A continuación les relataré la historia de Alejandra una chica determinada, responsable, que ha superado la adversidad aún con la muerte de su padre y la indiferencia de su madre. Y de cómo el destino la lleva a cruzarse con Jacob un hombre que siempre ah tenido todo y que será el próximo heredero de las compañías de la familia Souberville. Podrá nuestra protagonista cambiarle la vida a Jacob.
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La esposa Virgen
Capítulo 12
Alejandra despertó era ya de mañana, se fue a dar una ducha. Después se encontraba en el closet buscando que ponerse solo con la toalla puesta, sin darse cuenta entró Jacob. Él la admiraba y ella se molestó.
—Serías tan gentil de dejar de verme.—dijo Alejandra
—Tengo derecho a verte, eres mi esposa. Y compartimos la habitación. Hay batas de baño en el armario si es que eres tan pudorosa. No soy el primer hombre que te ve semi-desnuda o si?.—preguntó Jacob
—Aunque te parezca difícil de creer, si lo eres así que vete por favor.—respondio Alejandra
Jacob se quedó perplejo e incrédulo.
—Eres Virgen?—preguntó Jacob
—Si, soy Virgen. no soy una prostituta. El hecho que me haya vendido en tu propuesta, fue por ayudar a mi abuela. Por eso quería terminar dicho contrato. Se que estás acostumbrado a las chicas sin pudor y que se acostarían inmediatamente con tu billetera. Devuélveme mi libertad y prometo regresarte cada euro que haya gastado.—respondió Alejandra
Jacob le dio la espalda pero inmediatamente después volvió a verla. Se acercó lentamente a ella la sujetó fuerte y la besó, ella se resistía a que la besara aún así no se lo pudo quitar de encima, lo único que se le ocurrió fue morder su labio. Pero en vez de molestarse el se excito más. Jacob comenzó a acariciarla el sujeto ambas manos, por inercia la toalla que cubría su cuerpo cae al piso; él la lleva hasta la cama sus senos no eran grandes pero eran perfectos al igual que todo su cuerpo blanco como la porcelana. Jacob la deseaba por la pureza, Alejandra ni si quiera sabía besar. Él en serio estaba sin control, sería la primera mujer Virgen en su vida. Jacob sería su único hombre. Ella lloraba y temblaba de miedo le suplicaba que se detuviera afortunadamente en eso tocaron la puerta. El miro en sus ojos de Alejandra el terror y se detuvo. Jacob se arrepintió así que salió deprisa de la habitación, mientras Alejandra seguía temblando y llorando, bendecía a quien tocó la puerta. Se levanta y se encierra en el armario, por si esa bestia volvía a entrar.
Ella estaba aterrada pero a la vez se sentía culpable. Definitivamente el compartir habitación o casa no era buena idea. En cualquier momento él lo intentaría de nuevo.
Jacob salió molesto.
—Para que tocaron a mi puerta?.—preguntó Jacob
—perdón señor ya está aquí, el que ayudará a tu esposa con su apariencia y el vestido que usará para el cumpleaños de tu padre.—respondió Enedina
—Que pase la señora se encuentra en nuestra habitación. Alejandra tiene prohibido salir hasta que yo autorice no lo olviden.—dijo Jacob
El se encerró en su despachó.
Enedina cada vez se preocupaba más por él, acaso le había perdido la confianza. Era claro que el se había casado por un motivo mayor, acaso en su aventura su nueva esposa esta embarazada. Ella será hija de algún mafioso que haya amenazado a Jacob para que aceptara su responsabilidad. Ella lo conocía y sabía que para él su prioridad era su familia. Además Marissa era una mujer muy guapa, había mucha comparación entre las dos mujeres. A ella solo le quedaba ser espectadora.
Toco de nuevo la puerta, para anunciar al especialista. Alejandra simplemente respondió.
—Quien sea, lárguense no quiero ver o saber de nadie.—grito Alejandra
Enedina se quedó sorprendida y volvió a insistir.
—Señora tiene que atender al especialista, no provoque al señor se lo pido.—dijo Enedina
—Que haga lo que él quiera, ya estoy cansada.—dijo Alejandra
—Hágalo por usted, no por el.—insistió Enedina
Ella estaba persuadiendo a Alejandra, de pronto se abre la puerta y los deja pasar.
—Señora, él es Stanford Blatch. Él te ayudará con toda tu nueva apariencia. sobre todo para tu presentación con tus suegros, permiso.— dijo Enedina
—Adelante.— dijo Alejandra
—Buenos días madame, es un placer trabajar para la señora Souberville. Todas le tendrán envidia.— decía Stanford
Ella solo sonreía mientras él le sugería outfits para el día a día. Le sugirió cambio de corte y tinte para su cabello. Stanford se encargó de todo así estuvieron todo el día.
Alejandra pensaba en que si ahora que sería docente Jacob le permitiría que trabajara debería él aceptarlo ya que tarde o temprano él la dejará. Que va hacer con su vida después de esta farsa. Mientras eso pasaba por su mente Su cambio de look estaba completo.
—El rubio es tu color, te ves radiante y natural.—dijo Stanford
Alejandra se miró en el espejo, stanford tenía razón se veía natural. Tal vez este cambio le servirá también en su ámbito profesional. Se sentía más segura de sí misma.
Estaría bien leer sobre como han sido las vidas de los demás personajes, o sea una zaga!
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