Esta pareja se separó por culpa de él. Todo lo malo que él le hizo vivir fue demasiado para ella y con el corazón roto salió de su vida para siempre...
Anya se casó por amor, Alex no. Él ya amaba a alguien más y fue obligado a separarse de ella; pensando que Anya era la culpable, le hizo la vida miserable.
Su esposa pensó que con el tiempo él podría enamorarse de ella; sin embargo, eso no pasó en todo el tiempo que estuvieron juntos.
Una noche, fue el comienzo del fin para que ella lograra salir del fondo del pozo donde estaba viviendo.
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13
Capítulo 13
Un rato después de saber la noticia, una enfermera le permitió a Alex entrar a la habitación de ella y así poder ver a Anya por un momento.
No sabía qué era lo que tenía que hacer en este momento. Esta noticia del embarazo de ella, lo tomó por sorpresa. No era algo que él esperaba ni que quisiera, pero iba a tener un hijo y eso de cierta manera lo alegraba.
Lo único malo que él veía en este momento, era que la madre iba a ser Anya y no la mujer que él amaba, pero bueno, él podría hacerse cargo igual de su hijo y tratar de cambiar un poco con ella, ya que ahora con un niño tendrían que convivir más.
Poco a poco salió de sus pensamientos y por fin entró a la habitación en donde estaba Anya. Ella aún estaba dormida y en la cama de un hospital, ella era hermosa, solo que todo lo que él creía que ella había hecho en el pasado, no le permitía apreciar ese hecho.
Él se acercó un poco hasta la cama y se sentó en la silla que estaba a su lado, haciendo silencio para no despertarla, pues ella hace poco se había desmayado. Ella ahora estaba embarazada y tendría que hacer reposo, al menos por unos días hasta que se sintiera mejor.
Sentado en ese silencio, se puso a pensar cómo es que ella había terminado embarazada si le había hecho tomar la pastilla del día después y estaba seguro de que se la había tomado, ya que sus empleados eran fieles y no se dejarían chantajear o algo parecido. Era sorprendente que ese bebé se haya formado aún después de que ella haya tomado la pastilla de emergencia, igual él comprendía que esa pastilla, al igual que muchos métodos anticonceptivos, no eran seguros al cien por ciento, por lo que no la culpaba de haberse embarazado.
Unos momentos después se descubrió viendo atentamente el vientre de Anya, por lo que se levantó de inmediato de la silla y aprovechando que ella estaba muy dormida, se le acercó y lo tocó. Primero con miedo y luego ya con un poco más de valentía, incluso se inclinó y puso su cara sobre su vientre, buscando el contacto con su bebé.
En ese momento Anya sintió la presión de algo sobre su cuerpo, por lo cual se despertó encontrándose con esa escena, la cual la llenó de confusión.
-¿Alex?
Dijo Anya con voz temblorosa por haberse despertado recién. Él al escucharla se incorporó de inmediato y se arregló el traje mientras la veía muy confundida.
-Estás en el hospital, te trajeron porque te desmayaste en la casa. ¿Te acuerdas de eso?
Le dijo mientras se sentaba otra vez en la silla, como si nada hubiera pasado y ella no lo hubiera pescado inclinado sobre ella.
-No recuerdo que es lo que pasó. Estaba limpiando y ya después nada más.
Le dijo ella tratando de acordarse de que era lo que había pasado mientras estaba limpiando.
-Te desmayaste porque estás embarazada.
Le dijo él sin filtro. Ella, al escucharlo, lo miró de inmediato y con unas lágrimas saliendo de sus ojos le dijo.
-Yo lo siento. No era mi intención que esto pasara. Yo sí me tomé la pastilla, te lo juro.
Él, al verla tan nerviosa por querer aclarar esa situación, se sintió un poco culpable de lo que estaba haciendo con ella. Después de todo, él había sabido de los sentimientos de ella por él, desde hace muchos años.
-Tranquilízate de una vez, eso le hará mal al bebé.
Al escucharlo decir esas palabras, ella lo miró muy sorprendida. Lo primero que pensó era que en cualquier momento le empezaría a gritar y a echarle la culpa de lo que había pasado, pero no, él parecía muy tranquilo con la situación.
-¿No estás enojado conmigo por estar embarazada?
Le preguntó ella, con un poco de miedo de que él tratara de deshacerse del bebé.
-No. Sé que te tomaste la pastilla y si estás embarazada ahora, no es tu culpa. En todo caso sería de los dos.
Se detuvo para largar un suspiro y continuó.
-Mira Anya, esto no es lo que yo quería, pero el bebé ya está aquí y, a pesar de todo, es mi hijo, eso lo sé bien. Yo voy a hacerme responsable de él lo mejor que pueda y si para eso, tengo que llevarme bien contigo, lo voy a hacer. No quiero que mi hijo nazca en un ambiente como el que nosotros tenemos en la casa.