La Protegida Del Alfa

**Capítulo 12: Entrenamiento Bajo la Luz de la Luna**

Con el paso de las semanas, Valeria había comenzado a adaptarse a su nueva vida como beta de la manada. Todo parecía estar en perfecta sincronía. La luna llena se alzaba en el cielo, iluminando el claro donde se reunían para entrenar. Valeria se sentía emocionada y nerviosa al mismo tiempo, sabiendo que cada sesión de entrenamiento era una oportunidad para descubrir y perfeccionar sus habilidades como loba.

“Hoy vamos a enfocarnos en la agilidad y la velocidad”, anunció Alex, mientras todos se reunían en el claro de la luna, sus ojos brillando con entusiasmo. “Valeria, quiero que practiques algunos ejercicios de carrera en su forma de lobo. La agilidad es fundamental en la batalla”.

Valeria asintió, sintiendo la adrenalina fluir por sus venas. “Estoy lista. Quiero aprender todo lo que pueda”.

“Recuerda, la clave es confiar en tus instintos”, le dijo Jonathan, sonriendo. “Tienes un gran potencial, y solo necesitas dejar que tu lado lobo brille”.

“Exactamente”, agregó Samanta, cruzando los brazos. “No te preocupes si no lo haces perfecto al principio. Todos aprendemos de nuestros errores”.

“Gracias, chicos. Aprecio el apoyo”, respondió Valeria, sintiendo el calor de la camaradería a su alrededor. Con un último vistazo a sus amigos, se transformó en su forma de loba, sintiendo la energía recorrer su cuerpo. Era liberador, y la conexión con la naturaleza se intensificaba.

“¡Eso es! ¡Ahora, corre!” gritó Alex, y Valeria se lanzó hacia adelante. Sus patas golpeaban el suelo con fuerza, y la brisa fresca acariciaba su pelaje plateado. La sensación de libertad era indescriptible, y mientras corría, sentía cómo su cuerpo se movía con una gracia que nunca había experimentado antes.

“¡Más rápido, Valeria! ¡Siente la velocidad!” animó Jonathan desde el borde del claro, mientras Samanta se unía a la carrera, transformándose también en loba.

Valeria se concentró, sintiendo cómo su cuerpo respondía a cada impulso. Corrió junto a Samanta, y juntas se deslizaban por el claro, saltando sobre troncos y esquivando arbustos. La emoción de la carrera la invadía, y al mirar a su alrededor, vio a sus amigos animándola.

“¡Ahora, cambia de dirección en el último momento!” gritó Alex, señalando un árbol. Valeria hizo un giro rápido, utilizando sus instintos para evitar el obstáculo. La adrenalina la llenó, y rió mientras seguía corriendo, disfrutando cada momento.

“¡Increíble, Valeria! ¡Eres rápida!” exclamó Samanta, riendo mientras intentaba alcanzarla. “¡Vamos, que no nos atrape Jonathan!”

Jonathan se unió a la carrera, transformándose en lobo y persiguiéndolas. “¡No se escapen tan fácil!” aulló, riendo mientras se lanzaba detrás de ellas.

Valeria sintió que su corazón se llenaba de felicidad. Era un momento de pura libertad, y todo el estrés de las expectativas y las leyendas desapareció. Mientras corrían bajo la luz de la luna, se sentía más viva que nunca.

Después de un tiempo, el grupo se detuvo a descansar, jadeando y riendo. Valeria volvió a su forma humana, sintiendo el frescor del aire en su piel. “Eso fue increíble”, dijo, sonriendo a sus amigos. “No puedo creer lo rápido que estoy aprendiendo”.

“Te lo dije. Tienes un talento natural”, respondió Alex, su mirada orgullosa. “Solo necesitas seguir practicando. La luna y la naturaleza están de tu lado”.

Jonathan se acercó, también transformándose de nuevo. “Y no olvides que estamos aquí para ayudarte. Todos hemos pasado por esto. La práctica hace al maestro”.

“Sí, pero tú ya llevas más tiempo que nosotros”, le dijo Valeria, bromeando. “Deberías ser el maestro”.

“Tal vez, pero aún tengo mucho que aprender también. Cada día es una nueva oportunidad”, contestó Jonathan con una sonrisa. “Y me encanta tenerte a ti y a Samanta como mis compañeros de entrenamiento”.

“Es genial hacer esto juntos”, agregó Samanta, acariciando a Valeria en un gesto amistoso. “La manada es más que solo peleas y habilidades. Es sobre estar ahí para los demás”.

“Y sobre celebrar nuestras victorias”, dijo Alex, levantando su mano. “¡Por eso, un brindis por nuestra manada y por el futuro que construimos juntos!”

Los demás levantaron sus manos en un gesto de celebración. “¡Por la manada!” aullaron al unísono, sintiendo la conexión que los unía.

Después de un descanso, decidieron practicar la defensa. Alex asumió el rol de atacante mientras Valeria y Samanta se preparaban para defenderse. “Recuerden, la defensa es tan importante como el ataque. Tienen que anticiparse a los movimientos”, explicó.

Valeria se concentró, observando cada movimiento de Alex. Cuando él se lanzó hacia ellas, hizo un movimiento rápido, utilizando su agilidad para evitarlo y luego contraatacar. La emoción de la práctica y el sentido de camaradería llenaban el aire.

“¡Eso fue genial, Valeria! ¡Tu reflejo fue impresionante!” exclamó Samanta, animándola.

“Gracias, pero todavía tengo que mejorar. No quiero que me superen en la batalla”, respondió Valeria, sintiéndose motivada.

“Eres la beta, y eso significa que debes ser fuerte y confiada. No te subestimes”, le recordó Jonathan. “Recuerda, la luna te da poder. Aprovecha eso”.

El entrenamiento continuó durante varias horas, y aunque estaban cansados, la energía de la luna llena los mantenía motivados. Valeria sentía que cada sesión la acercaba más a su verdadero potencial.

Al final de la noche, el grupo se reunió en el centro del claro, exhaustos pero felices. “Hoy fue un gran día”, dijo Valeria, sonriendo a todos. “Cada vez me siento más fuerte”.

“Y cada vez estamos más unidos”, agregó Alex, mirándola con ternura. “No solo como compañeros de manada, sino como familia”.

“Podríamos ser un buen equipo en cualquier batalla”, dijo Jonathan, asintiendo con la cabeza. “La próxima vez, tal vez deberíamos hacer un simulacro de combate”.

“Me encantaría eso. Nunca se sabe cuándo podríamos necesitar esas habilidades”, respondió Samanta, sonriendo.

Mientras la luna brillaba en el cielo, Valeria sintió que su corazón latía con fuerza. La noche había sido una mezcla de diversión y crecimiento, y sabía que estaba en el camino correcto. Con sus amigos y su manada a su lado, estaba lista para enfrentar cualquier desafío que se presentara.

“Gracias por estar aquí. No sé qué haría sin ustedes”, dijo Valeria, sintiéndose agradecida.

“Siempre estaremos aquí, Valeria. Eres parte de nuestra manada, y eso nunca cambiará”, aseguró Alex, tomando su mano.

Con el suave murmullo del río de fondo y el brillo de la luna sobre ellos, Valeria sintió que su viaje apenas comenzaba. Había mucho más por descubrir, y con la manada a su lado, estaba lista para enfrentar cualquier cosa que el destino le deparara. La luna era su testigo, y su futuro estaba lleno de posibilidades.