Cuando el hermano mayor de Reachel, Elliot, desaparece en un trágico accidente, ella deberá tomar la presidencia de la empresa familiar, pero esta viene con una condición, casarse. El mejor amigo de su hermano, Santos, le ofrece casarse con ella para ayudarla, pero hay un problema, ella lo ha amado desde niña.
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NOCHE INOLVIDABLE
...Reachel:...
Después de la junta de accionistas, Santos me llevo a su oficina.
— Están aquí los Auditores, aunque en verdad quiero estar contigo creo que no es el momento.
— No te traje aquí por eso. — Cambió su expresión a una que escondía picardía. — Aunque no me importaría que estuviesen aquí, lo haría más excitante.
En ese momento entró Romina.
— Necesito que escuches algo de ella.
Observé a mi esposo con duda . — Bien te escucho. — Me diriji a Romina.
— Santos cree que el Señor Bolat está coludido con Franco.
— ¿Es de esto de lo que quería hablarme? ¿Que tiene que ver ella en esto? — Siseé un poco molesta.
— Solo escucha lo que ella tiene para decirte. — Me pidió.
— Una vez escuche que Franco y él, hablaban sobre Franco que debia quedarse con la presidencia a como diera lugar.
— Eso no es extraño, es cierto que mi hermano siempre la quiso.
— Pero sonaban como cómplices. — Dijó Romina.
— No entiendo, ¿por qué Bolat estaria tan interesado en eso?
— Es lo que no sabemos Reachel.
— Pero no es sólo eso.— Agregó Romina. — Cuando Franco se fue, el díjo que tú un día serías suya.
— ¿Yo? Seguramente escuchaste mal.
— Se que no dejarás de confiar en el de la noche a la mañana, pero quiero ir poniendo frente a ti estos pequeños detalles, sé que algún día te darás cuenta de lo que es realmente.
Las palabras de Santos me dejaron pensando. El Señor Bolat, no solo era un amigo de la familia, fue muy cercano a nosotros cuando mi padre murió, me daba consejos y estaba pendiente de la familia, llegue a tomarle mucho cariño, me parecia difícil desconfiar de él, no por que pensara que Santos estaba mal, si no por que simplemente confiaba en ambos.
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— ¿Rey que estás haciendo aqui?— Dije sorprendida al verlo cuando llegamos a casa.
— Bueno pues alguien me llamo diciendo que tendrás un evento importante hoy, así que por eso estoy aquí.
Me giré a ver a Santos extrañada. — ¿Tu lo llamaste?
— Así es.
— ¿Por qué?
— Vamos a salir y nececito que estes preparada o vas a colgarme por no ir acorde a la ocacion.
Me reí. — ¿Puedo saber a dónde iremos?
— No, solo se que te gustará. — Se hizo el misterioso.
— De acuerdo, pero ¿crees que esté bien salir?
— No dejes que lo que esta pasando en la empresa afecte tu vida personal.
— Tienes razón.
Subimos a la habitación, emocionada tomé rapidamente un baño y Rey y sus ayudantes te pusieron manos a la obra.
— Rey tú sabes a donde me llevará Santos hoy.
— Si, pero no puedo decírtelo preciosa.
— Ay por favor, siempre nos decimos todo.
— No todo mi amor he. — Dijó indignado. — Nuncaa me digiste que el hombre del que estabas enamorada era Santos. Y mira, que te lo pregunté muchas, pero muchas, veces.
— Lo siento, nunca se lo había confesado a nadie, tenía miedo del que dirán, pero sobre todo de perder su confianza o que él se alejara por eso.
— Pero si él se ve igual de enamorado que tú. — Le sonrei. — Los ricos están locos, ven líos donde no los hay.
Me hizo reír, continuaron secando mi cabello y preparando mi piel para el maquillaje.
Me hicieron un recogido muy hermoso y un maquillaje de noche precioso.
La verdad es que Rey nunca me decepcionaba, pero el no saber a donde nos dirigíamos, me hizo sentír un poco insegura.
Después de eso saco un vestido precioso.
El largo me llegaba debajo de la rodilla, la falda tenía un poco de vuelo, y el diseño en la párte alta era un cruce de tela muy elegante que terminaba haciendo una “u” poco pronunciada que hacia resaltar mis pechos, el color era una mezcla entre rosa y lila, la tela era satinada, estaba precioso.
Era elegante, pero no demasiado para una gala.
Me pusé el vestido y aunque divino, se sentia como si le faltara algo, y así era, fue cuando Rey saco uno guantes largos que me llegaban a los codos, los cuales combinaban Perfecto con los tacones negros de pico que me puse.
Yo estaba lista, tocaron la puerta de la habitación.
Cuando Rey abrió, Santos apareció tan encantador, con un esmoquin que le quedaba a la medida.
Sus ojos brillaban y sus pupilas se fijaron en mi al verme en el vestido.
— Eres realmente hermosa. No sabría describirte lo que me haces sentir cada vez que te veo. — Se iba acercando lentamente.
Rey tosió un poco. — Disculpen pero amhabemos personas presentes. — Se señaló junto con su equipo.
Sonreímos avergonzados.
— ¿Estas lista?
— Claro.
Salimos juntos de la propiedad.
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Llegamos al teatro.
Caminamos hacia la entrada— ¡Por Dios! La función de Balet, Elena me regalo dos entradas para esta función y yo lo olvidé por completo.
— Lo se, las dejaste sobre un mueble del armario el otro día.
— Con todo lo que ha pasado, no recordaba que era hoy, lo había olvidado por completo.
— Es por eso que te traje.
Entramos al teatro, pero aún no comenzaba.
Nos encontramos con Gretel y su esposo, casualmente te sus asientos estaban a lado nuestro.
— Santos, Recahel.
— Gretel. — Santos la saludó. Sorpresivamente ese gesto no causó nada en mi. Después ella y yo no saludamos.
— El es mi esposo Leonardo — Nos lo presento, el nos dirigió un saludo de mano. — Ellos son los que están realizando la habitación de juegos para el bebé amor.
Nosotros entendimos perfectamente que se refería a la oficina que realizábamos para el.
— Que sorpresa que estén aquí Gretel, con tu embarazo tan avanzado. — Mi preocupacion fue genuina.
— Si bueno, me encanta el balet.
— Le dije que debíamos quedarnos en casa, pero, ella insistió en que con la llegada del bebé ya casi no habría tiempo para salir de paseo, por lo que toca consentirla. — Dijó su esposo.
Todos tomamos nuestros respectivos asientos, los hombres se sentaron juntos y la mujeres estábamos a lado de cada uno.
La función fue preciosa, después de eso salimos del teatro.
— Reachel, Santos si gustan pueden acompañarnos a cenar.
Observé a mi esposo, realmente te esta salida la preparo el, por lo que no sabía si tenía algo más preparado.
— La verdad es que ya tenemos una reservación privada en otro restaurante, pero otro día podríamos ponernos de acuerdo y convivir— dijó el.
— De acuerdo, que pasen una linda noche. — Dijó Gretel.
— ¿ A donde iremos ahora? — Pregunté cuando se fueron.
— No lo sé, ¿que tal si caminamos un poco.
Me sorprendi. — Dijiste que tenías una reservación.
— Si la tenemos, pero no ahora. — Abri mis ojos. — Bueno quería seguir a solas contigo.
— Santos. Traemos como cuatro guardias, nunca estamos solos realmente.
— Ellos no importan sólo se voltean hacia otro lado. Además si yo les digo que se vayan lo harán. — Lo vi incrédula. — Ven caminemos un poco.
Comenzamos a caminar por el centro de la ciudad, tomados de la mano, como dos recién enamorados.
— La noche está muy bella. — Dije.
— Esta traquila. — Asenti con la cabeza. — Te tengo otra sorpresa. — Me dijó.
Uno de los guardias le trajo una caja.
Había una banca y nos sentamos.
— ¿Que es? — Siempre me emocionaba como una niña pequeña con los obsequios.
— Ábrela.
Cuando la abrí, había una caja musical, con una bailarina dentro, era de cristal, tenia flores y luces que la hacían parecerse un jardin de cuentos de hadas.
— Esta preciosa. — Exclamé sorprendida por tan hermoso regalo.
— Pense en dártela en tu cumpleaños, pero, no podría tener esto. — La giró y por la párte de atrás, tenía el autógrafo de la bailarina principal de la obra.
Un pequeño grito salió de mi de la emoción.
Lo llené de besos.
— Gracias, gracias de verdad.
— Hace dos días cumplimos un mes, y no tuvimos la oportunidad de celebrar.
— Creí que no lo habías recordado.
— Como no recordar el día que decidí compartir mi existencia con la mujer de mi vida.
— Yo no te prepare nada, yo… — Estaba sumamente apenada.
— Nada de eso mi amor, ya me haces muy feliz. Me dio un tierno beso.
Nos pusimos de pie para caminar de nuevo, le dimos la caja a uno de los guardespaldas, quienes se encargaron de resguardarla en el auto.
— Gracias por hacer esto por mi, se que no te encanta el ballet.
— Me gusta todo lo que tenga que ver contigo siempre.
— Recuerdo cuando tomaba clases de ballet, cuando fue la obra del lago de los cisnes. — Su color de piel cambio a un rojo total de vergüenza, por que el ya sabía a donde iba yo. — Todos los días ensayaba por que yo iba a ser la bailarina principal y siempre te pedía que practicaras conmigo, debido a que yo quería hacerlo perfecto.
Resopló. — Elliot nunca quería ayudarte, me tocaba ser yo quien te ayudara.
— Si, pero gracias a eso, pudiste hacer de el príncipe en la obra, después de que el chico se enfermara.
— Tuve que salir en pantalóncillos raros. — Me reí. — Todos mis amigos se burlaron de mi por años, incluso creo que todavía me llaman el medias largas.
— Lo siento. — Dijé un poco risueña. — Yo iba a cumplir once y tu ya tenías catorce, los chicos son muy burlescos a esa edad. Lamento que pasaras por eso por mi culpa.— Me empecé a reír.
— ¿Crees que es gracioso? — Fingió indignación. — Te mostrare lo que es gracioso. — Me haló hacia el, me hizo pequeñas cosquillas en venganza.
— Basta basta. — Dije, entre risas.
El paro de hacerme cosquillas, pero me mantuvo pegada a él.
Me tomo de la barbilla, y me dedico una mirada con la cual sentí que quería tatuar mi alma con su palabras. — Nunca, no hay nada, que no haría por ti. Por protegerte y cumplir tus deseos, podría ser el mejor hombre o el peor de todos ellos, tienes la potestad de manejarme a tu conveniencia y hacer de mi, un diseño exclusivo, solo para ti.
Sus palabras hicieron palpitar más que mi corazón. Siempre lo quería todo, pero de él, yo solo quería que me amara.
— Yo solo quiero que me ames, que me ames con tal intensidad, que siempre parezcamos dos personas recién enamoradas, que me hagas sentir como la única mujer en el mundo, la única a la que amaras y que nunca amarás a otra. Quiero que me ames tanto, que nunca nada te pueda borrar de mi.
Pego su frente a la mía. — No hay otra mujer en el mundo para mi, eres la única que me hace sentir hombre en todos los sentidos. Prometo amarte cada día de mi existencia, aún cuando creo que esto sigue siendo un sueño, una alucinación de la que tarde o temprano voy despertar, volviendo a ese momento, en el que amarte de esta manera, era solo una ilusión.
— Entonces despierta, despierta por que te estoy esperando, para vivir esta realidad, donde nunca me había sentido tan viva, sintiendo todo el tiempo un suspiro en pecho provocado por ti, con cosquillas por dentro y un calor que es capaz de embriagarme el cuerpo. Es tan intenso y pelearía con garras por esto que ahora a tenemos.
Un hombre empezó a tocar el saxofón, me sorprendi, por que es mi instrumento favorito.
— ¿Esto es obra tuya cierto?
— Lo es.
Empezamos a bailar en la calle. De maneras lenta, la melodía era divina, incluso un poco exitante.
Podia sentir la calidez de su mano, aún a través del guante.
Me besó, el beso fue tierno, como si estuviera acariciando mi alma, hasta ahora yo veia lo obvio e incondicional que había sido su amor por mi.
Cuando nos separamos nuestras miradas no lo hicieron.
Con su boca susurró un Te Amo, pero con su mirada lo gritaba.
Yo había quedado prisionera, prisionera del amor tan transprente que me mostraba, cada atómo, célula y partícula de mi ser, se estremeció con tan intenso momento.
— ¿Tienes hambre? — Me preguntó.
— Si, mucha. — Dijé saliéndo de mis pensamientos.
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Caminamos solo un poco más y llegamos.
Sonrei al ver el lugar, este restaurante lo había diseñado yo en mi proyecto final de universidad. No era un restaurante lujoso, era algo acogedor, parecia ser un restaurante más, pero era diferente, no había ruido, está pensado para personas con poblémas auditivos, de autismo, incluso, algún problema en el habla o visual.
Los meseros, todos saben lengua de señas, menus de comida en Braile y audífonos aislantes de sonido, variaciones alimenticias, baños adaptados, también hay elevadores y rampas. Son solo algunas de la cosas para que cada persona en el mundo se sienta párte de este.
Mi proyecto lo había manejado más como algo social, que de negocios, pero les gusto tanto, que terminaron por darme el segundo lugar.
Lo reconocí de imediato, era mi diseño.
— Me pareció una fabulosa idea y pense ¿por que no hacerla realidad? Es tuyo.
— Lo aceptaré. — Se alegró. — Con una condonación.
— Sabía que era muy bello para ser cierto.
— Si alguna vez, nos sentimos perdidos el uno del otro, volveremos aquí, a reencontrarnos.
— Hecho.
Estrechamos las manos, cerrando el trato.
Nos sentamos, aún no estaba inaugurado, pero había un chef y un mesero quienes supongo estaban ahí para atendernos.
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Volvimos a casa.
— Quisiera que los momentos en los que estoy contigo fueran eternos. — Le Dijé mientras mi vestido caía lentamente al piso.
— Creo nada en este mundo lo es, pero sin duda, cuando nuestras pieles se rozan, puden detener el tiempo. — Dijo en mi cuello mientras bajaba lentamente su dedo por mi brazo, comenzando a quitar mis guantes.
Fundimos nuestros cuerpos y tal como lo dijó, el tiempo parecia detenerse.