Mauro Farina es el Capo de la mafia Siciliana y el dueño de Lusso, la empresa de moda más importante del mundo, y quiere destronar a sus competidores con la nueva campaña que lanzará.
Venecia Messina es heredera de la ´Ndrangueta y el cártel de Sinaloa, y su nueva becaria.
Mauro no ha olvidado el rechazo que sufrió a manos de esa pequeña entrometida hace años, y ahora que está a su merced se vengará de esa ofensa. Lo que él no sabe es que Venecia viene para quedarse y no se dejará amedrentar por él.
¿Quién ganará esta batalla de voluntades?
Te invito a descubrirlo juntas.
NovelToon tiene autorización de Yesenia Stefany Bello González para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Un nuevo comienzo
Venecia Messina
–No quiero que llores –le pido a mi mamá mientras seco mis lágrimas. Lanzo todos mis vestidos a la maleta sin molestarme en doblarlos.
–No es justo –susurra mamá–. No has hecho nada malo, cariño.
Me siento y me rompo en cientos de sollozos, que nacen desde lo más profundo de mi corazón.
Mi mamá me abraza con fuerza mientras pedazos de mi corazón son arrancados de mi pecho para nunca más volver.
–Eso no es verdad –susurro–. Sí hice algo malo, confié en él.
–Tu papá quiere matarlo –devuelve tan furiosa, que creo que ella también quisiera matarlo.
–No. No lo hagan.
–No merece tu compasión, mi niña.
Seco las lágrimas que corren por mis mejillas y me obligo a respirar a través del dolor. –No, él no merece nada, pero no podemos lastimar a Eva.
Mamá niega con su cabeza. –Todavía no puedo creer lo que tu hermana te hizo…–calla cuando sus ojos me miran con pesar–. Ni siquiera puedo imaginar cómo te sientes.
Me obligo a tragar el nudo en mi garganta. –Me siento tan pequeña –susurro–, tan insignificante.
Mamá seca mis lágrimas mientras niega con vehemencia. –No eres ni pequeña ni insignificante. Eres grande, mi amor. Eres una Guzmán y una Messina, nunca olvides eso –declara antes de que su mirada se pierda–. Me duele el corazón decirlo, pero no creo que seas tú quien tiene que mudarse a otro continente, es ella quien te traicionó. Además, Eva vive en Manhattan, casi no la verás. Podemos pedirle que no venga a casa cuando tú estés, o quizás turnarnos con tu papá para los asados familiares.
Niego con mi cabeza mientras me pongo de pie. –No –le pido–. Sé que Eva tiene siete años más que yo y que ya vive sola, pero ella y Stefania siempre han sido más inmaduras. Mis hermanas siempre los han necesitado más que yo. Y Eva –digo sin poder evitar que mi voz se quiebre–, los necesitará si Iván le rompe el corazón como lo hizo conmigo. –Mi pecho duele y un grito lleno de dolor sale de mi garganta–. Me usó, mamá. Me usó para acercarse a Eva, y no le importó que yo le entregué mi corazón y…–callo cuando el dolor me enmudece por algunos segundos–, le di partes de mí que nunca podrá devolverme. Pensé que me amaba –agrego avergonzada por haber creído en sus palabras de amor–. Pensé que mi hermana… No importa –digo mientras seco las lágrimas con la manga de mi sweater–. Tengo que mirar hacia adelante y avanzar… y alejarme de ellos. No podré verlos juntos, mamá –reconozco–. Sé que suena horrible, pero ver a Eva feliz me lastimará y no estoy dispuesta a soportarlo. Sé que debería alegrarme por ellos, pero no puedo.
Mamá toma mi mano. –Tienes todo el derecho a sentirte así, cariño. No podemos normalizar estar al lado de personas que nos han lastimado, aunque sea tu propia familia.
–Pero amo a mi hermana y quisiera sentirme feliz por ella.
–Sé que la amas, y quizá algún día verla te dolerá menos, pero no tienes que obligarte a nada, porque lo único que conseguirás será lastimarte más –devuelve con firmeza–. No me gusta que te vayas tan lejos, pero lo entiendo. Es tu oportunidad de empezar de nuevo.
Sonrío a pesar de que estoy llorando. –Y es una gran oportunidad. Nunca pensé que me elegirían. Envié la petición a Lusso solo por diversión –comienzo a decir mientras mi corazón late desbocado en mi pecho. Ellos me eligieron a mí. A mí entre cientos de postulantes. Mi ego se desinfla cuando me doy cuenta de algo–. Fue papá, ¿no? Es por él y por su asociación con la mafia siciliana que me eligieron.
Mamá sonríe. –Si tu papá se hubiese enterado de que enviaste una solicitud para trabajar como becaria tan lejos de casa, estoy segura de que hubiese obligado a la Cosa Nostra a quemar tu solicitud. Stefano no quiere perder a su pequeñita.
Respiro profundamente al escuchar a mamá. Entré a Lusso por mis capacidades, no por la alianza comercial que tiene mi familia con Mauro Farina.
Mi estomago cae cuando me doy cuenta de que trabajaré en la empresa de ese fastidioso hombre. Farina es el típico hombre que cree que es un regalo para las mujeres, y espera que todas caigamos de rodillas a sus pies con tan solo una mirada.
Por suerte papá me enseñó desde pequeña a mantenerme alejada de hombres como él. Hombres que son la personificación del pecado.
La puerta se abre y entran Theo y Stefania.
–No quiero que te vayas. Hablaré con esa desconsiderada –gruñe mi hermano. El mejor hermano mayor del mundo.
–Yo también hablaré con esa idiota –agrega Stefania–. Pensé que nosotras éramos una unidad indivisible, ya sabes, las tres contra el mundo –explica–. No quiero que te vayas, te necesitamos –dice mientras muerde su labio inferior, nerviosa.
Mamá se levanta de mi cama para darle espacio a mis hermanos, los cuales se lanzan sobre mi cuerpo con tanta fuerza, que caemos sobre la cama mientras soltamos una carcajada.
El famoso abrazo de oso Messina.
–Te amo, enana –dice Theo.
–Y yo te adoro –agrega Stefania–. No sé qué haré sin mi hermana mayor.
Me rio. –Si sabes que eres tres años mayor que yo, ¿no?
Niega con su cabeza mientras su cabello rubio golpea mi barbilla. –Creo que nuestros papás nos mintieron y tú eres la mayor.
–¿Por qué harían eso? –pregunto con una sonrisa.
–Para divertirse –devuelve–. Yo tengo quince años, estoy segura.
–Mentalmente, quizá –bromea Theo–. Papá está encerrado en su despacho, se niega a creer que te vas a otro continente.
–Ya hablé con él –les cuento a mis hermanos, quienes me miran con sus bocas abiertas–. No fue fácil –reconozco–, pero entendió mi decisión.
Theo y Stefania se miran antes de comenzar a apostar.
–Mil dólares a que papá llora en el aeropuerto –ofrece Stefania.
–Tres mil a que sigue llorando todo el camino de vuelta a casa –dice mi hermano.
–Hecho –acepta Stefania y ambos se dan la mano para cerrar el trato.
Papá golpea el marco de mi puerta con sus nudillos y puedo ver el dolor en sus ojos cuando mira que ya empaqué casi todo. Hoy me iré de mi hogar y una voz muy dentro de mí me dice que no volveré, y sé que mi papá también lo cree.
–Es hora –susurra–, a menos que hayas cambiado de opinión –se apresura a decir sonando esperanzado.
Me levanto de la cama y abrazo a papá. Entierro mi rostro en su pecho y suspiro cuando me siento en casa.
–Estoy lista –miento. Nunca estaré lista para decirle adiós a mi familia.
–Eva llamó –dice y siento como todo mi cuerpo se tensa–. ¿Quieres saber que quería?
Me apresuro a negar con mi cabeza. –No. Lo siento, todavía no estoy lista.
Papá toma mi rostro entre sus manos y deja un beso sobre la cima de mi cabeza.
–Lo entiendo, y Eva también. Apenas tu hermana se dé cuenta del idiota que tiene a su lado, lo mataré.
Me rio y niego con mi cabeza. –Un corazón roto no vale una vida.
–Tu corazón vale todas las vidas del mundo –devuelve papá y rompo a llorar antes de lanzarme a sus brazos de nuevo.
–Te amo, papá.
–Y yo te amo a ti, mi pequeñita.
Puede que tenga veinticinco años, pero imagino que nunca estaré lo suficientemente grande para dejar de ser la niña de papi.
Mamá asoma su rostro sobre el hombro de papá. –Tenemos que irnos si no quieres perder el vuelo.
Respiro profundamente antes de asentir.
–Estoy lista –digo y esta vez me obligo a sonreír.
Puede que todavía no esté lista, pero llegará el día que lo estaré.
Lista para comenzar mi vida.
No importa por lo que hayas pasado dolor es dolor, no disminuye y ni cambia por las cosas que pasaron!😕☹️
Gracias por este capitulo❤️
😍