el mundo de los sueños se despliega en toda su gloria: nubes formadas por palabras flotan en un cielo etéreo, un río de luz líquida serpentea hacia un bosque oscuro y ominoso en el horizonte, y formas abstractas se mezclan con paisajes imposibles. La niña parece semitransparente, lo que indica que se encuentra atrapada entre los dos mundos.
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El Puente de las Decisiones
Emma estaba de pie frente a un paisaje completamente distinto. El vacío iluminado por luces del capítulo anterior había desaparecido, reemplazado por un vasto puente colgante que se extendía hacia un horizonte nebuloso. Bajo el puente, un río oscuro y turbulento rugía con fuerza, reflejando fragmentos de su vida como si fueran destellos en el agua.
Sabía que este lugar era simbólico, una representación de su estado mental. El puente era su camino hacia el despertar, pero los vientos que lo sacudían y las aguas agitadas bajo él simbolizaban los desafíos internos que debía superar.
Al dar un paso adelante, el puente crujió. El sonido resonó como un eco interminable, pero Emma no se detuvo. Sabía que cada paso la llevaba más cerca de su meta. A medida que avanzaba, las imágenes del río comenzaban a volverse más claras, mostrando fragmentos de momentos cruciales de su vida.
Primero vio a una niña pequeña, ella misma a los cinco años, jugando sola en el parque mientras otros niños reían juntos. Emma recordó esa sensación de aislamiento, de no encajar, y cómo había aprendido a construir muros emocionales para protegerse. Esa defensa la había acompañado durante toda su vida, pero ahora comprendía que esos muros no solo la protegían, también la aislaban de los demás.
—No necesitas esos muros aquí —susurró una voz familiar.
Emma se giró rápidamente, pero no vio a nadie. Sin embargo, la voz le dejó una sensación de consuelo, como si alguien estuviera observándola desde lejos, animándola a seguir adelante.
A medida que avanzaba, otra imagen emergió en el agua. Esta vez, era una versión adolescente de Emma, sentada frente a una mesa llena de libros. Podía ver el agotamiento en su rostro, la presión que había sentido para ser perfecta, para cumplir con las expectativas de todos. Recordó las noches sin dormir, los exámenes que parecían definir su valor como persona, y cómo había comenzado a asociar su autoestima con sus logros.
El viento en el puente sopló con fuerza, casi derribándola. Emma se agarró con fuerza a las cuerdas que sostenían el puente, respirando profundamente para calmarse.
—Eres más que tus logros —susurró la misma voz. Esta vez, Emma no se giró. En lugar de eso, cerró los ojos y dejó que las palabras calaran profundamente en su mente.
“Eres más que tus logros,” repitió en silencio, como un mantra. Sabía que ese era uno de los mayores desafíos de su vida: aprender a valorarse a sí misma por lo que era, no por lo que hacía.
El puente crujió nuevamente cuando dio otro paso. Ahora, el horizonte nebuloso parecía estar más cerca, pero el camino se volvía cada vez más inestable. Los vientos se intensificaron, y las imágenes en el río comenzaron a moverse más rápido, como si estuvieran tratando de atraparla.
Entonces vio algo que la detuvo en seco.
Era la noche del accidente.
El agua proyectaba la escena con una claridad inquietante: Emma estaba al volante, conduciendo bajo la lluvia. Podía ver el miedo en sus ojos, el momento exacto en que perdió el control del auto. Pero lo que más le dolía era lo que había ocurrido antes de subirse al auto. Había tenido una discusión con su madre, una pelea llena de palabras hirientes que ninguna de las dos había querido decir.
—¡No entiendes nada! —gritaba la Emma del pasado. —Siempre estás criticándome, siempre esperas que sea perfecta. ¡Estoy harta!
Su madre había intentado calmarla, pero Emma no la escuchó. Había salido de la casa enfurecida, sin darse cuenta de que esas palabras serían las últimas que compartirían antes del accidente. La culpa de esa noche la había perseguido desde entonces, un peso que no podía soltar.
Las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas. Durante mucho tiempo, había culpado a su madre por las presiones que sentía, pero ahora entendía que su madre solo quería lo mejor para ella. Emma había proyectado sus propias inseguridades en su madre, y esa realización la golpeó como una ola.
—Lo siento... —susurró, dejando que las lágrimas cayeran libremente. —Mamá, lo siento tanto.
El viento pareció calmarse por un momento, y Emma sintió un calor en su corazón, como si su disculpa hubiera sido escuchada. Sabía que no podía cambiar el pasado, pero al aceptar sus errores y expresar su arrepentimiento, estaba liberándose de la culpa que la había mantenido atrapada.
Con renovada determinación, dio otro paso adelante. Ahora podía ver el final del puente con más claridad. Había una luz brillante al final, y aunque no sabía exactamente qué significaba, sabía que debía alcanzarla.
El puente comenzó a temblar violentamente, como si el mundo entero estuviera tratando de detenerla. Pero Emma no se detuvo. Cada paso era una declaración de su voluntad de seguir adelante, de enfrentarse a sus miedos y de aceptar su pasado.
Cuando finalmente llegó al final del puente, la luz la envolvió por completo. Por un momento, no pudo ver ni escuchar nada, solo sentir una profunda paz que la rodeaba. Era como si el peso de sus errores, miedos y arrepentimientos hubiera desaparecido, dejándola con una sensación de ligereza que nunca antes había experimentado.
Cuando la luz comenzó a desvanecerse, Emma se encontró de vuelta en su habitación del hospital. Pero esta vez, algo era diferente. La barrera invisible que la había mantenido atrapada estaba casi completamente rota. Podía sentir el mundo real más cerca que nunca, como si bastara con un último empujón para regresar.
Emma respiró profundamente, sabiendo que su viaje aún no había terminado. Pero también sabía que estaba más cerca que nunca de despertar.
Desafío: El enfrentamiento con los momentos más dolorosos de su pasado permitió a Emma liberar las culpas que la habían atado durante tanto tiempo. Al cruzar el puente simbólico, demostró que estaba lista para enfrentar el último tramo de su viaje hacia la libertad.
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