Thailor Brown es un joven omega que trabaja en la empresa del prestigioso CEO, Dimitrei Uvarov. Él es un alfa imponente que llevó a la cima a su empresa desde muy joven, pero su padre, al estar enfermo, exige que este contraiga matrimonio pronto.
Al conocer a Thailor, Dimitrei decide usarlo a él para que finja ser su pareja y si el joven no acepta amenaza con arruinar su carrera dentro de la empresa, así que Thailor no tiene más opción que aceptar el trato.
¿Podrá esta relación ir más allá de un contrato?
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13
Thailor sentía una creciente duda en su interior mientras escuchaba a Camilla. Sus palabras estaban cargadas de intenciones que él no podía pasar por alto. No creía, ni por un segundo, que su difunto padre hubiera arreglado un matrimonio entre él y Evan, el sobrino de Camilla. Para Thailor, todo esto no era más que otra de las artimañas de su madrastra para intentar destruirlo, temerosa de que, en algún momento, él pudiera reclamar la herencia que ella le había arrebatado.
—Thailor, tienes que escucharme —insistió Camilla, tratando de suavizar su voz, pero la urgencia en su tono era innegable—. Tu padre lo planeó todo antes de morir. Quería que te casaras con Evan para asegurar tu futuro.
Thailor negó con firmeza, su mandíbula apretada por la frustración. —¡No te creo! Mi padre jamás mencionó nada de esto. ¿Por qué debería confiar en ti, Camilla? Siempre has querido controlar mi vida. Tienes miedo de que recupere la fortuna que me robaste, ¿no es así?
Camilla fingió un suspiro de resignación, sus ojos mostrando una lástima calculada. —Entiendo que esto sea difícil para ti, pero es lo mejor, Thailor. Evan es un buen hombre. Él cuidará de ti, tal como tu padre hubiera querido.
Pero las palabras de Camilla solo avivaron más la furia de Thailor. —¡Sal de aquí! —gritó, su voz llena de desprecio—. ¡No me casaré con él, sin importar lo que digas!
La tensión en el apartamento se hizo casi insoportable. Camilla no había ido allí con la intención de ceder; ella había planeado cuidadosamente cada paso de esta confrontación. No iba a permitir que Thailor viviera en paz. Sabía que, si el joven lograba mantener su relación con Dimitrei, podría usar esa alianza para retomar el control de la compañía de su padre, algo que Camilla no estaba dispuesta a permitir.
Thailor sabía que no podía quedarse de brazos cruzados. Respiró profundamente, decidido a tomar el control de la situación. Se levantó de su asiento y se acercó a Camilla y Evan, sus ojos llenos de determinación.
—Ya he tomado mi decisión —dijo con firmeza—. Quiero que se vayan ahora mismo. No son bienvenidos aquí.
Camilla lo miró, incrédula ante su desafío. —¿Qué estás diciendo, Thailor? Soy la esposa de tu padre. No puedes echarme así.
—Este es mi apartamento —replicó Thailor, sin perder la calma—. Tengo derecho a decidir quién entra y quién no. Y tú y tu sobrino no son bienvenidos. No son una familia para mí, solo son unos intrusos.
Evan, intentando aplacar la tensión, se levantó también. —Thailor, creo que estás malinterpretando la situación. Todo esto es un malentendido. Mi tía solo está cumpliendo con el último deseo de tu padre.
—No hay malentendidos —replicó Thailor, cortante—. No voy a permitir que ustedes controlen mi vida. ¡Fuera de mi casa!
Camilla, furiosa, se levantó, su rostro enrojecido por la ira. —Te arrepentirás de esto, Thailor. Si tu padre estuviera vivo, estaría decepcionado de tu actitud.
Thailor la miró con desdén, su expresión fría como el hielo. —Mi padre ya no está, y ahora yo decido sobre mi vida. No me arrepentiré de echarte.
Decidido a poner fin a la situación, Thailor extendió la mano para tomar a Camilla del brazo y sacarla del apartamento. Pero la mujer se resistió, negándose a moverse.
Evan, alarmado por la acción de Thailor, reaccionó rápidamente, apartando su mano con brusquedad. —¡No toques a mi tía!
—¡Saca a esta mujer de aquí antes de que tenga que usar la fuerza! —advirtió Thailor, su paciencia agotada.
—¿No tienes modales? —gritó Evan, furioso por la amenaza.
—¿Modales? ¡Tu familia es la que no tiene modales! ¡Me han robado todo! ¡Son unos miserables ladrones! —Thailor explotó, liberando la rabia acumulada durante años, la frustración de haber sido despojado de todo por Camilla y su clan.
PLAF.
El sonido de la bofetada resonó en el apartamento cuando Camilla, incapaz de contenerse, abofeteó a Thailor con fuerza. Antes de que pudiera reaccionar, Evan lo empujó hacia atrás, haciendo que Thailor perdiera el equilibrio.
¡CRASH!
Thailor cayó de espaldas sobre la mesa de café, raspándose una pierna en el proceso. Sin embargo, se levantó rápidamente, su rostro endurecido y lleno de determinación. No iba a dejar que el miedo lo dominara.
Se enderezó, sin apartar la vista de Camilla y Evan, su cuerpo vibrando de furia, pero también de una calma peligrosa. Sabía que esta confrontación no terminaría aquí, pero también sabía que no iba a dejarse intimidar nunca más.
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