En un tranquilo pueblo rodeado de montañas, Martín, un chico alto y reservado, siempre ha creído que su altura lo separa del mundo que lo rodea. Sofía, en cambio, pequeña pero llena de energía, ve el mundo desde una perspectiva completamente diferente. Un inesperado encuentro entre ellos hará que dos mundos opuestos se entrelacen de formas que ninguno imagina. Lo que comienza como un simple gesto de ayuda, pronto desatará emociones que pondrán a prueba sus propios límites. ¿Hasta dónde pueden llegar dos personas que ven la vida desde alturas tan distintas?
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Capítulo 12: La confesión
El festival de la cosecha continuaba en plena ebullición. Las luces colgantes brillaban sobre las cabezas de los asistentes, mientras las risas y la música llenaban la plaza del pueblo. Sin embargo, para Martín y Sofía, todo lo que ocurría alrededor parecía difuminarse. Se encontraban de pie bajo el árbol grande, lejos del bullicio, como si estuvieran en un espacio aparte, en su propio mundo.
Después de la revelación de Martín, ambos sintieron que algo había cambiado, como si una barrera invisible que los había mantenido a distancia finalmente se hubiera derrumbado. Pero la verdad que habían compartido no era el final, sino solo el comienzo de algo más profundo, algo que necesitaba ser explorado y definido.
— Entonces, ¿qué hacemos ahora? — preguntó Sofía, aún procesando la confesión de Martín. Su corazón latía rápidamente, pero esta vez no era por la incertidumbre, sino por la emoción de lo que estaba por venir.
Martín tomó un respiro, como si sus palabras fueran a definir el resto de sus vidas. Le costaba expresarse cuando se trataba de sentimientos, pero sabía que no podía guardarse nada más.
— Quiero estar contigo, Sofía — dijo con firmeza, mirando sus ojos con una honestidad que hacía que su voz temblara un poco. — No sé qué depara el futuro, pero lo único que tengo claro es que quiero descubrirlo a tu lado.
Las palabras de Martín resonaron en el corazón de Sofía. No era solo lo que había dicho, sino cómo lo había dicho. La vulnerabilidad en su voz, el temblor en sus manos, todo eso le mostró a Sofía que no era fácil para él, pero que estaba dispuesto a intentarlo.
Sofía sonrió suavemente, como si esas palabras fueran todo lo que había estado esperando escuchar. La brisa fresca de la noche rozaba su piel, y aunque aún tenía algunas dudas, decidió dar el siguiente paso sin pensar demasiado en lo que podría salir mal.
— Yo también quiero estar contigo, Martín — respondió, susurrando las palabras que había contenido durante tanto tiempo.
Ambos se miraron en silencio, sabiendo que ese era el momento que cambiaría todo. Habían estado alejados, atrapados en sus propios miedos, pero ahora, con las barreras caídas, el aire entre ellos se sentía más ligero.
— Pero, antes de seguir adelante — continuó Sofía, con una seriedad que contrastaba con la emoción en su mirada —, quiero que prometamos ser honestos el uno con el otro. No quiero que nos volvamos a distanciar por malentendidos o por miedo a hablar de lo que sentimos.
Martín asintió de inmediato.
— Lo prometo, Sofía. No quiero volver a cometer el error de esconder lo que siento — dijo, acercándose un poco más a ella.
Sofía dio un paso hacia adelante también, acortando la distancia entre ellos. Ambos estaban tan cerca que casi podían escuchar el latido acelerado del otro. Y entonces, sin más palabras, Sofía se puso de puntillas, alcanzando a Martín, y colocó suavemente su mano en su mejilla. Martín inclinó un poco la cabeza, sus ojos fijos en los de ella, como si todo lo que había vivido hasta ese momento los hubiera llevado a ese instante.
El beso fue suave al principio, una simple unión de labios que contenía todos los sentimientos que ambos habían reprimido durante tanto tiempo. Luego, como una chispa encendida, el beso se intensificó, lleno de la pasión que hasta ahora había sido contenida. No era solo un gesto romántico; era una declaración silenciosa de todo lo que habían pasado, todo lo que habían sentido, y todo lo que esperaban.
Cuando finalmente se separaron, sus miradas seguían conectadas. Ambos sonrieron tímidamente, un poco avergonzados por lo que acababa de suceder, pero al mismo tiempo sintiendo un alivio que no sabían que necesitaban.
— Eso... fue algo — murmuró Sofía, riendo suavemente.
— Lo fue — coincidió Martín, sonriendo por primera vez con una calidez que no era habitual en él. — Supongo que necesitábamos ese momento desde hace tiempo.
Sofía asintió y se quedó en silencio por un momento, disfrutando de la sensación de tranquilidad que ahora la envolvía. No todo estaba resuelto, pero al menos ya no había secretos entre ellos. La incertidumbre había dado paso a una verdad compartida, y eso era todo lo que necesitaban por ahora.
— ¿Sabes? — dijo Sofía, apoyándose en el árbol mientras miraba el cielo estrellado sobre ellos —, nunca imaginé que terminaríamos aquí. Hace un par de meses, apenas nos conocíamos. Ahora... ahora estamos juntos.
Martín la miró con una expresión tranquila, como si estuviera asimilando también lo que ella acababa de decir.
— A veces, las cosas más inesperadas son las que más valen la pena — respondió él, mirando también el cielo.
Sofía sonrió ante sus palabras. Era cierto. Todo lo que había pasado entre ellos, aunque lleno de confusión y malentendidos, los había llevado a este punto. Y aunque todavía quedaba un largo camino por delante, el hecho de que estuvieran dispuestos a caminarlo juntos hacía que todo pareciera menos abrumador.
El sonido de la música y las risas del festival llegó a sus oídos, recordándoles que, aunque habían encontrado su propio espacio en ese rincón tranquilo, el mundo seguía girando a su alrededor.
— ¿Te gustaría dar un paseo? — preguntó Martín, extendiendo su mano hacia ella.
Sofía tomó su mano sin dudarlo, sintiendo la calidez en su toque. Juntos, comenzaron a caminar de regreso hacia la plaza, donde la fiesta continuaba. Pero esta vez, algo era diferente. Ya no eran dos personas separadas por sus propios miedos. Ahora caminaban juntos, dispuestos a enfrentar lo que viniera, sabiendo que podían contar el uno con el otro.
...Promesa Bajo las Estrellas...
...Bajo las estrellas, en la quietud,...
...dos almas se encuentran, sin prisa, sin rumbo....
...Promesas susurradas entre miradas,...
...donde el silencio habla y el miedo calla....
...Caminan juntos, con pasos inciertos,...
...pero con el corazón abierto....
...El cielo nocturno es testigo fiel,...
...de un amor que comienza, sin vuelta atrás, sin hiel....
...Ya no hay distancias, ni dudas que hieran,...
...solo el eco de sus voces,...
...que promete no guardar secretos,...
...que promete nunca más el miedo....
...Y en ese rincón donde las estrellas danzan,...
...sus corazones laten al mismo compás,...
...dos mundos se funden en una promesa,...
...bajo las estrellas, que siempre los guiarán....