensar en las idioteces que hiciste en el pasado y empieces una nueva vida. Gritó Naím y salió de la habitación sin darle la oportunidad de réplica a su hijo.

Rashid dio un fuerte puñetazo en la puerta dejando una gran abolladura en la misma, que lo carguen a la cuenta de mi padre para eso sirve su dinero.

Sacó del closet el traje que se pondría para esa noche y se apresuró a vestirse pues fuera lo que fuera ese hombre era su padre y le merecía respeto y no podía dejarlo en vergüenza delante de todos sus invitados, ya que él no era un hombre cualquiera, él era el rey de una nación en dónde era muy mal visto que los hijos desobedecieran a sus padres su cultura era muy estricta incluso en su clan.

Se arregló el cabello y puso un poco de su fina loción le agradaba mucho el aroma era muy refrescante y relajante para sus sentidos pues tendría que aguantar el aroma desagradable de muchos de los invitados que asistirían a la dichosa fiesta.

Salió de su habitación y por pura curiosidad fue del lado contrario del corredor para ver si encontraba algo, pero en ese lugar no había nadie aunque percibía el aroma de perfume de mujer dentro de la habitación y varias mudas de ropa.

Eso lo intrigo y entro a la habitación del fondo dónde se encontraban en el piso húmedo de mármol las prendas íntimas de varias mujeres.

Eso no se le hizo para nada extraño pues sabía los tratos que tenía su padre con Willard mejor conocido como Buer el hechicero, pero el imaginarse lo que les hacían a aquellas jóvenes lo alteraba demasiado pues al pensar que eran de tan jóvenes como Gabriela lo hacía enfurecer por alguna extraña razón pues no era partidario de hacerle daño a ningun ser indefenso y mucho menos si era una mujer o niños.

Creía que había nacido en un cuerpo equivocado pues era todo lo contrario a los de su especie los cuales eran sanguinarios y gozaban con él sufrimiento de los demás no sentían pena no arrepentimiento por nada y él no era así gracias a su madre pues le había dado una educación muy diferente ella le enseñó a cuidar y proteger al débil y a respetar a las mujeres ya que ellas son una creación divina al poder engendrar vida en sus cuerpos es el acto más grande de amor que ofrecen sin pedir nada a cambio además de tener la capacidad de amar y entregarse por completo a al persona que aman.

Salió de aquel lugar y se dirigió al gran salón y justo cuando estaba por entrar se encontró con su primo Bashir era un hombre arrogante y sínico lo peor de su clan pensaba Rashid.

—¡Hola primito!

¿Cómo has estado?

Quiero pensar que está noche si vas a demostrar que eres un verdadero hombre y te llevarás a la cama a una hermosa mujer.

Bashir disfrutaba de menospreciar la hombría de Rashid pues a diferencia de él Bashir ya tenía varios hijos con diferentes mujeres y de diversos clanes sin importarle que no estuvieran reconocidos por el matrimonio.

Rashid evitó entrar en conflictos con su primo y solo lo ignoro.

—Anda lárgate como siempre lo haces Rashid eres un cobarde que avergüenzas a la familia y al rey, eres una deshonra para el Clan.

Yo debí ser el hijo de tu padre y lo contaría con una gran familia llena de descendientes de sangre pura no una abominación como el bastardo que llevaba esa humana inmunda en su vientre.

Rashid volteó a ver a su primo con una furia que se desbordaba en su mirada.

! No te atrevas a decir su nombre con esa asquerosa boca tuya!

Dijo Rashid sujetando del cuello a Bashir levantando su cuerpo en el aire, Bashir no vio venir ese rápido movimiento y lo tomó por sorpresa, pues nunca nadie había visto a Rashid perder el control siempre guía de las peleas y los entrenamientos, así que todo el mundo pensaba que era un debilucho una decepción para todos.